Me Enamoré De Ti.

Recibir atenciones cuando te encuentras en tus momentos difíciles es algo lindo, porque significa que se preocupan por ti, nunca había recibido esa clase de atenciones en dichos momentos. A mamá no le importaba, a mi padre no le podía mencionar tal cosa, la única persona que podía cuidar de mí era Min-ha, sin embargo tenía esa mala suerte en la que nos tocaba a ambas la misma fecha.

Había tenido unos ligeros cólicos de aquellos que no te dejan caminar bien, pues para JungSun eso ya era que me estaba muriendo, no dejaba de preguntarme si me encontraba bien, si necesitaba algo y si no quería nada. Era lindo pensar en que le importaba pero al mismo tiempo no quería sentir que me estaba encajando pidiéndole muchas cosas aprovechando su estado de generosidad.

Había decidido faltar al trabajo para cuidarme y aunque le había dicho que no, él había insistido y finalmente se quedó un día más con nosotros. El sentimiento de felicidad que Lo único que me dijo, fue que le comprara un vestido a mi madre, el que fuera y buscara un reloj en el centro comercial; yo no estaba del todo feliz con aquello, pues si los regalos no eran de su agrado, se me echarán encima como perros y no estaba del todo segura de ello.

inundaba mi pecho era tan grande que no estaba segura de si era la realidad o era un simple sueño. Mi mente se debilitaba ante la decisión de aceptar darle una segunda oportunidad o no, ya había intentado muchas veces ser feliz y siempre terminaba mal aunque ayer lo hayamos pasado juntos no me sentía del todo segura.

Fue como un día de tranquilidad, de paz y de amor, pues los tres, JungSun, Minki y yo nos la pasamos acostados uno junto al otro, aprovechaba momentos como estos para poder darme mi dosis de felicidad, ellos estaban felices y no había ninguna razón para que yo no me sintiera de la misma manera.

El día se había pasado como agua, y al día siguiente, aunque JungSun no hubiera querido irse, lo hizo, dejándome sola y con muchas cosas que pensar. Dentro de todas las cosas que me puse a hacer, un mensaje llegó a mi teléfono, era nada más y nada menos que una de las peores noticias que pude haber recibido o que mi cerebro pudo haber olvidado. El aniversario de bodas de mis padres y en dos semanas el de los padres de JungSun, había que comprar regalos y mostrar una maldita sonrisa en la cara mientras fingía ser feliz.

Comencé a preocuparme por ello, de tan solo recordar la última vez que estuvimos todos sentados en la misma mesa, no me agradaba la idea de ello, no quería volver a pasar por esa clase de cosas, no de nuevo, la última humillación había sido suficiente para toda mi vida. Le mandé un mensaje a JungSun, recordando tal fecha, siendo que a él siempre se le olvidaba, era mi tarea recordarlo. El tampoco se encontraba muy feliz de ello, pero sabía como yo, que eso era algo obligatorio.

A pesar de eso, puse la mejor cara ante la idea de que mis padres cumplían años de casados, así que tomé a Minki y el auto y me encaminé al centro comercial, donde por primera vez no me fijé en las parejas felices, pero no pude evitar el fijarme en lo lindas que se veían las chicas, así que con los regalos comprados y envueltos en sus respectivos paquetes, dejé a Minki en la guardería del centro comercial y fui al salon de belleza.

Hacía años que no me sentaba en una de esas sillas y me ponía a oler los químicos para el cabello, me sentía ridícula, de alguna manera, la sensación de cuidarme a mí misma había desaparecido hace mucho tiempo. El cambio no sería mucho, me lo prometía, sólo algo que me hiciera sentir diferente de todos esos años que había sentido que pasaron en vano. Estaba nerviosa cuando salí del salón de belleza, pensé en lo que pensaría JungSun, aunque no me tenía que importar, lo hacía.

Dentro de mí, estaba deseando que me dijera que me veía linda y me halagara de la misma manera en la que mi hijo lo hacía.

Justo en la noche, cuando la puerta de la casa se abrió, fingí que no sucedía nada, estaba terminando de preparar la sala cuando sentí sus pasos acercarse, sentí una revoltura en el estómago y el sudor frío recorrer mi frente cuando él entró a la cocina y pronunció mi nombre.

-¿Hana?

Me di la vuelta, lo miré y sonreí con timidez.

-Sun ¿Cómo estás? ¿Te fue bien en el trabajo?

-¿Qué fue lo que te hiciste en el cabello? -En ese momento temblé, el sentimiento de que no le había gustado había sido demasiado pesado.

-Bueno, estaba en el centro comercial comprando los regalos de mis padres y pensé en hacerme un cambio en el cabello, sólo lo decoloré y lo teñí de rubio, no es mucho ¿No se ve bien? -dije demasiado rápido, dando a notar mi nerviosismo.

-Se te ve increíble -dijo, mostrando una gran sonrisa en su rostro y caminando hacía mi para tomarme de la cintura y acercarme a él- por un momento creí que eras alguien más, me quitaron a mi sexi esposa castaña por una candente mujer rubia.

-¿Te gusta?

-Todo se te ve precioso pero sí, me encantó.

La emoción que sentí en mi interior fue demasiada para evitar no sonreír y abrazar a JungSun, si era sincera, si me hubiera realizado dicho cambio en nuestro primer año de casados, nunca lo habría notado y me hubiera ignorado como siempre.

-¿Sabes a quién no le va a gustar? -me dijo- a tus padres y a mi madre, pero que no te importe, yo estaré ahí para defenderte.

Y aquello me hizo sentirme segura, segura de tomar aquella decisión, le daría una segunda oportunidad a JungSun.