Kozłowski

No sabe que debe hacer con un borracho, el agua quizás era buena, pero no está seguro. Ha tenido borrachera y todo, pero nunca ha cuidado de uno. Ha escuchado que debería de darle de tomar una marca de gaseosa especifica para quitarle la resaca que podría tener en unas horas, o algo así, pero no tiene ganas de ir a comprar gaseosa, asi que... Que James se joda.

-¿Sabes cómo consegui mi hermoso traje? ¿Sabes o no? No... ¡No sabes!- James toca mucho su traje, tratando de mostrárselo bien a Richard, quien le da la botella de agua sin darle importancia a las cosas que decía-Mira, te explico.

El borracho se sienta correctamente, aunque se tambalea en poco en su lugar. Se sienta al lado de él, en parte porque no quiere que tire su botella de agua en el sofá que tanto le costó, y por otra parte, quería escuchar las anécdotas de un borracho.

-Mi mamá estaba en la camita durmiendo junto a mi papá, entonces... Para aclarar, tengo un jardinero, ¿Okey?... Tomé la motosierra y me acerqué, les corté la cara y las extremidades, tome toda la came fresca y se las di de comer a mis perros. ¡Por eso soy tan rico! ¡Soy rilicoo!

-¿Y tu esposa, James?- pregunta quitándole la botella. Toma un trago para limpiar su garganta, no le ayuda tanto, aún siente el vodka y la cerveza en su garganta.

-¿Qué me importa esa puta? Se quería coger a mi padre, ese mocoso que tuvo ni siquiera sé si era mío. Los agarré a ambos con un cuchillo de cocinero, estábamos de viaje en Polonia, los dejé en el auto, pero apestaban tanto que los tiré al lago. No se elevaron porque les abri el cuerpo y les meti rocas, ¿Inteligente, no?

-Si, eres muy inteligente. ¿James ?-Hace un silencio, con su mirada le ruega al rubio que le diga su apellido. -¡James Richter! ¡El multimillonario más famoso! Oh, no, no espera, no lo soy.

Famoso no, multimillonario si-acerca un dedo a su boca y lo muerde mientras suelta risas.

-Richter?- Hace una pausa y mira al hombre borracho, examina sus facciones y le encuentra varias similitudes con Anton Richter, el lider de las empresas de cable de todo el país y otros países europeos. El dinero que tenía era demasiado, escuchó que iba a repartir la herencia entre sus tres hijos y luego le daría el poder absoluto a su hijo mayor, Arno Richter, quien habia muerto por intoxicación por comer en un restaurante lleno de ratas, pero ahora con las confesiones de James, no sabe si realmente fue su muerte causada por elegir un mal restaurante u ocurrió algo 'extraño' alli..

No se sabía mucho de la familia Richter, sólo se sabe que el dinero que ganaban era desbordante y el creador de toda esa fortuna era Anton. James no parecia ser el tipo de persona que cometiera delitos, pero comprendía porqué llegó a matarlos, la herencia Richter era muy valiosa, más que la vida humana.

Richard divaga en su mente bebiendo otro trago de agua, ya vaciando la botella. Si lo pensaba mejor, era obvio que había algo raro en la muerte de los Richter. Había aparecido la muerte de Anton y su esposa sólo en un diario que era de información dudosa, también se informó alli sobre Arno y nunca se mencionó la hermana de James, igualmente, tampoco se mencionó en ningún momento a James en ningún programa o revista,

Recuerda cuando se cruzó con James en Polonia, le habia parecido raro que cerrara el portón de forma tan brusca y que su ánimo cambiara tan drásticamente, ahora todo cuadraba. Nunca le específico cómo había matado a su esposa e hijo, pero en ese momento debía de tener los cadáveres putrefactos en el portón del auto.

Sonrie inconcientemente, si era todo cierto, le beneficiaria estar con James, era un ricachón con una estabilidad mental inexistente.

-Oye, James.

-¿Si...?-se acuesta en el sofá, empujando un poco a Richard, quien se para y se pone en frente de él.

-¿Me ayudarías a hacer algo después? No le diré a nadie que hiciste esas cosas, pero me debes algo a cambio de mi silencio.

-Si sabes que puedo mandar a que te maten ahora, ¿No?

Richard traga en seco, no es que le importe que lo maten, pero quiere cumplir su plan, y necesita a ese ricachón para eso. El parloteo constante de James en el bar le había dado una buena idea, según él, tuvo momento traumáticos en su infancia a un nivel más grande que Patrick, aunque no escuchó tanto, no le interesaba saber su desgracia, pero si lo escuchó atentamente algunas veces. Lo habían atado con cadenas y un collar a una cucha, lo alimentaron por una semana entera con comida para perros y sus hermanos se juntaban a su alrededor para patearlo y golpearlo hasta dejarlo desmayado en el suelo por la hemorragia. Esa anécdota era lo único que recordaba bien de su parloteo, James era un ser que ni en la oficina se llevaba bien con alguien, era un buen chico y todo,pero lo vela nervioso a veces, como si odiara a la gente a su alrededor, o se sintiera incómodo.

Era raro... Él era bueno, pero no tenía un solo amigo. Debia de sentirse solo y ansioso por todo, parece estar estresado y mal de la cabeza. Le hace falta alguien en la vida que lo apoye, o parezca que lo haga.

Richard aprovecha ese punto débil, las personas son tan sentimentales y estúpidas que le da provecho a ello. Agradece no tener sentimientos humanos y se aprovecha con gusto del solitario asesino de los Richter.

-Y tú sabes que te veo como un amigo, ¿No? Tenemos mucho en común, James.

-Eso es tierno.- cierra sus ojos y acomoda su cara contra los cómodos almohadones del sofá.

-James... James.- se acerca y lo toma del brazo, moviendo su cuerpo para

despertarlo, pero nada funciona.

Observa el techo de su casa por mero aburrimiento, movió tan rápido su vista para mirarlo que vió comp todo se movia y se multiplicaba. El alcohol no le hacia casi nada, pero al parecer lo dejaba un poco sensible de sus sentidos.

-Duerme bien, borracho.- se despide y apaga las luces de la sala y de la cocina, va hacia su cuarto y se tira sobre su cama matrimonial. No estaba interesado en estar con nadie, pero le encantaban las camas tan grandes y cómodas.

Mira por la puerta como el rubio duerme tranquilamente en el sofa, se escuchan sus ronquidos desde la sala hasta su cuarto.

Suelta un suspiro pesado y se arrepiente de ser amable. Ahora tendría que soportar los ronquidos del principito borracho en su sofá.