TARDE

Luego de que Sebastián se marchara, Olivia tomó asiento en la silla que se hallaba frente a su escritorio, abrió su laptop, y comenzó a trabajar, una amplia sonrisa se dibujó en su rostro al pensar que era uno de sus mejores días.

-¡Jamás pensé que podría sentirme así!- exclamó en voz baja mientras realizaba unos bocetos- Sí no fuera por Luciano- agregó, pero su conciencia que a veces se ponía algo pesada le hizo ver que en realidad que ella estuviera allí en ese momento y lugar no era precisamente gracias a su esposo, si no gracias a su aplicación y esfuerzo en los estudios.

Tras pensarlo bien, al final la joven tuvo que admitir que la voz de su conciencia no estaba muy equivocada, pero no podía quitarle mérito a su esposo, quien desde que se habían casado la apoyó en muchas cosas.

-¿Ya llegó?- preguntó Nicolás entrando a la oficina de su amigo con total naturalidad y confianza.

Sebastián levantó la cabeza, distrayendo su atención de lo que se encontraba haciendo para verlo con cara de desconcierto.

-¿De quién hablas?- le preguntó.

-¿Cómo que de quien hablo?- repreguntó como si la sola pregunta fuera una ofensa.

-De la bella Olivia- respondió-¿de quién más?

Su amigo torció los labios en una mueca y negó con su cabeza para luego responder.

-La señora Olivia Reyes, esposa de nuestro socio- remarcó el joven arquitecto, pensando que así le recordaría a su amigo los motivos por las cuales debía mantenerse alejado de la muchacha, él fuera a obedecer- Sí, ha llegado y se encuentra en su oficina trabajando.

-¡Genial!- exclamó Nicolás.

-¡Por favor, Nico! No vayas a molestarla- le pidió alzando la cabeza, pero para cuando lo hizo su amigo ya no se hallaba frente a él.

Nicolás había salido disparado de la oficina de su amigo como un misil luego de oír a Sebastián confirmándole que Olivia estaba en el edificio.

Mientras Olivia se hallaba sumida en el trabajo... unos suaves toques en la puerta la distrajeron.

-Sí, adelante- dijo la joven alzando la vista hacia la puerta.

-Hola- dijo Nicolás mientras abría y pasaba a la oficina de la joven.

- ¡Hola! ¿Puedo ayudarte en algo?- indagó ella con curiosidad.

-¡Hola, Olivia! ¿me recuerdas? Soy Nicolás- dijo el joven con demasiado entusiasmo- el abogado y socio de tu esposo- comentó por si acaso ella se hubiera olvidado- Vine a darte la bienvenida y traerte estos bombones como regalo por tu primer día.

-¡Oh, qué sorpresa agradable! - replicó Olivia con una enorme sonrisa- Claro que sé quien eres- agregó, mientras tomaba la caja que el joven le extendía- Muchas gracias, Nicolás. ¿Quieres tomar asiento?

-Claro, gracias. ¿Cómo ha sido tu primer día? ¿Te estás adaptando bien?- indagó Nicolás, buscando un tema de conversación con la joven.

-Sí, ha sido emocionante y un poco abrumador al mismo tiempo. Estoy inmersa en este proyecto de diseño para el hotel y quiero que sea perfecto.- comentó ella.

- Entiendo. Pero no deberías preocuparte, estoy seguro de que lo harás genial- la alentó sonriente- Tu esposo ha hablado muy bien de ti y tanto yo como Sebastián confiamos en tus habilidades.

-Eso significa mucho para mí, gracias. ¿Quieres un bombón?- le dijo la joven extendiéndole la caja para compartirle un chocolate.

-Por supuesto, gracias- en el preciso instante en que Nicolás tomaba un bombón, la puerta de la oficina se abrió, dándole paso a un agitado Sebastián.

-¿Sebas?- preguntó asombrado y con curiosidad Nicolás, al verlo tan agitado - ¿Estás bien?

-Sí, estoy bien- respondió él- yo... Este...lo siento, lamento interrumpir.

-¡No, no interrumpes nada!- exclamó Olivia quien se había quedado viendo al joven arquitecto más de lo debido- Nosotros estábamos compartiendo una charla muy amena.

Sebastián arqueó una ceja, ya que él esperaba llegar allí y ver a su amigo encima de la joven, atosigándola, o coqueteando con ella. Pero, en cambio, lo halló sentado como todo un caballero frente al escritorio, y manteniendo la distancia.

-Ah, bien- dijo y luego miró a su amigo quien le sonrió con picardía.

-¿Quieres uno?- le preguntó Olivia extendiéndole la caja.

-Ehhhh...bueno, gracias- respondió Sebastián rascándose la nuca con cierta incomodidad.

- Bueno, no te quitaré más tiempo- dijo de repente Nicolás, dirigiéndose hasta la puerta- solo quería desearte éxito en este nuevo camino y recordarte que cuentas con mi apoyo si necesitas algo.

-¡Gracias de nuevo, Nicolás! Me siento muy agradecida por tu visita y tus palabras amables.

-¡De nada, Olivia! ¡Buena suerte con el proyecto! Estoy seguro de que será espectacular- replicó él y se marchó con la misma rapidez que había salido de la oficina de Sebastián. Esto mientras Sebastián tomaba un bombón y se quedaba embelesado con la mujer que se lo estaba ofreciendo, por esa razón cuando su amigo lo notó, decidió darles privacidad.

-¿Está todo bien?- dijo de repente Olivia sacando al joven arquitecto de su letargo.

-Sí, si- aseguró él, esperando que ella no se hubiera dado cuenta de que se quedó mirándola de más- Creo que yo también debo irme- dijo aclarándose la garganta, luego de tomar el dulce.

-Ok, gracias por la visita- dijo ella, viendo como él salía cerrando la puerta tras de sí.

《Es lindo》 le dijo la voz metiche de su conciencia.

- Lo es- dijo ella en voz alta y tras hacer un gesto negativo con la cabeza y morderse el labio inferior...

-¿Para qué habrá venido él?- se preguntó, ya que sabía que Nicolás le traía los bombones como regalo de bienvenida, ¿pero Sebastián?... él en ningún momento dijo si se le ofrecía o necesitaba algo, sin embargo parecía que algo le preocupaba.

Después de la visita de Nicolás y Sebastián, Olivia quien quedó con las dudas dando vueltas en su mente, trató de despejarse y se esforzó para regresar a su escritorio, así con una sonrisa en el rostro y un impulso renovado. Se sintió lista para sumergirse nuevamente en su trabajo, decidida a hacer realidad todas sus ideas creativas para el proyecto del hotel.

El resto del tiempo se fue, lento pero muy bien aprovechado, llegado el horario de salida la joven se marchó, sin volver a encontrarse con ninguno de los dos jóvenes, al salir a la calle la esperaba el auto enviado por su esposo para llevarla de regreso a su casa.