La Reina Y El Actor

Capítulo 18

La reina tenía una audiencia privada con el nuevo primer ministro, la llegada de Beatriz al trono había traído cambios positivos en su país, si su economía era envidiable ahora había aumentado aún más, empresas internacionales se querían establecer en su país por su sistema fiscal que era todo un paraíso.

—Debo felicitarlo por haber ganado las elecciones primer ministro, ahora le pido que haga un buen gobierno en mi nombre.—dijo la reina

—Así será su majestad, debo decir que desde que usted ascendió al trono nos ha llevado por un camino acertado y brillante, los ciudadanos están felices de tenerla a usted como su líder.—decía Antony

—Es mi deber, siempre debemos garantizar que los ciudadanos vivan y tengan calidad en su día a día.—decía la reina

Tocaron algunos temas pendientes en la agenda, después de unos minutos el primer ministro le informaba de la serie que se grabaría en los majestuosos bosques en el país.

—Entonces su majestad se les otorgó el permiso a la productora para filmar en los bosques, y tal vez en secciones de la ciudad, claro está sin dañar los edificios históricos.—decía Antony

—Es una gran sorpresa que hayan decidido filmar aquí, pero me alegra que nos hayan volteado a mirar, después de todo el mundo sabrá que no somos una comunidad más de Francia o Bélgica que somos un país independiente.—decía Alejandra I

—En eso tiene toda la razón su majestad, por ahora me retiro.—se despidió Antony con una reverencia, mientras Alejandra I se encargaba del gobierno.

Tommy estaba al pendiente de todo en el ducado, y sobre todo dentro del palacio, ya que no ocurría nada sin que él lo supiera. Pronto sería el cumpleaños del príncipe Luis y el aniversario luctuoso número tres de su majestad el Rey Felipe V, para ello el gobierno había solicitado una escultura en su honor, la cual develaría la Reina en una ceremonia donde no solo el gobierno estaría presente, también los ciudadanos.

Tommy veía como jugaba el príncipe con el duque de Dinamarca, sospechaba que no estaban bien las cosas entre la reina y el duque, ya que no habían tenido más descendencia. Pero también pudo percibir que la princesa Catalina, se acercaba mucho al duque, y eso no lo podía permitir.

—Su majestad necesito hablar con usted.—dijo él mientras entraba a la sala donde se encontraba la reina madre

—¿Qué pasa Tommy?.—preguntó Teresa

—La princesa Catalina ya cumplió los 21 años, creo conveniente que piense en su compromiso su majestad. No solo porque es su deber, también porque la he visto deslumbrada con el duque. La tentación en bastante, debo decir que la veo frecuentemente cerca de él.—respondió Tommy

—Catalina ha sido siempre un dolor de cabeza, que alguien la llame de inmediato.—decía Teresa

—Por supuesto su majestad.—respondió Tommy

Ahora Catalina se volvía el foco de atención, Teresa sabía que de sus hijos era la más rebelde y la más difícil de contener. No podían permitir que se involucrara en el matrimonio de la reina, conociéndola sería capaz de eso y más.

—Mamá ¿qué sucede?.—preguntó Catalina

—Te vieron rondando y coqueteando con el esposo de tu hermana, no es necesario recordarte que ella es tu reina. ¿Acaso te has vuelto demente?.—preguntó Teresa

—Eso no es verdad, él es mi cuñado además no estábamos solos, estaba la niñera de mi sobrino y el secretario particular de Nicolás. Conozco los límites, pero Tommy al parecer no, nos maneja a su antojo y alguien debe ponerle un alto a ese bigotes.—respondió Catalina furiosa

—Tommy es el secretario de la reina, su hombre de confianza y el más leal, él ha servido a los últimos cuatro monarcas. Sabe cómo anticipar los riesgos para la corona, y tu querida Catalina no nos engañas. Así que en este momento cualquier ilusión que tengas respecto al duque, te olvidas de cualquier posibilidad con el, te vas a comprometer con quien nosotros creamos adecuado para ti.—decía Teresa

—Nunca voy a aceptar un matrimonio impuesto, prefiero quedarme sola toda la vida e incluso encerrarme en un convento, antes de permitir que me hagan lo mismo que a Beatriz.—refutaba Catalina, en ese momento entró su hermana la reina.

—¿Qué es lo que sucede?¿ahora por qué discuten?.—preguntó la reina Alejandra I, ambas se levantaron para ofrecer una reverencia a su majestad

—Mamá quiere casarme, solo porque Tommy me está calumniando. Estoy realmente cansada de ese entrometido.—respondió Catalina

—Catalina, no debes expresarte de esa manera, Tommy es un leal servidor de la corona. ¿Qué clase de calumnia?.—preguntó la reina

—Tu hermana está enamorada de tu esposo, el duque de Dinamarca.—respondió su madre

—Eso es mentira Beatriz, debes creerme. Convivo con él y con el príncipe pero nunca a solas. Mi lealtad está contigo hermana, esto es una infamia.—decía Catalina en su defensa

—Madre déjanos a solas.—ordeno la reina

—Por supuesto que no, también me interesa este asunto.—respondió Teresa

—Es una orden.—dijo la reina y presionó el botón que estaba sobre la mesa, para que sus subordinados abrieran la puerta y escoltaran a la reina madre a su habitación. Teresa estaba indignada pero no podía contradecir a la reina, salió sin más demora.

—Beatriz no es verdad lo que dicen sobre mi interés por Nicolás, yo no quiero casarme, quieren comprometerme en contra de mi voluntad.—decía Catalina

—Catalina, te prometo que nadie te obligará a casarte con quien no quieras, puedes elegir. En cuanto a mi esposo, debes mantenerte al margen, él es el duque y el padre del heredero al trono. Cualquier sentimiento o atracción que sientas hacia el, debes olvidarla por favor.—decía la reina

—Lo sé, no te decepcionaré aún soy muy joven para casarme, quisiera seguir estudiando. No me mandes lejos por favor.—suplicaba Catalina mientras tomaba las manos de su hermana

—Eres la única hermana que me queda, prometí cuidar de ti y guiarte, mi padre me hizo prometerlo. No te metas en problemas.—respondió la Reina y abrazo a su pequeña hermana

—Era tu destino ascender al trono, ¿recuerdas a nuestra hermana Alejandra?.—preguntó Catalina

—Mi querida hermana, por supuesto que si cómo olvidarla. Ella era fuerte, inteligente y tenía muchos sueños que cumplir, sin duda sería una gran reina.—respondió

—¿es verdad que murió de un infarto como papá?.—preguntó Catalina

—Si, estábamos nadando en un estanque cuando se sumergió y no salió, uno de los escoltas se lanzó a sacarla. Pero ella ya había perdido la vida, por eso elegí su nombre al ser ungida como la reina, en honor a ella. Si ella hubiera permanecido con vida, todo sería distinto.—respondió Alejandra I

—Tu sacrificio fue por amor a nuestro padre, pero él ya no está. Además nuestra abuela no tarda en dejar este mundo, he escuchado rumores sobre su salud. Debemos buscar nuestra felicidad, también piensa en tu hijo el príncipe.—le sugería Catalina

—Si tuviera la certeza de que me sigue esperando, aquel norteamericano como lo llamas tu, tal vez dejaría todo. Pero a esta altura él también ya debe estar haciendo su vida, tal vez tiene un relación con una mujer que si es libre de amarlo.—respondió Beatriz

—Te extrañé Beatriz, sabia que estabas aún con nosotros.—dijo Catalina y abrazó nuevamente a su hermana

La reina, le daba el beneficio de la duda a la princesa Catalina respecto a los sentimientos que sugerían que tenía por su esposo, ya no quería que fuera atacada por nadie, en verdad no permitiría que la hicieran desdichada en un matrimonio por un deber absurdo. Así que por primera vez mandó llamar a Tommy.

—Su majestad vine cuanto antes.—saludó Tommy

—Tommy agradezco infinitamente que siempre seas leal a la corona, y que tu trabajo no tenga errores. Pero esta vez te excediste, no quiero que vuelvas a insinuar que la princesa Catalina tiene un interés amoroso por mi esposo.—dijo Alejandra

—Si me permite su majestad, no es una suposición. El comportamiento de la princesa es más que evidente, el consejo es que sea desposada para así evitar un conflicto mayor dentro del ducado. Pero usted es la reina, se hará como usted lo diga.—respondió Tommy

—Ella se casara con quien ella crea conveniente y cuando lo crea conveniente, le deje en claro que el duque no solo es mi esposo, también es el padre del heredero al trono. Es todo, ahora encárgate de que todo esté listo para el cumpleaños de mi hijo el príncipe y el evento para conmemorar el aniversario por el fallecimiento del rey.—decía la Reina

—Como lo ordené su majestad.—dijo Tommy y salió del despacho, le agradaba que la reina tuviera las agallas de imponerse. Pero seguiría atento a la princesa Catalina, él confiaba en el buen juicio de la reina, pero era mejor verificar.

La reina miraba por el ventanal del despacho hacia el jardín, el pequeño príncipe jugaba con el duque, eran tan unidos que el ver sonreír a su pequeño hijo hacía que su sacrificio tuviera valor. En unos días cumpliría sus cinco años, no podía creer que el tiempo pasara tan rápido. Nicolás levantaba por los aires al pequeño Luis para hacerlo sonreír, después lo abrazó, al voltear hacia la ventanal del despacho pudo ver a su esposa la reina, él le regaló una sonrisa y ella le correspondió, sin duda él era su fortaleza.

Mientras tanto por las calles de Luxemburgo Trevor caminaba al lado de Robert, tenían pocos días de haber llegado pero la locación donde se grabaría la serie contaba con un castillo medieval, pero también la capital era adecuada para las grabaciones.

—Estoy fascinado, nada de pantalla verde y computadoras eso quiere decir que necesitaremos extras para las escenas de la guerra.—decía Robert

—Me gusta el país, sobre todo la naturaleza que lo rodea. No me lo imaginaba así.—dijo Trevor

—Bien saqué dinero del cajero, trescientos dólares. Ten te daré la mitad necesito una cerveza o un café.—decía Robert, Trevor sacó su cartera para guardar los billetes que le entregó Robert, llamó totalmente su atención la fotografía plasmada en el, no podía creerlo. Era ella, su Beatriz pero como era posible.—Trevor parece que has visto un muerto, estás pálido.—expresó Robert

—No es un muerto, mira el billete. Es ella, es Beatriz reconocería su rostro en cualquier lugar.—respondió Trevor

—Ella se llama Alejandra I, debe ser la reina del país. Cómo crees que ella es tu Beatriz, la mujer que te rompió el corazón es la reina. Si algo se de la monarquía es que los miembros de la familia real, no se casan con personas comunes o van a escuelas comunes, ellos son educados en casa.—decía Robert incrédulo

—Robert es ella, es Beatriz estoy seguro.—decía Trevor, su corazón estaba a punto de estallar

Robert se acercó a un lugareño para preguntarle, mientras Trevor no dejaba de ver el billete de inmediato recordó el sueño que tuvo.

—Ella es nuestra reina Alejandra I, en unos días habrá un evento para develar una estatua en honor a su padre el Rey Felipe V, en esta misma plaza.—le decía el señor de las flores

—De causalidad ¿como se llama la casa real?.—preguntó Robert

—De Teck, siempre la familia real ha llevado ese apellido.—respondió el señor

—Le agradezco buen hombre.—decía Robert

Trevor no podía digerir todo lo que estaba sucediendo, a su memoria venían sus recuerdos. No podía asimilarlo, ahora entendía porque tantas mentiras y el porque no quería hablar de su familia.

—Era más que obvio, solo se divirtió conmigo para sentirse una mujer normal, te das cuenta es la reina era obvio que nunca se iba a quedar a mi lado. Me abandonó por una corona, fui un completo idiota en creer en todas sus promesas.—decía Trevor molesto

—Tranquilo, por algo el destino la volvió a poner frente a ti. Además no es como que la vayas a ver frente a ti, es la reina. Tal vez si pides una audiencia.—sugería Robert

—No, hablaré con mi mánager y volveré a casa de inmediato, no me quedaré aquí. Ahora que se la verdad menos.—decía Trevor muy enfadado

Continuó su camino y pasaron frente al palacio donde sabía que estaba ella, la mujer que lo había engañado. Era momento de sentirse libre y seguir con su vida, tal vez formalizar con Megan, ya que después de todo ella era transparente y leal a él. A la fecha no le había mentido y hasta había aceptado su relación tan diferente, si se le podía llamar así. Sin duda estaba sufriendo, por todo lo que su mente le decía y al cual no tenía la certeza de que fuera verdad.