Dos jóvenes de la misma clase social, pero con diferentes personalidades. Se verán envueltos en una difícil situación. Ambos serán secuestrados, para beneficios de otros. ¿Qué pasará con ellos? ¿Lograrán salir ilesos luego de pasar un proceso traumático? Los invito a leer
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Capitulo 19
Edgar pensó en su madre, en lo triste que debe estar la señora. Él rara vez se alejaba de ella, y cuando lo hacía, se mantenían en contacto constantemente. Quería escuchar la voz de su mamá, así fuera para hablarle mentiras. Accedió a hablar con ella, y Samuel le pasó el teléfono, pero antes, les apuntaron a Madolyn con las armas.
“Alo”, se escuchó del otro lado de la línea.
Edgar sintió una alegría al escuchar esa melodiosa voz. “Hola, mamá, ¿Cómo estás?”
Él le dijo todo lo que le pidió Samuel, y con gran tristeza cerró la llamada.
— ¿Estás contento?— preguntó Edgar
— No como siquiera. Lamento no tener los documentos en mis manos, pero lo traeré en cuanto pueda.
— ¿Podría hablar con mis padres?— preguntó triste Madolyn.
— Lo siento. Los empresarios del mundo de la publicidad, los señores Parker, están muy ocupados buscando y ofreciendo recompensa por su pérdida hija. Tienen a la ciudad de cabeza, buscándote hasta debajo de las piedras. Ellos te adoran.
Samuel terminó de hablar y se retiró.
Madolyn empezó a llorar, se acercó a Edgar y lo abrazó.
— Soy una mala hija con ellos, antes de salir de casa esa noche, les hablé muy feo. Soy malcriada, engreída, intolerante, insensible.
— No sigas, porque con tantas cualidades te voy a tener miedo.
Ella volvió a retomar compostura y se alejó de él.
— Por cierto, actúas muy bien.— dijo Edgar y se acomodó
Ella nuevamente se acercó a él. — Que te quede claro, ese beso fue por el bien de los dos. No quieras confundir lo sucedido. Tú y yo lo único que tenemos en común es que estamos secuestrados.
Horas después, Samuel trataba de arreglar las diferencias con Alondra, ella debía ceder, de toda forma ya estaba involucrada en el secuestro. Él se metió a la cama, la abrazó, y le pidió perdón arrepentido.
— Amor, sospecho que Edgar se está enamorando de Madolyn. Hubiera visto como se besaron.— dijo Samuel.
— ¿Se besaron?
— Sí. Eso es bueno para nuestros planes.
Alondra se levantó molesta. — Ya basta de querer formar una novela de romance entre ellos. Porque mejor nos buscamos una solución definitiva a este circo. Acabemos de una vez con la espera. Te advierto, si Edgar se enamora de ella, hará lo imposible para salir de aquí.
— ¿Qué tienes en mente?
— Debemos ser precisos, dejar de esperar a que él se decida, están aquí por un propósito, y eso es lo que importa. Si no tomamos medidas drásticas, los días seguirán pasando sin ningún avance. Ya estoy cansada de escucharlos decir “no”. Lamentablemente, están aquí y no tienen el control de sus vidas.
Samuel analizó cada palabra y Alondra tenía razón. Debian actuar, e ingeniaron un plan infalible. Para secuestrar a una o más personas, se necesita coraje, dejar a un lado los sentimientos con fin de su objetivo.
Alondra se encargaría de ir personalmente al pueblo y traer al doctor.
A la hora del almuerzo, Pilar, como de costumbre, entró al sótano con los alimentos. La señora con la mirada le indicó a Madolyn mirar una manzana. La joven disimuladamente tomó la manzana guardándola para ella.
Pilar era una señora de unos cuarenta y cinco años, piel bronceada, alta, fuerte, nada que ver con una ama de llaves. Odiaba las injusticias, por esa razón quería ayudar a los rehenes.
Después del almuerzo, los hombres y la señora salieron del lugar. Madolyn inmediatamente revisó la fruta, esta tenía un pequeño agujero, y dentro una nota.
«Después de esta noche, sus vidas cambiarán. Lo siento, intenté ayudar, pero me fue imposible»
Madolyn no entendió a qué se refería, en cambio, Edgar se dejó caer de golpe. Él sabía que había llegado el momento de tomar una decisión, sus secuestradores querían ver acción.
— ¿Crees que nos van a matar?— preguntó Madolyn
— No.
— Entonces, ¿nos van a golpear?
¿O Madolyn era muy ingenia, o no terminaba de entender el objetivo de su secuestro?
Edgar miró la nota. Si tan solo pudiera decirle a esa mujer que lo único que necesitaba para salir de allí, eran las lleves para abrir las cadenas. Era un hombre hábil, fuerte y sabía pelear, podría vencer a los vigilantes fácilmente.
— Madolyn, pase lo que pase, recuerda que nunca, en mis cinco sentidos, te haría daño. Si tengo que morir para que tú estés bien, lo haría.
— Hablas como si te estuviera despidiendo.
— Todo es posible.
Madolyn aún en su mente, tenía la esperanza de que nada iba a pasar. Ella era caprichosa, altanera, engreída, etc. pero era de buen corazón, incapaz de hacerle daño a otra persona. Su error era suponer que todos eran igual a ella.
Llegó la noche, Madolyn se mostraba calmada en espera de que se abriera la puerta. Edgar estaba intranquilo, y eso era extraño en él, ya que siempre se mantenía relajado.
El sonido de la puerta de metal, produjo un suspenso entre los secuestrados. En unos segundos, el lugar, que únicamente tenía dos personas, ahora contaba con ocho.
— Wao, ¿Por qué no me avisaron que teníamos reunión? Me hubiese puesto mi mejor traje.— dijo Edgar con sarcasmo.
Estaban los tres vigilantes, Samuel, Alondra y el doctor. Madolyn encorvada en la cama y Edgar de pie, pegado a la pared.
— No tenemos tiempo para bromas. El doctor te va a poner unos medicamentos.— dijo Alondra, decidida, mirando al joven de ojos azules.
Edgar sonrió levemente.— ¿Otra vez el afrodisíaco? Alondra, ¿por qué no me lo pusiste anoche? Quizás ahora no estaría parada ahí.
— Cállate, cabrón.— ordenó Samuel.
Alondra de una forma atenuante, inquirió algunas palabras.— En vista de que ustedes no quieren estar juntos, y a nosotros nos urge un hijo de Edgar, hemos hecho unos reajustes. Si en un mes Madolyn no queda embarazada, lamentablemente la tendremos que matar y la sustituimos por otra mujer. Aquí lo que verdaderamente importa es un bebé.
Se produjo un enorme silencio, hasta que Madolyn después de meditar unos segundos en cuanto a su previsto final, preguntó.— ¿Qué vas a pasar con el “bebé”, y como piensas justificar que es tuyo?
— Para los familiares de Edgar soy su prometida y estábamos de viaje. Si tú quedas embarazada, a los tres meses de gestación, volveré con un embarazo falso y llorando el trágico accidente de la desaparición de mi prometido. Lloraré y me lamentaré por meses. Cuando esté a punto de nacer la criatura, viajaré a buscar a novio, días después volveré a la ciudad con mi hijo y el cadáver de Edgar.