Prisionera Del Sultán

Durante cinco días Akram compartió tiempo con su hija, no vio a Aziza y así lo prefería.

No se confiaba de sus propias emociones.

Aziza miraba la nueva casa que Akram le había dado, también había dejado dinero para contratar un grupo de custodios los cuales habían sido elegidos por Andrew. Ellos no se habían visto, pero ella no había resistido la tentación de verlo a lo lejos.

Akram había permitido que Isra se quedara con ella en Brasil, pero la condición era clara Isra debía ser criada bajo las costumbres árabes. Una sola muestra de que su hija se comportaba como una occidental y sería llevada a Marambit. Aziza había preferido no regresar a Marambit no tenía familia y temía que Akram le quitara a su hija.

De regreso en Jaddara las fotos oficiales de la nueva princesa fueron publicadas.

Akram miraba la fotografía de su hija y después de mucho pensarlo decidió que él harén ya no estaría permitido, además promulgó una ley para que la educación fuera obligatoria para las niñas ambas leyes fueron en honor a su hija.

Dalia respiró aliviada cuando el desfile de mujeres se terminó, pero su alegría duró poco Akram buscaba una nueva esposa.

El tiempo pasaba Akram solía viajar tres veces al año a ver a su hija sus obligaciones entre Marambit y Jaddara eran muchas.

Isra tenía cinco años la primera vez que viajo a Jaddara en compañía de Bahiya. Durante dias Aziza vivió con la agonía de que Akram no regresara a su hija.

Isra miraba el palacio era como el de una princesa, por seguridad Isra ignoraba ciertas realidades como que su padre era un rey y ella una princesa.

— Papá gritó Isra corriendo a los brazos de su padre.

— Jamila creces como la hierba dijo Akram tomándola en brazos. Dalia miraba a la pequeña rubia abrazar y besar a su padre.

Akram camino con su hija por el palacio.

— ¿Aquí vive una princesa?, pregunto Isra.

— Sí, ahora vive una hermosa princesa.

— Hice preparar una habitación en el sector donde están las mujeres para la niña dijo Dalia.

— Mi hija se quedará en mis aposentos, le informo Akram.

Una tarde Akram se encontraba en su despacho cuando al mirar por la ventana vio a su hija en el jardín que había construido para Aziza.

Akram salió del despacho y se dirigió al jardín para ver lo que hacía su hija.

— Mira papa limones mostrandole la cesta exclamó Isra.

— ¿Te gusta el jardín?, pregunto él.

Isra lo miró a los ojos y puso sus pequeñas manos en ambas mejillas de su padre— Sí, en mi casa tengo uno, tengo tomates, zapallos, naranjas...

Akram escuchaba a su hija hablar con tanto entusiasmo — Tienes tu propio mercado

Isra comenzó a reírse y abrazó a su padre. Era igual a su madre, cuando reia le brillaban los ojitos y tenia una sonrisa timida, era cariñosa y lo quería mucho y se lo decia constantemente.

Aziza esperaba en el aeropuerto junto a dos custodios durante un mes su vida había sido una agonía en cuanto la vio cruzar la puerta Aziza corrió a abrazar a su hija.

Isra comenzó a estudiar— No quiero llevar eso en la cabeza, nadie lo lleva y se burlan de mí gritó Isra y salió corriendo a esconderse en el jardín...

Con el paso de los años las cosas se pusieron más difíciles.

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Karim Bakhur dormía junto a su esposa en Londres cuando golpearon la puerta de la habitación.

— Qué esta pasando?, pregunto Kat mirando la hora.

Karim salió de la cama abrio la puerta y volvió a ingresar a la habitación.

— Karim ¿que sucede?, pregunto.

— Una tormenta, haré un par de llamadas y regresaré a la cama dijo él dirigiéndose al closet. La besó en la frente y salió de la habitación.

Karim se vistió y salió de la casa efectivamente hizo unas llamadas en cuanto el auto se detuvo Karim observó el otro auto con escolta e ingreso al lugar.

— Jeque Bakhur dijo Malek Hazbun Príncipe hedero de Raleigh.

— Malek, no pensé encontrarte aquí dijo Karim.

— Mis padres están en Raleigh, soy el responsable.

— Jeque Bakhur, es por aquí dijo un oficial impresionado no todos los días un recibía a la realeza en el departamento de policía.

Karim lo siguió, no podía creer que estuviera visitando los calabozos del departamento de policía, tenía 51 años y jamás había pisado un calabozo.

Sharif Bakhur sintió los pasos y se puso de pie en su celda tenía diecisiete años, en semanas cumpliría dieciocho años.

De pie con el mentón elevado miró a su padre de manera desafiante, había comenzado una pelea.

Karim miró a su hijo de 1,90 de alto tenía determinación y empuje. Era inteligente y nunca desistía, también era muy temperamental.

— No inicie la pelea exclamó Sharif.

— Hablaremos después dijo Karim.

— Jalil Hazbun, su hermano aguarda en la oficina dijo el oficial.

Jalil se puso de pie saludó a Karim era unos centímetros más bajos que su amigo y también bastante revoltoso.

Jalil vio a su hermano esperándolo Malek tres años mayor que él era tan serio como su padre.

— Nosotros volamos mañana mismo para Burhan si lo deseas llevare a tu hermano exclamó Karim.

— Sé lo agradezco, hablaré con mi padre para informarle. Malek estudiaba en una universidad de Londres al igual que su padre.

Sentado ya en el auto Karim miró a su hijo

— Te propones matar a tu madre del disgusto se suponía sólo ibas a una fiesta exclamó Karim.

— Y lo hice pero…

— No hay escusas para tu comportamiento, llego el momento de madurar.

Karim ingreso en la sala y se encontró con su esposa cruzada de brazos esperándolo. Estaba furiosa.

— ¿ Está linda la tormenta?, pregunto Kat

— No quería preocuparte exclamó Karim besándola en la frente.— Mañana me voy a Burhan, llevaré a Sharif es hora de que ingrese al ejército.

— ¿ Pense que iniciaría sus estudios universitarios?.

— Puede estudiar en Burhan o iniciar en dos años.

— ¿Y lo que yo quiera no importa?, pregunto Sharif.

— No, ser príncipe no es solo tener dinero y mujeres. Tienes una obligación para con tu país y es hora de que comprendas quien eres exclamó Karim.

— Yo no pedí ser un príncipe exclamó Sharif.

— Yo tampoco pedí ser un rey, fue un honor con el cual fuimos bendecidos. Esas bendiciones tienen un precio y es tu obligación pagar ese precio. Primero tu pueblo, segundo tu familia y por último tus deseos. No te lo volveré a repetir ve a descansar.

— Cómo ordene padre exclamó Sharif beso a su madre y subió a su habitación.

Katherine miró a su hijo y luego a su esposo.

— Al menos dejaremos que lo intente un poco, si veo que no se acomoda Rashad será el heredero.

— Lo hará ama a su pueblo, solo es un poco rebelde dijo Katherine...

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Meses despues bajo la atenta mirada de sus superiores, el príncipe heredero de Burhan Sharif Bakhur, se preparaba para su futuro como líder militar. En el vasto campo de entrenamiento del ejército de Burhan, el sol brillaba implacable sobre el grupo de soldados reunidos para observar el entrenamiento del príncipe.

Con determinación en los ojos, Sharif se preparó para el primer ejercicio: una serie de flexiones para fortalecer sus brazos y su resistencia. Con cada movimiento controlado, el sudor perlaba su frente, pero su rostro permanecía sereno, enfocado en el objetivo.

Luego, pasó a practicar técnicas de combate cuerpo a cuerpo con su instructor personal. Cada golpe y bloqueo eran ejecutados con precisión milimétrica.

El siguiente desafío fue una carrera de obstáculos diseñada para poner a prueba su agilidad y velocidad. Sharif saltó sobre barreras, se arrastró bajo alambres de púas y escaló muros con una determinación feroz, demostrando su capacidad para superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Finalmente, el príncipe heredero se enfrentó a una serie de simulaciones de combate estratégico, donde debía tomar decisiones rápidas y precisas para liderar a sus tropas hacia la victoria. Con cada movimiento calculado, Sharif demostraba su habilidad para pensar con claridad incluso en los momentos más intensos de la batalla.

Al final del día, Sharif se retiró del campo de entrenamiento, exhausto pero satisfecho. Sabía que cada ejercicio lo acercaba un paso más a convertirse en el líder fuerte y capaz que su pueblo necesitaba y merecía.