"En medio de una bulliciosa ciudad, donde el susurro de personas apresuradas y luces parpadeantes, el tiempo parecía desvanecerse para dos almas destinadas a encontrarse sin saberlo. Ella, una joven hermosa de mirada perdida, llevaba sobre sus hombros el peso de un pasado difícil. Él, un hombre inteligente, magnate de los negocios, caminaba por las calles escondiendo un dolor profundo teniendo la certeza de que su vida cambiaría de manera inesperada".
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Capitulo XVIII ¿Qué me has hecho niña?
"Bienvenidos, señor y señora Santos", dijo uno de los anfitriones.
"Gracias Edmundo, veo que te subieron de posición", comento Sebastián burlonamente.
"Ya ves, el abuelo siempre me toma en cuenta para sus cosas", respondió el sujeto con suficiencia.
"Lo imagino, ahora sí nos disculpas iremos a saludar a mi abuelo", respondió Sebastián quitando a Edmundo de su camino.
La mirada de odio de Edmundo fue dirigida hacia Aurora, su primo tenía suerte, ella era la mujer más bella que jamás había visto, lástima que se había casado con el pegante de Sebastián, pensó Edmundo.
"Abuelo, feliz cumpleaños", Sebastián abrazo fuertemente a Marcos quien respondió de igual manera a su nieto.
"Hijo ingrato, al fin te acuerdas de mi", respondió el abuelo indignado.
"Sabes que el trabajo en la empresa consume mucho tiempo", respondió Sebastián con una sonrisa.
"Pensé que tú bella esposa era quien te mantenía ocupado", comento el abuelo viendo a su nueva nieta.
"Eso no lo puedo decir por respeto a ella", susurro Sebastián a su abuelo.
"Feliz cumpleaños señor Santos", saludo Aurora amable.
No
"Gracias hija, pero nada de señor, llámame a abuelo", Marcos recibió a la joven con los brazos abiertos en la familia, no necesitaba más presentaciones solo con ver como su nieto la miraba era más que suficiente para él, pues si ella había logrado que Sebastián se olvidará de Daniela entonces merecía tener el título de señora Santos.
Después de ese encuentro con Marcos, Aurora tomo más confianza, ella siempre había sido rechazada, con ese pensamiento temía que la familia de Sebastián también la rechazara, pero el abuelo había sido tan amable, llena de esperanzas se sentó junto a Marcos y compartió un inolvidable momento junto a él, era como compartir con su padre, ese padre que nunca tuvo.
"Un pajarito me contó que te gusta cocinar", comento Marcos con seriedad.
"Así es señor, perdón abuelo", respondió, corrigiendo rápidamente su error.
"Ja,ja,ja no te preocupes, ya te acostumbraras a llamarme abuelo", respondió Marcos llevando una botana a su boca.
"Gracias", respondió Aurora.
"No has confirmado si es verdad lo de la cocina", insistió Marcos reflejando autoridad y poder.
"Si señor, me gusta la cocina, es mi pasion", respondió Aurora con mucho entusiasmo.
"En la familia nunca ha habido un chef, creo que serás la primera", señaló Marcos guiñandole un ojo a Aurora.
"¿De qué hablas abuelo?", pregunto Sebastián confundido.
"Aurora estudiará lo que ella decida, nosotros la vamos a apoyar", contesto el abuelo.
Sebastián estaba atónito ante las palabras del abuelo, hace un mes atrás el había rechazado que Aurora estudiará y menos esa carrera, también lo había amenazado con entregar la empresa a Edmundo si él no le daba un nieto y que el único nieto que aceptaría era de su actual matrimonio, ahora el viejo se está mostrando todo compasivo con la joven. Marcos había obligado a Sebastián a permanecer al lado de su esposa, el sabía que Sebastián amaba a Daniela y que el día de la boda dejo sola a Aurora, encerrandola en su apartamento y prácticamente matándola de hambre, debido a ese suceso la orden de Marcos era que no podía divorciarse de Aurora y que el primer hijo que tuviera con ella sería quien heredaria la fortuna de los Santos, si las cosas no se hacían como el patriarca de la familia estaba disponiendo la fortuna en su totalidad pasaría a manos de Edmundo; su otro nieto, por esta razón Sebastián decidió dejar de lado su amor por Daniela y mantener a su lado a Aurora, aunque está decisión la afectaría a ella sin duda alguna.
"Abuelo tenemos que hablar", dijo Sebastián con una mirada fría.
"Pide una cita, por ahora estoy hablando con tu adorable esposa", respondió Marcos.
"Aurora, ¿me concedes esta pieza?", pregunto Sebastián retando a su abuelo.
La joven no sabía que hacer, ella estaba agusto hablando con Marcos y no quería hacerle un desaire, pero Sebastián era su esposo y seguramente quería pasar tiempo a solas con ella, además se notaba la tensión que había entre los dos hombres más importantes de la familia Santos.
"Ve querida, complace a tu esposo, más tarde seguiremos hablando", dijo el abuelo con amabilidad.
Sebastián condujo a su esposa al centro de la pista, la tomo de la cintura y la pego a él.
"Veo que te ganaste al viejo", comento Sebastián apretando fuertemente a la joven.
Cerrando los ojos por el dolor, ella solo sonrio, "tu abuelo es una persona muy instruida,me agradó hablar con él", respondió Aurora manteniendo la calma.
"¿Entonces te gusta más hablar con él que conmigo?", pregunto Sebastián molesto.
"Eso no fue lo que dije, pero si tanto te molesta, ya no abriré más la boca", aseguro Aurora.
Sebastián vio que Aurora se estaba poniendo algo roja y fue entonces que reacciono dándose cuenta que la lastimaba.
"¿Te hice daño?", pregunto con miedo.
"Nada que no pudiera soportar", respondió Aurora indiferente.
"No medi mi fuerza, perdon", contesto Sebastián apenado.
"En la vida he aguantado cosas peores", dijo Aurora mirando a lo lejos, su vista estaba posada sobre su padre, quien con su indiferencia hacia ella la había lastimado más que los golpes dados por Lucrecia.
«¿Qué me has hecho niña?, que no puedo lastimarte», pensó Sebastián.
La música cambio a una melodía suave y romántica, dejándose llevar por el momento, la pareja bailó como si solo ellos estuvieran en la pista, los sentimientos estaban a flor de piel y cada toque era electricidad recorriendo sus cuerpos, el corazón de ambos latía muy rápido y sus miradas se conectaron durante un tiempo.
"Me tienes loco, Aurora Ledezma", susurro Sebastián.
"Y tu a mi Sebastián Santos", respondió Aurora suavemente.
Sebastián la besó con mucha ternura, despertando la envidia de muchos, en ese preciso momento Daniela iba entrando al gran salón encontrándose con aquella escena, la rabia y los celos llenaron todo su ser, Sebastián nunca la había tratado así, como estaba tratando a esa mocosa, no podía perderlo, algo debía hacer para separar a la pareja. Por otro lado, estaba Camila quien odiaba hoy más que nunca a Aurora, ella debía estar entre los brazos de aquel hombre, no la insípida de su hermanastra, con los ojos rojos de la rabia se levantó de la mesa y se alejó de las personas, debía descargar su molestia en alguien y no tenía mejor manera que buscar un tipo para pasar el rato.