Cuando Me Enamore De Ti

Nadie podría ayudar a alguien que se encontraba totalmente perdido, su cuerpo estaba en vida, pero su mente estaba divagando en otras cosas que no eran para nada laborales, la pelea de anoche no lo dejo dormir y mucho menos en la misma cama de la morena que con tristeza durmió sola.

Sus ojos se enfocaron únicamente en alguna parte de la superficie de la mesa seguida del movimiento del bolígrafo entre sus dedos, no podía pensar con claridad, no al haberla visto, no al descubrir que aún tenía un impacto en su ser, no al descubrir que aún pensaba en ella y su maldita forma de sonreír y de verlo, ni hablar de la manera en la que dice su nombre.

Su mente recordaba el día anterior una y otra vez, habían discutido al respecto de sus huidas en la noche que pasaron en aquel parque.

Tenía más que planeado reclamar le al respecto, pedir la explicación de por qué en la noche de la graduación se había ido con el estúpido de Liam Peterson, pero no pudo hacerlo, no por la forma en que aquel vestido le sentaba de maravilla, no por la manera en que su cuerpo había cambiado, se veía más carismática, más madura pues incluso pudo llegar a apreciar a detalle su figura, aun si se viera delgada, seguía manteniendo esa figura curvilínea.

《—Vincent—

Estaba conmocionada por lo que está viendo, jamás se había imaginado que cuando se encontraran seria en los sanitarios, pero ignorando lo demás solo podía ver el cambio de su físico si antes era de anchos hombros ahora podía distinguirse más por el traje, evitaba verlo más haya de lo prudencial solo se dedicaba a verlo a la cara, sus expresiones se veían más maduras, estas aún sabían ocultar sus sentimientos.

—Eso es todo, es todo lo que tu boca puede decir al ver a alguien después de seis años— Dijo con exasperación al seguir viéndola como un cubo de hielo de pie aferrada a la pared —Al menos yo me encuentro sorprendido, verte en Manhattan con uno de mis socios cenando gustosa, me tiene, asombrado— Dio un paso más hacia ella.

Sabía el efecto que tenía en ella pues no pudo evitar bajar la mirada y ver como su pecho bajaba y subía por los nervios, aquello le daba a entender que en realidad si estaba sorprendida por su aparición por eso estaba congelada.

—Lo estoy Vincent, estoy sorprendida de verte, más no tengo palabras—

Frunció ligeramente el ceño y se acercó más ella haciéndola pararse de puntillas aún con los tacones puestos —Un diría que debes saludarme como es debido, pero como hacerlo si nos alejamos y no estoy seguro de lo que somos ahora— Menciono con un deje de tristeza.

—Extraños, Vincent, eso es lo que somos ahora— Dijo lo que él no quería decir, por más que quisiera decirle un montón de estupideces ella lo frenaba.

Sin palabras más que decir retrocediendo con los nervios alterados, con la respiración agitada y con molestia salió de los sanitarios.》

Al igual que Vincent, Maya estaba perdida en sus pensamientos, estaba desconectada de todo excepto de su trabajo, una manera de castigarse para ella es el llenado de formularios y expedientes al igual que querer agendar todo de nuevo en la agenda virtual.

Estaba perdida, pues por primera vez después de seis años sintió ese cosquilleo en su estómago ese hormigón en su nariz al reconocer el dulce aroma masculino de Vincent Morgan ese que sin decirlo la volvía loca, ese hombre lleno de testosterona la volvía loca y ahora que lo ha visto lo hacía aún más.

Al ver la hora en su reloj de mano vio lo tardé que era, pero el trabajo aún era más de lo que normalmente tenía, decidió salir para ir por algo de tomar y de pasada refrescarse para pensar con más cordura, que dejarse llevar por sentimientos que creía se habían perdido tras la violación de Liam.

Al tener su café en la mano decidió caminar por los extensos patios del hospital disfrutando de la noche un poco gélida para su gusto, pero tolerable.

Camino durante una larga hora y por más que se reprendiera, por más que deseara dejar de pensar y darle la vuelta a lo mismo de la noche anterior no podía dejar de hacerlo, con resignación y frustración decidió volver y terminar con su trabajo para esa misma noche volver al lado de su abuela y descansar pues había concluido que necesitaba descansar.

Cuando estaba de regreso se vio intervenida por el rubio con el que salió la noche que precisamente quería olvidar cierto asunto.

—Jason, que estás haciendo aquí a estas horas— Le pregunto con confusión al verlo ahí de pie con un ramo de rosas, una vez más.

—Estaba preocupado, anoche parecía como si hubieras visto un fantasma, por eso estoy aquí, para saber si estás bien—

Hablaron alrededor de unos minutos, minutos que fueron largos para Maya quien no pedía más que una súplica por qué se fuera, no quería, más bien no podía verlo, se sentía la peor persona al sentir las emociones por un hombre que no es él, que los sentimientos que habían muerto y despertado no eran para él.

Al ver las evasiones de Maya, Jason decidió de que ya era demasiado tarde y quizás había llegado en un mal momento, por lo que se despidió de ella, le dio un abrazo seguido de un beso en la mejilla.

Con lo que Maya no contaba era el hecho de que ambos fueron observados desde lejos, al verlo irse y a ella entrar en su oficina fue entonces que se acercó a ella.

Una vez adentro en la privacidad de su despacho decidió de que era momento de irse por lo que se quitó la bata blanca y la coloco en su casillero para después tomar sus pertenencias, pero se detuvo al ver de nuevo el ramo de flores sobre el escritorio donde las había dejado, las tomó de nuevo y las llevo a su nariz oliendo el aroma fresco de más rosas volviendo a sentir ese sentimiento de culpa crecer desde su estómago hasta su garganta dándole un mal sabor de boca.

—¿Huelen Bien?—

Aquella voz la asusto haciendo que se girará inmediatamente rápido al saber de quién se trataba, es que no podía descansar un solo día, después de haberlo visto y haber despertado sabiendo que lo que vivió esa noche no fue un sueño, se sentía más agotada de lo que en realidad se sentía.

—Que haces aquí, como me encontraste—

No obtuvo respuesta solo lo vio acercarse lentamente hasta ella con un silencio sepulcral casi ensordecedor que la tenía más que tensa y nerviosa por su cercanía, una cercanía abismal que la hacía volver a sentir los escalofríos, que el aroma de su perfume la hacía sentir segura y cálida, pero sus facciones mostraban todo lo contrario.

—Tú y yo tenemos una conversación pendiente— Dijo al final quedando tan solo a un paso de poder pegar su cuerpo al de ella.

—Vincent no tenemos nada de que hablar—

—Oh Sí que lo tenemos, por ejemplo, cuando me abandonaste en el parque, en que te fuiste con Liam Peterson la noche de tu graduación, que desapareciste, yo creo que si hay de que hablar— Sobre atacó con insistencia sacando a flote temas que por más que intentará olvidar no podía hacerlo pues habían tenido un gran impacto.

—De verdad, estás escuchándote, no te debo ninguna explicación Vincent pues en aquel tiempo ya no éramos nada, tomaste una decisión de la que yo nunca forme parte, no me debes y te debo alguna explicación—

—Por qué no, temes a que lo que pienso sea verdad, temes en decirme por qué me dejaste y en que no tardaste en encontrar alguien sean verdaderas— No había problema en que ella se hubiera ido, o el que jamás lo había buscado, en ese momento quedo claro lo que en realidad le molestaba y que únicamente se había enfocado en ellas.

—No me fui Vincent— Contestó en su defensa.

—A no, pues se sintió como eso, un maldito abandono— Alegó ante la excusa barata que le estaba dando.

—No te abandone Vincent, solo fui por unos cafés, cuando regrese ya no estabas— Dijo dando una explicación breve.

—Por favor no me llames así— Dijo con súplica retrocediendo un paso al sentir la peligrosa forma con la que lo había llamado.

—Pero así te llamas, como esperas que te llame Vincent—

Lo sabía, sabía lo fácil y débil que era, pues cayó en su hipnótica voz que lo hechizo, que lo hizo volver a sentir la emoción del amor, al escuchar una vez más su nombre salir de esos labios que llevaba deseando desde que amaneció hasta la noche, fue que la beso, se moría por sentir de nuevo sus labios que cuando lo hizo murió por el placer que besarle conllevaba y fue bien recibido pues un suspiro de alivio salió de su boca, la tomó por la cintura y la subió sobre el escritorio.

Pronto todo se esfumó para ambos, incluyendo aquellas rosas que le daban un mal sabor en la boca, abrió sus piernas para permitirle el paso a Vincent quien no estaba más que centrado en besarle, más al sentir como sus manos se aferraronn a su nuca invitándolo a no parar a ir más profundo en su cavidad, tan violento era su beso que no podía evitar que aquello la hiciera encorvarse hacia atrás, creyendo que el beso no bastaba para aliviarse empezó a dejar bastos besos a lo largo de su cuello hasta su clavícula y hombro que están al aire libre debido al tirante que sostenía su blusa, con su mano hizo que este cayera por su brazo, bajo su blusa y se apoderó de aquel seno.

—Vincent, espera—

Intento detenerlo al ver clara su intención, pero fue débil, se dejó llevar por el placer que su boca podía impartirse tan solo con su boca, tan solo era una de las partes erógenas de su cuerpo y ya estaba cayendo en el placer, en la tentación.

—Vincent para, para, por favor— Dijo tomándolo por las mejillas haciendo que su boca dejara su pecho, pero aun así no se detuvo, le robo besos en el proceso juntando al final sus frentes.

—No me pidas eso— Menciono con voz jadeante al tiempo en que sus ojos se encontraban —Por qué estoy pensando en todo menos eso—.