La única manera de ayudar a su padre enfermo, es casándose con un hombre que no ama.
Sabiendo que la vida de su padre dependía de aquello, debía seguir con la farsa que su matrimonio conllevaba.
No obstante, jamás pensó que su vida cambiaría de manera tan radical, sobre todo porque hacía tan solo unos meses estaba no solo por graduarse, sino haciendo otros planes.
¿Podrá la vida depararle algo más?
¿Podrá ella conocer el amor en aquella situación tan crítica?
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Capítulo 18 Buenos padres y malos padres
Días después…
Isabela seguía algo molesta con Alexander por haberla sacado de la casa de su familia, pues no había podido evitar que ese tal Carlos se quedara ahí, a ella no le daba buena espina, estaba casi segura que era a él a quien su hermana le había dado todo el dinero, y quien la había convencido que se saliera de la maestría.
Y por otro lado estaba Amalia, se había estado ocultando de ella desde que se anunció lo de la nueva fundación, la mujer había hecho todo un berrinche con su suegro, alegando que como se hacían semejantes planes sin consultar antes con ella, el señor Maximiliano no le había dado mucha importancia, y había dicho que él no podía intervenir en el asunto ya que ese proyecto había salido del bolsillo de su hijo.
El tiempo se pasaba rápido, Alexander y ella se habían casado en enero, y ya había comenzado el mes de junio a estas alturas ya estaba acostumbrada a los cambios de humor de su marido.
Esta mañana él le había preguntado si quería una fiesta o no, ella no entendió la pregunta hasta que vio su agenda ya casi era su cumpleaños número 22, pero ella no tenía ganas de celebrarlo, pero recordó que los Casablanca tenían casa en la playa, no le parecía tan mala idea pasar su cumpleaños junto al mar, si le pedía eso de regalo de cumpleaños a su esposo ¿se lo negaría?
-Cora -
-¿dígame señora?-
-¿crees que tu jefe me llevaría a la playa por mi cumpleaños? -
-yo digo que sí, pero por qué no mejor va y le pregunta, de paso puede llevarle esta bebida, no puede esconderse en la cocina para siempre -
Cora tenía razón, no podía pasarse la vida escondiéndose de su familia política en la cocina, tomo la bebida que la joven le dio y fue a buscar a Alexander, en esta temporada de calor, se alegraba de que esa casa fuera tan fría.
Caminaba por los pasillos tranquilamente, perdida en sus pensamientos, de repente un ruido, rompió el silencio, ella se detuvo, pero ya no lo escucho, empezó a caminar y lo escucho de nuevo, venia de la sala de música, algo le decía que no abriera esa puerta, pero su curiosidad pudo más que ella, así que la abrió, pero enseguida se arrepintió.
Adentro se encontraban Dante y la tal Dalia, estaban desnudos, haciéndolo sobre la alfombra, Isabela cerró la puerta y se fue rápidamente de ahí, casi corría, así que choco con alguien y se asusto soltando el vaso que traía en la mano, se agacho para recoger los trozos, la mano de la otra persona la detuvo.
-cariño, deja eso vas a cortarte, llama a alguien para que limpie – le dijo Alexander y empezó a caminar hacia donde estaba la sala de música
- no es necesario, yo lo hago- dijo ella tomándolo del brazo, no era que le agradara Dante pero sabía lo mucho que Alexander se enojaría por eso
-¿te sientes bien? Estas pálida- dijo el tocando su frente
-¿yo? Estoy perfectamente bien, puedo limpiarlo sola
-está bien haz lo quieras – y se fue sin que ella pudiera detenerlo
-¡QUE CARAJOS!- escucho ella momentos después, y corrió a ver pero, ella ya sabía que estaba pasando ahí, cuando llego se encontró con Alexander furioso y los otros dos tratando de cubrir su desnudez.
-CLARA – grito Alexander y la mujer llego corriendo junto con Cora
-dígame señor- dijo la mujer, para después cubrirse la cara con las manos
-saca a esta desvergonzada de mi vista, y despídela -
-si señor – dijo la mujer, saliendo rápidamente pues no quería seguir viendo eso
Dante se cubría la parte delantera del cuerpo con un cojín, Alexander fue hacia él y le soltó una sonora bofetada, y después otra, Isabela no sabía si debía intervenir o no
-tú no te cansas, de arruinar la reputación de mi familia, eres igual que tu madre -
-¿QUE ESTA PASANDO AQUÍ?- dijo Maximiliano - ¿QUE DEMONIOS SIGNIFICA ESTO ? -
-a mí que preguntas Maximiliano- dijo Alexander haciéndose a un lado - ¿Por qué no le preguntas a tu bastardo? -
-cuida tu lenguaje frente a tu esposa -
-¿Por qué Maximiliano? ¿Acaso ella no tiene derecho a saber lo que sucede en esta casa? ¿Te molesta que ella sepa la clase de hombre que eres? -
-soy tu padre, Alexander así que me respetas -
- tú me faltaste al respeto primero, le faltase al respeto a mi madre, a mi abuelo y esta casa, desde que trajiste a esa zorra y a su maldito bastardo a vivir aquí, nos faltas al respeto todos los días a mi esposa y a mí, haciéndonos compartir la mesa con ellos, a mi me regañabas todo los días, y él podía hacer lo que quisiera y mira lo que conseguiste Maximiliano, una basura inútil que lo único que sabe hacer es coger con todo lo que se mueve-
-como te atreves a hablarme a si – le respondió Maximiliano levantando la mano para abofetearlo, pero Alexander lo detuvo, era mucho más alto que su padre -
-ya no tengo 15 años, ya no voy a permitir que me levantes la mano, y menos delante de mi esposa- soltó la mano de su padre y fue hacia Isabela y la tomo del brazo, antes de salir le dio una última mirada a Dante- o te encargas tú de él, o lo hago yo, pero mañana no quiero verlo aquí – dicho esto salió de lugar llevándose a Isabela con él.
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Caminaba rápidamente, Isabela debía correr para seguirle el paso pero no se atrevía a decirle nada, salieron de la casa hasta que llegaron al jardín, este era enorme estaban empezando a alejarse
-Alexander, espera vas muy rápido me estas lastimando el brazo -
Este la soltó de inmediato – lo siento dijo este, no sé lo que estoy haciendo solo quería salir de ahí, siento que me asfixio, quiero gritar-
-pues hazlo, si quieres gritar, grita-
Alexander cayó de rodillas – lo siento tanto, no tenias por que ver eso ¿Por qué no me lo dijiste? -
-supongo que quería evitar algo como esto, la tensión de esta familia ya era muy grande -
-algo como eso no puede evitarse, lo había soportado demasiado, pero no puedo ni verlos a la cara, mi padre engaño a mi madre con esa mujer casi todo el matrimonio, ella lo sabía, siempre lo supo y no dijo nada, por mi yo admiraba a mi padre, lo supe todo un año después de su muerte cuando mi abuelo tuvo infarto, por que se entero de que Dante era mi hermano y mi padre le había dado su apellido, el viejo no vivió mucho después de eso y también me dejo sólo -
Alexander no podía creer que le había dicho todo eso a Isabela, sintió que le faltaba el aire
-carajo, no puedo respirar -
Isabela se puso de rodillas frente a él y le tomo la cara con las manos
-tranquilo, respira, no voy a ir a ningún lado, estoy aquí, quiero que sepas que no eres el único con problemas familiares, no tienes por qué avergozarte, mi madre nos golpeaba a mi hermana y a mi, también nos obligaba a hacer dietas, papá nunca lo supo-
Alexander solo la miraba había comenzado a llover pero ninguno de los dos se movió de donde estaba.
-No estoy tratando de competir contigo, solo digo que mi familia tampoco es perfecta -
-pero es mejor que la mía -
-esto no es una competencia de quien tiene los peores padres - dijo Isabela
Alexander sonrió, Isabela era algo bueno en su vida, de eso no tenía dudas.
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Cora corria por el jardín con un paraguas, para cubrir a sus señores, pues después de mucho buscarlos los encontró abrazados en el jardín en medio de la lluvia, antes de llegar a ellos Frank la detuvo y le quito el paraguas- vuelve a la casa Cora-
La joven se quedo parada, y vio como Frank se paraba al lado de ellos y abría el paraguas para cubrirlos, no es que sirviera de mucho pues ambos estaban empapados, lo mejor sería prepárales un baño, así que entro a la casa y se encontró con Clara, esta le sonrió.
-no estés tan preocupada, piensa que es algo bueno, mi niño por fin le abrió su corazón a su esposa, las cosas entre ellos mejoraran, ya verás – y después se alejó limpiándose las lágrimas con un pañuelo que saco del bolso de su delantal.