Historia Alternativa....
En un mundo donde la amenaza de destrucción global es contrarrestada por la educación inusual y los lazos forjados en la adversidad, la Clase 3-E de la Escuela Secundaria Kunugigaoka se enfrenta a su mayor desafío. Con Koro-sensei, el enigmático maestro con superpoderes, aún vivo, los estudiantes han aprendido no solo habilidades de combate, sino también lecciones de vida invaluables.
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Capítulo 20: El Amanecer de la Batalla
Con un grito de guerra unificado, los estudiantes de la clase 3-E se prepararon para enfrentar la amenaza que se cernía sobre ellos. El amanecer traía consigo la promesa de una batalla crucial, y cada uno de ellos sabía que su valentía y determinación serían puestas a prueba.
Nagisa tomó la delantera, coordinando a sus compañeros con una precisión militar. Habían planeado meticulosamente sus defensas, utilizando todo lo que habían aprendido de Koro-sensei y de sus propias experiencias en combate. Se dispersaron por el campus, tomando posiciones estratégicas para maximizar su ventaja.
—Recuerden —dijo Nagisa, su voz firme pero calmada—. Tenemos que trabajar juntos. Si mantenemos la cabeza fría y seguimos el plan, podemos hacerlo.
Karma, armado con su habitual confianza y una sonrisa desafiante, se posicionó junto a Nagisa.
—Vamos a darles una lección que no olvidarán —dijo, apretando los puños—. Esta es nuestra oportunidad de demostrar de qué estamos hechos.
Kayano y Okuda se encargaron de asegurar el perímetro, estableciendo trampas y dispositivos para detectar cualquier movimiento enemigo. Los demás estudiantes se repartieron en grupos, cada uno con una tarea específica, desde la vigilancia hasta la defensa directa.
A medida que el sol se elevaba, un silencio expectante se apoderó del campus. El aire estaba cargado de tensión, cada segundo pareciendo una eternidad. Entonces, justo cuando el primer rayo de sol tocó la cima de la colina, los primeros enemigos aparecieron en el horizonte.
Eran muchos, más de lo que habían anticipado. Se movían con precisión militar, organizados y bien equipados. Pero los estudiantes de la clase 3-E no se dejaron intimidar. Habían enfrentado situaciones imposibles antes y sabían que podían hacerlo de nuevo.
—¡Aquí vienen! —gritó Nagisa—. ¡Prepárense!
Los primeros disparos resonaron en el aire, seguidos por el estruendo de explosiones. Las trampas de Okuda demostraron ser efectivas, derribando a varios enemigos antes de que pudieran siquiera acercarse. Pero los enemigos eran persistentes, avanzando a pesar de las bajas.
Karma y Nagisa lideraron la carga, sus movimientos rápidos y precisos. Habían entrenado incansablemente para este momento, y su coordinación era perfecta. Juntos, derribaron a varios enemigos, abriéndose paso a través de las líneas enemigas.
Kayano, armada con su habilidad y determinación, se movía con gracia letal, atacando a los enemigos con una precisión devastadora. Okuda, por su parte, utilizaba sus conocimientos científicos para crear dispositivos improvisados que causaban estragos en las filas enemigas.
Koro-sensei, observando desde una distancia segura, no pudo evitar sentir una oleada de orgullo por sus estudiantes. Habían crecido tanto desde que comenzaron sus estudios, y ahora estaban demostrando su valía de la manera más decisiva posible.
A medida que la batalla se intensificaba, los estudiantes de la clase 3-E demostraron ser una fuerza a tener en cuenta. Aunque estaban en desventaja numérica, su habilidad y determinación compensaban cualquier deficiencia. Los enemigos, sorprendidos por la ferocidad de la resistencia, comenzaron a vacilar.
Pero la batalla estaba lejos de terminar. De repente, un grito resonó en el aire, y una figura imponente emergió de las filas enemigas. Era el verdadero líder, el cerebro detrás de todo el plan. Su presencia era intimidante, su mirada llena de desprecio y confianza.
—Así que estos son los famosos estudiantes de la clase 3-E —dijo, su voz resonando como un trueno—. Veamos si sois tan formidables como dicen.
Nagisa y Karma intercambiaron una mirada rápida. Sabían que enfrentarse a este enemigo sería su mayor desafío hasta ahora. Pero también sabían que no podían retroceder.
—Vamos a por él —dijo Nagisa, su voz llena de determinación—. Juntos.
Los estudiantes se reunieron, formando un frente unido. El líder enemigo avanzó, desenvainando una espada de aspecto letal. La batalla final había comenzado.
El líder enemigo atacó con una velocidad y fuerza asombrosas, pero Nagisa y Karma lo enfrentaron con igual ferocidad. Sus movimientos eran un ballet de precisión y fuerza, cada golpe y parry un testimonio de su entrenamiento.
Kayano y Okuda apoyaron desde la distancia, utilizando sus habilidades para mantener a raya a los enemigos restantes y asegurar que Nagisa y Karma pudieran concentrarse en el líder.
La batalla fue intensa, cada segundo cargado de peligro. Pero los estudiantes no flaquearon. Con cada golpe, cada movimiento, demostraron su valía y su determinación.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Nagisa encontró una abertura. Con un movimiento rápido y decisivo, desarmó al líder enemigo, enviando su espada volando por el aire.
Karma aprovechó la oportunidad, lanzándose hacia adelante y golpeando al líder con toda su fuerza. El líder cayó al suelo, derrotado y sorprendido.
—No puedo creer que... —comenzó a decir, pero su voz se apagó mientras la consciencia lo abandonaba.
Los estudiantes se reunieron, sus rostros mostrando una mezcla de alivio y agotamiento. Habían ganado, pero sabían que el costo había sido alto. Pero también sabían que habían demostrado su valía, no solo a sí mismos, sino al mundo.
Koro-sensei se acercó, su rostro mostrando una mezcla de orgullo y emoción.
—Lo habéis hecho —dijo, su voz llena de emoción—. Habéis demostrado lo que significa ser estudiantes de la clase 3-E. Estoy increíblemente orgulloso de todos vosotros.
Nagisa y los demás sonrieron, sintiendo una oleada de camaradería y orgullo. Habían enfrentado un desafío imposible y habían prevalecido. Sabían que la batalla había terminado, pero su viaje no. Con Koro-sensei a su lado, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara.
Con el líder enemigo derrotado, la batalla comenzó a desmoronarse. Los soldados que habían venido bajo su mando se retiraron lentamente, incapaces de enfrentar la resistencia feroz de los estudiantes de la clase 3-E. El caos en el campo de batalla se fue disipando, y un silencio tenso reemplazó al estruendo de la lucha.
Nagisa y Karma, aún respirando pesadamente, se acercaron a sus compañeros. La victoria no fue fácil, y cada uno de ellos estaba visiblemente cansado y herido, pero el alivio era palpable.
—Lo hicimos —dijo Karma, tratando de sonar más animado de lo que realmente se sentía—. Pero no podemos bajar la guardia aún.
Nagisa asintió, observando el campo de batalla y asegurándose de que no quedaran enemigos escondidos. —Asegurémonos de que la zona esté completamente despejada y revisemos a los heridos. No sabemos si tienen refuerzos en camino.
Kayano y Okuda, aún vigilantes, se encargaron de revisar el perímetro y asegurarse de que no quedaran trampas enemigas. Su experiencia en el combate y la preparación previa demostraron ser invaluables en este momento crucial.
Koro-sensei se acercó a los estudiantes, su apariencia de orgullo mezclada con preocupación. —Os habéis enfrentado a una amenaza significativa y habéis salido victoriosos. Pero recordad, cada batalla es una oportunidad para aprender y crecer. Aseguraos de cuidaros bien y reflexionar sobre lo que ha ocurrido aquí.
Los estudiantes se agruparon, atendiendo sus heridas y compartiendo una breve pausa. Las cicatrices de la batalla, tanto físicas como emocionales, eran evidentes. Sin embargo, la camaradería y el sentido de logro eran aún más evidentes mientras se apoyaban mutuamente.
—Vamos a necesitar hacer algunos ajustes para la próxima vez —dijo Nagisa, dirigiéndose al grupo—. Pero por ahora, centrémonos en recuperarnos y asegurarnos de que nuestro campus esté seguro. Hemos demostrado que, juntos, podemos superar cualquier desafío.
La jornada avanzó mientras los estudiantes se dedicaban a limpiar el campo de batalla y atender a los heridos. La experiencia, aunque dura, les había enseñado lecciones valiosas sobre el trabajo en equipo y la resiliencia. Con la amenaza neutralizada por el momento, comenzaron a planificar cómo enfrentar los próximos retos y asegurar su entorno para futuras eventualidades.
Koro-sensei observó a sus estudiantes con una mezcla de admiración y afecto. —Estoy muy orgulloso de todos vosotros. Habéis demostrado no solo habilidad en combate, sino también un espíritu indomable. Aseguraos de no perder nunca esa determinación.
Al final del día, con el campus recuperado y los estudiantes en proceso de recuperación, el grupo se reunió una vez más. La victoria era dulce, pero el camino por recorrer era aún largo. Con el sol poniéndose en el horizonte, sabían que el verdadero desafío estaba aún por delante, pero estaban listos para enfrentarlo con el mismo coraje y unidad que los había llevado hasta aquí.