Maldita sea mi suerte, cuando todo era perfecto mi suerte cambia haciendo que mi vida se convierta en una vida llena de miseria.
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capitulo 19
Fátima se sentía muy triste por lo dicho por Julio cuando llegaron a la mansión subieron hasta su habitación sin decir nada, Julio sabía que había sido muy duro con ella, sin embargo no se disculpó.
—Ayúdame a quitarme esta ropa — ordenó Julio a lo que Fátima fue rápidamente.
—¿Qué no te enseñaron a qué debes de poner límites?, Nadie tiene el derecho de tratarte de esta forma mereces respeto incluso si yo te hablo de esta manera no debes de ayudarme — dijo Julio molesto, pero no porque estuviera enojado con Fátima si no más bien porque todos trata a de aprovecharse de su bondad.
—Lo siento — dijo ella muy triste.
—Por lo visto no entiendes, debes revelarte y hacerte respetar incluso de mi también —
—Pero no puedo, usted es mi marido y debo obedecer en todo —
—Sácate esas ideas tontas, ya es otra nueva era, tu no eres de mi pertenencia, tú eres libre —
—Pero es que en el internado me dijeron que debo obedecer a mi marido —
—Esas ideas son obsoletas —
Julio al ver a Fátima tan cerca no pudo evitar besarla.
—Eres hermosa — le dijo y volvió a besarla.
—Si no estuviera en esta silla de ruedas te haría mía — Julio acarició a Fátima con dulzura, ella recibía aquella caricia, sentía como las manos de Julio se deslizaban por su piel.
Julio tenía ganas de más pero no podía.
—Tengo que revisar algunos pendientes — dijo Julio, pero todo era mentira el sabía que no podía llegar más lejos con ella salió de la habitación y fue hasta su despacho en el camino que encontró a Adrián.
—Tienes que operarme necesito ser un hombre completo —
—Sabes que estoy haciendo todo lo posible, tengo que estudiar detenidamente tu caso, quiero que no haya fallos —
—Sabes lo que es amar y no poder dar el siguiente paso —
—Créeme que ahora te entiendo, creo que me enamore y lo peor de todo es que creo que ella no me soporta —
—Y se puede saber quién es la pobre chica —
—No te lo voy a decir, pero sabes no pude tener sexo con otra chica que no fuera ella mi soldado se negó a ir a la guerra si no es el la trinchera de la mujer que amo—.
—Al parecer estamos perdidos — dijo Julio, los dos duraron varias horas hablando, hasta que llegó el amanecer Julio comenzó a sentirse cansado y fue hasta su habitación donde se encontraba Fátima dormida, le dio un beso en la frente para después acostarse a un lado.
Por la mañana en el desayuno todo fue incómodo pues había demasiado silencio solo las miradas se cruzaban, Julio no dejaba de ver a Fátima mientras que Adrián observaba a Mari y está también lo veía a él.
En otro lado de la ciudad Romina se sentía muy feliz pues desde que estaba embarazada no tenía que acostarse con Genaro era algo que la suegra a pues no soporta s las manos de ese hombre, además era muy cruel, había llegado el momento de saber que sería lo que estaban esperando, Genaro llevo a su esposa al ginecólogo para realizarse una ecografía sin embargo el resultado no fue de su agrado pues estaban esperando una niña, Genaro se mostró tranquilo en el consultorio, pero al subir al auto Romina pudo ver los ojos de maldad de Genaro sabia que nada bueno le estaba esperando, al llegar a su casa la llevo hasta la habitación, se quitó el cinturón y comenzó a golpear a Romina, ella le decís que parará pero el la ignoraba al parecer le daba un gran placer golpearla, fueron repetidas la veces que la golpeó que Romina comenzó a sentirse mal, pero lejos de importarle eso a Genaro este la siguió golpeando y dijo: —Es mejor que las cosas suceden de esta manera, era una inútil que no me pudo dar un hijo varón — Romina comenzó a sentirse muy mareada si tío como un líquido caliente bajaba por sus piernas hasta que perdió el conocimiento.