Loreley Cáceres una mujer de 28 años será sorprendida por la propuesta de del guapo y seductor Cristopher Matiz.
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Reconciliación
**Advertencia: este capítulo tiene contenido explícito que puede incomodar a algunas personas
Christopher**
Comencé a leer el cartel frente a la pantalla.
"Christopher espero no te molestes pero..."
Cuando cambió el cartel pude verla en mi cama, con una ropa totalmente provocadora.
"Estoy en tu casa, sólo quería decirte que...."
Maldición esto me estaba poniendo realmente nervioso, sin mencionar que cada vez que cambiaba de cartel podía verla y mi amigo ya se había puesto duro.
"Te extraño y quería ver si podrías venir a tu casa..."
"Para poder resolver lo nuestro, bueno, si quieres."
Se levantó colocándose al lado de mi cama, dejándome ver su hermoso y sensual cuerpo, comenzó a bailar y pasar su mano por todas partes, haciendo que me pusiera aún más duro de lo que ya estaba.
-Señor qué cree usted?
Aparte mi vista de la computadora, todos me estaban observando atentamente, al parecer no me había dado cuenta de que tenía una sonrisa tonta en mi cara, los miré completamente confundido, mis ojos observaron a Alberto que sonreía pícaramente, seguramente sabía de esto.
-Yo… yo… ehm… opino que la reunión fue buena, se dieron a entender los distintos puntos y que la reunión se terminó
-Qué?- preguntó uno de mis socios más antiguos- pero aún nos falta tocar muchos temas, apenas pasó una hora
Volví mi vista a la pantalla donde se encontraba mi mujer, pero está vez estaba acostada en la cama apoyándose con la mano en la cabeza, mirándome con esos hermosos ojos cafés.
-Sí, pero surgió algo de verdad muy importante y tengo que irme, lo siento
Me levanté del asiento y presioné la tecla para activar el micrófono de la computadora.
-Ya voy para allá amor
Cerré la computadora y me dirigí a la salida ante la atenta y sorpresiva mirada de todos, mientras escuchaba sus murmullos.
-Primo....
-No te preocupes Christopher, ve con tu mujer, yo me encargo de la reunión. Me debes una grande.
-Y tú una explicación, pero no ahora
Salí de allí como alma que lleva el diablo, con la computadora en mi mano, hasta mi auto y manejé hasta llegar a mi casa, los guardias me detuvieron en la entrada.
-Señor sólo queríamos avisarle que la señorita se encuentra dentro, que les dió el día libre a las empleadas, así que sólo está ella en la casa
-¿Alguien entró a la casa?- si alguien hubiera visto a mi mujer vestida así, tendría que sacarle los ojos o al menos despedirlo.
-No señor, no ingresamos
-Está bien
Ya no aguanté más, entré a la casa y tal como el guardia dijo allí no había nadie, me apresure a subir al cuarto, entré y me acerqué a la cama, ahí estaba ella, mi Loreley, mi amor, mi mujer. Me senté en la cama a su lado tratando de no despertarla, ya que se había quedado profundamente dormida, no podía creer que después de tantos días sufriendo, de tantas noches soñando con ella, al fin estaba de nuevo aquí en mi casa, en mi cama junto a mí. Acaricié sus mejillas tan suaves como las recordaba, traté de levantarme para ir al baño, me daría una ducha rápida y luego volvería a acostarse con ella, no importaba si no hacíamos nada, sólo dormir a su lado me hacía feliz, pero en ese momento me tomó de la corbata haciendo que volviera a sentarme.
-¿A dónde crees que vas guapo?
-Mi amor estás despierta yo....
Me calló al poner sus labios en los míos haciendo que nos unamos en un beso apasionado, mmm cuánto extrañaba su boca.
-No tienes idea de cuánto te he extrañado
-Tal vez no tanto como yo
-Lo siento, fuí un imbécil
-Sí lo fuiste, no me he acostado con nadie desde que estoy contigo y no porque el contrato me lo prohíba, sino porque simplemente no quiero a nadie más que a ti
-Yo tampoco quiero a más nadie que a tí mi amor, te amo
-Y yo a tí
Volvió a besarme con pasión, hasta que tuvimos que separarnos en busca de aire, se levantó e hizo un gesto con el dedo para que fuera hacia ella, cuando me acerqué, me volvió a tomar de la corbata acercándome más a ella, me quitó el saco y comenzó a desabotonar la camisa, mientras yo la tomaba de la cintura y seguíamos besándonos.
-Mmm extrañaba tanto esto- dijo acariciándome el pecho
Besó mi torso desnudo, subió dejando besos húmedos en todo su trayecto de nuevo a mi boca, desabrochó mi pantalón y me empujó de vuelta a la cama, se deshizo de mis pantalones y bóxer dejándome desnudo por completo.
-Ha ti también te extrañé- hablándole a mi muy duro amigo
Su cálido aliento cuando hablo cerca de él, me estremeció haciéndolo punzar, lo tomó entre sus manos y dió suaves masajes de arriba hacia abajo, luego lo metió en su boca, lancé un gruñido y dejé escapar un gemido mientras subía y bajaba.
-Mmm mi amor eso se siente tan bien haaa
Siguió con eso, pero la levanté de los hombros y la miré a los ojos.
-Qué pasó? ¿Ya no te gustó?
-Me encanta, pero si lo sigues haciendo no podré contenerme y yo quiero hacerte mía
-Yo tengo el control está noche cariño- sonrió
Se volvió a bajar de la cama, llamándome para que fuera hasta ella, cuando me acerqué, la volví a tomar de la cintura y besar, bajé los tirantes de su camisolin haciéndolo caer al suelo, dándome la imagen de su cuerpo sólo cubierto por su diminuta tanga y un brasier, que molestaba a mi propósito, así que lo retire dejando a la vista sus grandes, perfectos y hermosos pechos. No pude aguantar la tentación y me llevé uno a la boca, ella llevó su cabeza hacia atrás y gimió, hice lo mismo con el otro, lo mordisquee, lamí y succione. Me volvió a empujar hasta la cama y está vez se subió encima de mí, sacó una protección y me lo colocó, gruñí cuando tomó a mi amigo entre sus manos, quiso levantarse una vez, más pero no se lo permití, la apreté contra mi haciendo que nuestras parte se rozaran.
-Ya no me tortures más mi vida
-Sólo iba a quitarme esto- apuntó a la única prenda que aún poseía
-No te preocupes yo me encargo
Tomé una de las tiras y tiré de ella rompiéndola, luego hice lo mismo con el otro lado.
-Oh era nueva- haciendo puchero
-No te preocupes mi vida te compraré más
Ella me dió una sonrisa pícara, se colocó en posición y lentamente me hizo entrar en ella, ambos gemidos cuando nos sentimos unidos completamente, ella subía y bajaba mientras sus pechos rebotaban, me tomé el tiempo de acariciarlos y masajearlos, mientras ella se movía en círculos, tomé de su cintura para ayudarla con el movimiento y levanté y bajé mi cadera acompañándola.
-Haaa Christopher se siente tan bien haaa que rico
-Haaa mi vida haaaa me encanta como te mueves haaa
Seguimos así un tiempo hasta que ambos llegamos a un o**asmo incomparable, me recosté a su lado después de salir del baño, la tomé entre mis brazos mientras ella colocaba su cabeza en mi pecho.
-Christopher?
-Si mi amor
-¿Qué va a pasar entre nosotros ahora?
-Quieres ser mi novia?- tal vez debí haber sido más romántico, pero ya no aguantaba las ganas de preguntárselo.
Se quedó en silencio unos segundos hasta que por fin respondió.
-Si si quiero
La abracé fuerte, besé su cabeza e hicimos el amor durante gran parte de la noche, durmiendo recién en la madrugada, mañana no iría a trabajar me quedaría todo el día con mi amada Loreley.