Orien reencarnó en un mundo desconocido, luego de haber habitado por mucho tiempo en Goren y ahora siendo un mago de alto rango decide aventurarse por el inmenso continente Venus.
¿Qué nuevas aventuras descubrirá Orien Nadali?
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Valle de los muertos
Los demonios que pudieron regresar luego de atacar Alfreimr estaban en mal estado. Uno de ellos entró a la sala real, allí se encontraba el trono oscuro y sentado en el se hallaba el «rey demonio».
—Mi señor, no pudimos tomar ninguno de los dos reinos. Si tuviéramos las fuerzas de los magos de la noche oscura, habría sido más fácil. —El demonio chasqueó la lengua.
—¿Cómo no pudieron vencer a unos débiles que se están quedando sin magia? —Preguntó molesto, su expresión fría hizo temblar al soldado.
—El emperador de Goren los apoyó.
—¡Perdieron contra un mocoso! —dijo con más ira, quería arrancarle la cabeza al soldado pero suspiró controlando sus emociones, un rey no podía desmoronarse por perder un par de soldados, él iba a ganar la guerra sí o sí.
—Ve con otro grupo, prepara una emboscada al emperador de Goren. Y luego ataquen a Alfreimr. —Ordenó mientras se paraba del trono.
—Señor, el rey Mirzen también es más fuerte… por ello,
—Solamente atácalo hasta hacer que se agote su maná, confío en ustedes. —El soldado asintió mientras se retiraba. El rey miró por el cristal, observando el cielo completamente negro, la luz de Eshu no llegaba hasta Ashur. —Volveré a tener las tierras de mis antepasados, gobernaré sobre Venus como ellos lo hicieron también.
El grupo de Orien se encontraba en el valle de los muertos, el terreno era plano y rojizo extendiéndose sin fin. El dragón se encontraba reposando encima de su cabeza, mientras Zura y Atan estaban discutiendo por la comida.
El muchacho se detuvo un momento, Orien lo miró curioso esperando que dijera algo.
—Me olvidé decir que debíamos tener cuidado, yo duré meses antes de cruzar este valle.
—¿Te perdiste? —Preguntó la elfo de forma burlona.
—No, tonta. Este sitio está lleno de esqueletos vivientes y es difícil escaparse de ellos. Son controlados por la magia del rey demonio, lo mejor sería no atacar a ninguno o él podría saber que estábamos invadiendo su reino.
—¿Esa es la magia oscura? —él asintió.
—Es un tipo de magia oscura, de hecho un hechizo poderoso. Los esqueletos jamás son derrotados a menos que el rey demonio se quedé sin maná y eso jamás ha ocurrido. —En ese momento todos escucharon crujidos, se miraron antes de comenzar a correr. —No miren atrás, son rápidos esos malditos.
Detrás de ellos venía un grupo enorme de esqueletos de todos los tamaños. Happy abrió los ojos desconcertado por el movimiento abrupto, al girar su cabeza vio a los esqueletos y simplemente inhaló para luego lanzar una enorme bola de fuego. Orien y los demás se detuvieron al escuchar el impacto. Él bajó al dragón de su cabeza y lo sostuvo como a un bebé debajo de los bracitos regordetes y preguntó.
—¿Qué hiciste?
—¿Ah? Ayudar a papá.
—Estamos en problemas, —dijo Atan. El rey demonio o sus soldados pronto estarán aquí. Tenemos que esconder a Happy.
—¿Eh? —el dragón no entendía nada.
—Debes transformarte en humano, rápido. —Le ordenó Orien. Luego siguieron a Atan quien los condujo a una cueva. Después él creó un muro enorme de cristal.
—¿Saben cavar?
Después de estar enterrados como por seis minutos bajo tierra decidieron salir (la magia de arena de Atan fue de mucha ayuda para que no fueran detectados por los demonios). En esa oportunidad le explicaron a Happy sobre no atacar, mejor era huir de los esqueletos vivientes.
Mientras Orien y los demás se quedaban estancados en el valle de los muertos, Alfreimr fue atacado nuevamente por los elfos. Los demonios se dividieron en dos grupos, uno iría a Alfreimr y el otro retendría al emperador de Goren. La magia del rey demonio era tanta que, debido a ella los demonios pudieron llegar a esa velocidad, cabalgando en unos esqueletos de dragón.
A unos kilómetros del río Nel un grupo de demonios armados con hachas y arcos detuvieron a los jinetes del emperador. Darién observó la apariencia del enemigo, ojos rojos como la sangre o también más negros que el carbón, piel muy pálida y dientes largos y afilados.
Uno de los demonios atacó corriendo hacia Darién, pero un soldado lo retuvo, el pelo rosa de ella brillo bajo el sol mientras protegía a la luz del imperio Goren. Ella junto a Jonathan eran cercanos al emperador.
Castillo de Alfreimr, jardín de hadas.
Mirzen junto a Elios descendían al calabozo, allí estaba encerrado un elfo que había cometido un gran crímen reciente. Al estar ambos frente a la celda, Mirzen ordenó al guardia abrirla; él entró y se posicionó frente al elfo cabizbaja.
—¿Por qué lo hiciste? —Por como se dirigía el rey al otro elfo, era obvio que se conocían desde antes. Entonces él levantó su rostro para ver a Mirzen, el rostro de ese elfo estaba repleto de marcas y en su piel patrones dibujados; seguramente para que seguramente soportara el fuego. —Conocías las leyes, sabías que estaba prohibido, ¿Por qué Berek?
—Perdón, realmente lo siento… necesitaba ese objeto, así ella podría regresar, —Mirzen abrió los ojos con sorpresa.
—No te basta con hacer un objeto anti-magia, también quieres practicar las artes oscuras para regresar un alma a la vida, —Él se dio la vuelta molesto, no podía mirar a su amigo pasado sin sentir odio hacia él. Y por supuesto que entendía como Berek se sentía al perder a la mujer que amaba, eso fue hace diez años, que pensó que él la habría superado; sin embargo, no por ello tenía el derecho de hacer que Alfreimr cayera en el olvido por los dioses. —No vuelvas a pisar la tierra de los dioses jamás, estás exiliado de Alfreimr.
Dicho esto el rey Mirzen junto a su padre subieron a la superficie para encontrarse en ese momento varios demonios dentro del castillo. Mirzen los mató en un parpadear y al escuchar el ruido de fondo del exterior se asomó por una ventana, observando con ira la masacre que se estaba llevando a cabo ahí abajo. Gritos de miedo, pequeños elfos cortados por la mitad y la ira de los dioses sobre «la tierra de dioses».
Los dioses observan en silencio.