Damian Dufort, un empresario con un gusto a las prácticas del BDSM, en una salida conocerá a una mujer que cambiará su mundo, sin embargo en el camino deberán atravesar dificultades, pero las pasiones prohibidas los unirán, enseñando que hay fuerzas más fuertes que la maldad.
NovelToon tiene autorización de maría bedoya para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 19.
Capítulo 19:
Damian:
Damian Dufort.
Mire a mi madre fijamente, ella temblaba y bajó su vista empezando a llorar.
—No puedes seguir con ese miedo, debes volver a vivir, dije intentando calmarme para no herirla.
—¿Cómo me pides eso? ¿O no recuerdas que tu padre murió?, que yo… quedó atrancada ahí y no dio para hablar más.
—Tu fuiste Violada, mi hermano murió, ¡Pero tú viviste!, olvidaste que yo quede aquí, que soy tu hijo y necesite de ti, grité soltando su brazo dejándola caer en el mueble.
Caminé al escritorio respirando profundo cerré mis ojos, pero no daba para controlar mi rabia a su actitud, tome un vaso de cristal del escritorio lanzándolo a la pared volviéndolo pedazos, ella brincó sentada en el mueble, sin embargo, no omitió ruido ni se movió del lugar, Andrés entró corriendo, lo miré, tome los documentos que saqué de la caja fuerte y salí de ahí sin mirar a ningún de los dos.
Subí a mi auto y arranque a toda velocidad, necesitaba huir, escapar y respirar, o sino cometería una locura.
Desde esa noche traté de ocupar mi mente y tiempo en el trabajo. Pasó rápidamente una semana, pase organizando algunos asuntos importantes de la mafia, ya descubrí cual era ese peligro que olía y voy a demostrar el por qué soy el líder, y tome de herencia el legado de Vicenzo Olivieri.
He vigilado a Zaidymar por las cámaras, es una mujer increíble estudia más de lo que come, en las noches acaricia la flor que le di antes de irse a dormir.
Tuve que salir tres días de la ciudad, hoy regresé y necesitaba verla, era una necesidad inexplicable.
Llegué a la oficina y Andrés llegó unos minutos después, se sentó al frente de mí, tomó una bola de goma que tengo en mi escritorio y empezó a lanzarla de una mano a la otra.
No decía nada, se que me miraba, yo solo estaba revisando y firmando algunos documentos, cuando termine el último alcé mi vista y ahí estaba él observando.
—En tu apartamento hablamos, necesitaba organizar ésto, vamos dije colocándome de pies.
Tome mi saco me lo coloque, tome unos documentos y salí, Andrés se dedicó a mantenerse en silencio caminando a mi lado.
Salimos de la oficina él en su auto y yo en el mío.
En el camino llame a Gael y di algunas indicaciones para que el se encargará de tener todo preparado para cuando yo llegara al lugar del encuentro.
Cuando llegamos estacione en el parqueadero del edificio en donde vivía Andrés, su apartamento quedaba en el último piso era un pen jaus, digno de mi amigo.
Subimos juntos, al llegar tome asiento en el enorme sofá que tiene en medio de la sala, necesito un poco de paz o sino voy a explotar.
El se dirigió a la barra de la cocina tomó una botella de whisky la trajo junto con dos copas y sirvió los dos tragos.
Tire los documentos que traía en mis manos en la mesa del juego de sala, tome el trago de un solo sorbo y tiré mi cuerpo para quedar recostado en el mueble, con mis ojos abiertos mirando el techo.
Andres tomó los documentos y empezó a leer con cautela cada línea he información que recolecte durante estos tres días, más la información que el abuelo tenia guardada.
Luego de unos minutos tiró los documentos en la mesa, se levantó y empezó a maldecir de todas las maneras posibles, abrí mis ojos y lo observé, tenía su rostro desencajado de la irá y empezó a patear un mueble individual que estaba al frente del mueble donde yo estoy sentado.
Quitó su corbata y se paró al lado de la ventana que permite ver la ciudad.
Me levanté del mueble, caminé a donde el se encontraba y dije —Lo solucionaremos.
—Por esa razón saldrás al público preguntó sin mirar.
—Sí, respondí, mirando como el tráfico de la ciudad consumía a las personas.
—Tu madre te ha llamado toda la semana, por lo menos responde sus llamadas, me dijo lo que le gritaste, se siente mal, decía Andrés, mirando igual el tráfico con sus manos en los bolsillos.
—La iré a ver mañana, dije y caminé a la salida.
—¿Y Zaidymar? Preguntó.
—No es tu asunto, dije saliendo cerrando la puerta, se que el imbécil debe estar riendo por mi actitud.
Salí del edificio en mi auto, faltaba 4 días para la entrevista en la universidad, y debía organizar algunas cosas antes de ese día.
Fui al club donde trabaja Zaidymar; el dia que viaje fui a la oficina de Marlon, le dije que estaba prohibido revelar quién era el nuevo propietario del lugar, mande a adecuar una oficina que tuviera una perfecta vista a todo el establecimiento y tuviera una entrada adversa al negocio, así que cuando, yo llegara, no verían mi llegada, solo si nos vemos en el estacionamiento.
Me senté en un mueble que puse en frente de un cristal, no me podían ver, pero yo podía ver todo desde allí, ese día le tocaba el baile a zaidymar, disfrute del espectáculo que ofreció.
Sabía que ya iba de salida, llame a Gael y dije que fuera preparando todo.
Me quedé otro tiempo ahí pensando en cómo manejar el problema de mi madre.
Luego de una hora Gael me llamó diciéndome que todo estaba preparado.
Salí del lugar, y en el parqueadero encontré a Marlon que palideció cuando me vio.
Hice un movimiento de cabeza y salí directo a mi objetivo.
Una hora después llegue al pequeño departamento donde vivía Zaidymar y su compañera Marbel.
Gael me esperaba en la salida, vi las cámaras del apartamento y como costumbre cada una entró a su habitación, active el audio y Marbel había entrado en el baño, Gael me dio las llaves que había conseguido, salí del auto me dirigí al apartamento abrí la puerta cuando entré, puse mi máscara ya dentro del apartamento y camine rumbo a la habitación de ella.
Estaba en el baño, sus cosas estaban completamente ordenadas, y al lado de su cama el pañuelo con el diamante que le obsequió.
Me paré a un lado de la puerta del baño cuando abrió la puerta y me vio su rostro cambió de color —¡Shhuu!, susurré poniendo mis dedos en sus labios.
Empezó a negar con la cabeza, saqué un pañuelo de mi chaqueta, lo puse en su rostro y sostuve su cuerpo que de inmediato se desplomó en mis brazos