Amor de Marisa por Ian. El cual es discapacitado y deberá pasar su vida en una silla de ruedas. Marisa es una joven de 22 años, que proviene de una familia humilde y trabaja como Asistente Personal de Ian Andrew.
Ian es el CEO de una Planta Fundidora, probablemente la mas grande y productiva del país.
Ian está recluido de por vida a una silla de ruedas como consecuencia de las secuelas que le dejó un accidente automovilístico en el que murieron sus Padres y su Hermana mayor.
Cuando se leyó el Testamento de su Padre, quedó perfectamente estipulado que Leticia Zambrano quedaría como Tutora legal de Ian y que ella debería ir a vivir a la Mansión Andrew y hacerse cargo ella y solo ella de administrar los bienes de Ian hasta que cumpliera los 21 años. Y en ese lapso de tiempo, de los 8 años que tenía Ian al morir su familia , hasta que Ian cumpliera los 21, Leticia Zambrano sería La CEO de la Fundidora, ya que Leticia era una persona integra y honesta. Hasta que aparece Marisa Salvatierra.
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LA CENA.
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Marisa llegó el sábado por la mañana a la casa de sus Padres y los saludó con el cariño y el amor de siempre.
Mamá, Papá como han estado?.
Muy bien hija, ya comencé a tomar Terapia física y me ha ayudado mucho en mi rehabilitación.
Hija te ves muy bien. Te siento muy feliz.
Hay algo que quiero hablar con ustedes. Seguro se preguntarán qué hago aquí en sábado tan temprano, pues bien, quiero decirles que la semana próxima voy a viajar junto con Ian Andrew a Nueva York, él va a asistir a un congreso sobre producción de acero y va a durar una semana.
Hija, eso es maravilloso, mira que ir a Nueva York, eso es algo que nos hace sentir todavía más orgullosos de ti, de por sí siempre has sido uno de nuestro par de orgullos.
Por cierto, dónde está Alicia?.
Salió muy temprano con Sergio, fueron a desayunar y luego a la biblioteca a hacer un trabajo de la Escuela.
Qué bueno que no pierde el tiempo.
Se abrió la puerta y: Te estoy oyendo hermanita.
Ja, ja, ja. ¿No que a la biblioteca?
No la abrieron y regresé a la casa. Sergio se fue a la suya.
No voy a salir en toda la mañana y tarde y por la noche Ricardo va a venir por mí para ir a cenar.
Después de pasar el día conviviendo con sus Padres y hermana, llegó la tarde y Marisa le dijo a su familia que era hora de ir a arreglarse, y subió a su habitación siempre acompañada por Alicia.
Alicia la ayudó a maquillarse y se puso un vestido muy sexy que resaltaba su figura y unas zapatillas de tacón alto, que la hacía verse más esbelta y provocativa. Se puso un abrigo para salir, ya que hacía un poco de frío.
Puntual oyó el claxon del auto de Ricardo y al verla, al Doctor se le fueron los alientos y no sabía que decir ante la belleza que se le paró enfrente.
Mi amor, estás bellísima. No se que decir.
Solo cierra la boca cariño, debes tener cuidado con las moscas.
Ja, ja, ja, rio de buena gana Ricardo y le abrió la portezuela del auto y tomándola de la mano le dio un beso apasionado. Marisa le correspondió con la misma pasión. Subieron al auto y se marcharon.
¿Adónde piensas secuestrarme Doctor?
Vamos a mi casa, he preparado una cena deliciosa.
La preparaste tú o la compraste ya hecha?.
Perdón mi amor, pero además de Médico soy un excelente cocinero.
Mm. Creo que ya me está dando hambre.
Llegaron al departamento de Ricardo y él se bajó primero, rodeó el auto y le abrió la portezuela a Marisa y al bajar del auto no se aguantó y le dio otro beso con aún más pasión que el anterior, ella le volvió a corresponder, fue un beso largo y candente. Ricardo hurgó con su lengua dentro de la boca de Marisa y ella le correspondió abriendo la boca, abrazar a Ricardo y acercar lo más que pudo su ardiente cuerpo. Oyeron el cerrar de una puerta y se separaron riendo de buena gana. Subieron al departamento y aún no cerraban la puerta y sus bocas ya estaban en un furioso duelo de pasión. Ricardo de un taconazo cerró la puerta, cargó a Marisa sin dejar de besarla y la depositó muy suavemente en el amplio sofá de la sala, ahí se sentaron y siguieron besándose cada vez con más pasión. Ricardo le quitó el abrigo a Marisa y la abrazó con fuerza, los senos de Marisa comenzaron a pegarse cada vez más a su sólido pecho y el beso comenzó a bajar hacia cuello. Marisa gimió de placer y comenzó a querer más. Y él no se hizo de rogar. Su mano atrapó un seno y Marisa casi gritó de placer, ella fue bajando lentamente su mano y sintió el duro falo de su amado. Ricardo la despojó de su blusa y comenzó a besar los pechos turgentes de su amada, Marisa atrapó la nuca de Ricardo y apretó su cabeza contra su pecho. Ricardo mi amor, quiero todo amor. Dámelo todo. Él se quitó la camisa, se bajó la cremallera del pantalón y lo bajó lentamente mientras los zapatos salían volando. Se quedó en calzoncillos y atrapó a Marisa mientras la despojaba de la falda y ahí estaban los dos en un abrazo profundo y lleno de ardor y pasión. Él le quitó el brasier y atrapó un seno y comenzó a juguetear con el pezón mientras su boca tenía atrapada la de Marisa y sus lenguas sostenían de nueva cuenta y apasionado duelo de fuego, ya que la pasión producía llamas. Los dos quedaron desnudos, Marisa poco a poco fue abriendo sus piernas y se dispuso a recibir el falo de Ricardo en su empapada vulva y al ser penetrada no pudo evitar los gritos de pasión que le producíal entrar y salir del pene de Ricardo que poco a poco la hacía llegar al frenesí y se dio.
Marisa llegó al clímax en medio de un derrame violento de semen en su interior mientras sus propios líquidos vaginales se derramaban,
Así fue la primera vez de Marisa con Ricardo. Una entrega total y apasionada, ninguno de los dos se guardó nada. Simplemente se quedaron dormidos con una gran sonrisa de felicidad en sus rostros.
