Sin Compromiso

Sasha

No sé porqué siento que Latifa está diferente, tenemos sexo, pero no la siento tan entregada como al principio y eso me tiene pensativo, creo que debo hablar con ella para saber qué le está pasando.

Con esa idea en mi pensamiento me dedico a seguir en lo mío, lo mejor es concentrarme, ya iré a la hora del almuerzo a invitarla a comer.

La mañana se pasa volando, me fijo en el reloj y veo que ya es la hora del almuerzo. Me levanto y tomo mi saco, las llaves de mi auto y me dirijo al ascensor donde me encuentro con Akim.

- Mi amigo Akim, hoy te ves radiante.

- Sí, la verdad estoy viviendo el amor, con Cindy lo estoy viviendo al fin.

- Me alegra escucharte tan contento, esa chica se ve igual de enamorada que tú.

- Eso espero Boesten, porque me trae loco por ella.

Ambos llegamos al parking y nos despedimos, supongo que él va hacia la mansión para ver a su querida novia. Yo por otro lado, solo deseo ver a esa Gatita malvada que me tiene analizando esta situación entre los dos.

Cuando estoy por llegar mi vista se fija en dos personas que parecen hablar cómodamente, a medida que me acerco me doy cuenta que son Latifa y su ex, ella sonríe ante lo que sea que él le está diciendo. Veo cómo se le acerca y ella no hace ningún intento por moverse, la asía por la cintura y la atrae a él, ella coloca sus manos en el pecho, pero ya no sonríe, lo mira desafiante y él, él la besa. No entiendo qué me pasa, debería darme lo mismo pues al fin de cuentas yo mismo le dije que si ella se sentía atraída por alguien más, podíamos solo dejar esto. Pero no pensé que fuera tan poco y mucho menos que fuera por su ex, por quien me ha asegurado no sentir nada.

Sin pensarlo mucho me bajo del auto y llego hasta donde están los dos.

- Latifa! - digo su nombre con un poco de coraje.

La veo separarse del tal Kevin, sosteniendo mi mirada sin ninguna expresión en su rostro

- ¿Qué haces aquí Sasha? - me pregunta.

- Vine a invitarte a almorzar, pero veo que estás muy ocupada.

- Eeehm... bueno, ya él se iba ¿cierto? - lo mira de la misma manera que a mí, sin expresión.

Veo que el tipo se va a regañadientes hacia su auto, ella lo observa con detenimiento y me frustra no poder definir lo que dicen sus ojos y su rostro.

- Necesitamos hablar Sasha - suelta de la nada.

Siento que lo que me va a decir no me va a gustar para nada, sin embargo, es imperante saber qué ocurre.

- Entonces te invito a almorzar - le digo.

- Perfecto, entonces vamos.

Subimos a mi auto y nos vamos a un restaurante cercano, pedimos una mesa alejada para poder hablar con tranquilidad. El camarero nos guía hasta una mesa al fondo, donde casi nadie transita.

- ¿Y bien? - le digo con cierto recelo.

- Sasha debo ser sincera contigo... - primera puñalada - yo no puedo seguir contigo, hace tiempo mis sentimientos cambiaron, lo que me parecía divertido de lo que sea que hallamos tenido... - segunda puñalada, está hablando en pasado - es mejor que lo dejemos, ya no me siento cómoda contigo... - y ahí va la tercera puñalada.

- Lo entiendo Gatita, quieres volver con tu ex...

- No Sasha, no deseo volver con Kevin, lo que acabas de ver para mí no significa nada, él quiso demostrarse que yo aún sentía algo por él, pero ya no hay más amor por él - toma un respiro - hace 6 años él tomó la decisión de casarse con alguien de su mismo nivel económico, porque yo solo era una huérfana sin nada que ofrecer, una Don Nadie. En ese entonces yo trabajaba como su secretaria y para que yo no ''hiciera un escándalo'' a su digna señora, me echó de mi empleo y me dejó con las manos en la cabeza, gracias a Dios las chicas estaban conmigo.

¿A qué voy con eso? Fácil, no deseo vivir lo mismo dos veces, es mejor dejar las cosas hasta aquí y tomar rumbos diferentes, pues mis sentimientos hacia ti, se están tornando peligrosos para mi corazón.

Se pone de pie y se marcha. Yo estoy mudo ante todo lo que me dijo, pero cuando reacciono para salir a buscarla, ya ella no está.

Tomo mi auto y me voy a la tienda donde trabaja, bajo de él y entro al lugar, recorriendo con mi mirada para hallarla.

- ¿Es usted el novio de Latifa? - me pregunta una de las dependientes.

- Sí, soy su novio ¿ella está?

Veo a la mujer negar con la cabeza.

- Ella regresó y le dijo al administrador que renunciaba pues le ofrecieron un mejor empleo.

- Aahm... muchas gracias señorita.

Salgo del lugar maldiciendo, debo hablar con ella.