Selig pensó que Marisol lo abandonó cuando dejó de responder sus mensajes y llamadas. Se preguntaba qué habría hecho mal para que ella se alejara.
Marisol, por su parte, creía que Selig la había olvidado al no buscarla durante tantos años. Sentía un profundo dolor por haber perdido a quien consideraba el amor de su vida.
Sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa para ambos. Un encuentro inesperado los enfrentó y descubrieron la verdad detrás de su separación: un malentendido que los mantuvo alejados injustamente.
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Dueles una vez más.
Narradora.
Aunque Craig y Megan, le dijeran que se tomara el asunto con calma y comprendiera lo difícil que fue para ella, Selig se sentía herido.
¡MARISOL SIEMPRE SUPO QUE HABLABA DE ELLA Y JAMÁS SE LO DIJO!
Tuvo miles de oportunidades para contarle lo sucedido y por fin decirle que era la mujer en la cual pensaba durante sus noches y días, a quien anhelo volver a ver después de aquel día en que creyó que la perdió para siempre, pero... ella prefirió callarlo, hacer de cuenta que jamás se conocieron.
Con dolor y enojo marcado en sus ojos, se dirigió a su casa sin las compras que prometió llevar.
Estaba dispuesto a hacerle frente y saber la razón por la cual lo tomó de idiota durante este tiempo. Porqué permitió callarse cuando él deseaba como nadie poder saber de ella, aunque sea algo mínimo.
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En casa de Selig, Marisol seguía negándose al pedido de su cuñado, quien seguía insistiendo con que hablara contando su parte de la historia, asumiendo a que él entendería sin juzgarla y de esa manera poder estar en paz.
—Es en vano que sigas insistiendo con ello, ya dije que hablaré con él sobre esto, pero no será ahora —afirmó Mar, viendo con disgusto a Zachary.
—¿Y si lo descubre por otro lado, Marisol? —preguntó —¿Qué crees que pensara? ¿Que lo estabas protegiendo o tomándo por idiota? —insistió —Conozco perfectamente a mi hermano y créeme que si descubre la verdad por otro lado, se enfadara mucho.
—Tú eres el único que sabe sobre esto y si él llegara a saberlo sería por ti —aclaró, viendo a su cuñado negan con una sonrisa.
—Al parecer no tomas importancia de lo que pasa a tu alrededor —continuó —incluso estoy seguro de que ni siquiera te diste por enterada que tienes un parentesco biológico con Craig Whitley.
—¿Con el señor Whitley? —preguntó sorprendida, pues jamás supo sobre su verdadera familia ni la razón por la cual la abandonaron.
—Será otro el momento en que te cuente de ello. A lo que quiero llegar es a que Craig, también está buscando información sobre ti —añadió —y créeme que no le llevará mucho tiempo hasta poder llegar a ti.
—¿Crees que pueda descubrir todo y contárselo a Selig? —interrogó asustada, mientras se ponía de pie y sentía un escalofrío recorrer su cuerpo, como si sintiera que algo estaba pronto a suceder.
—No tengo dudas de ello. Cuando Craig se propone algo, lo consigue sin problema alguno.
Y fueron esas las palabras más aterradoras que pudo oír en toda su vida, no quería ni imaginar la cara que su amado pondría al descubrir que la mujer de su pasado y ella eran la misma.
¿Pero no sería positiva su reacción al conocer por todo lo que pasó? ¿Al saber que jamás lo abandonó si no que estuvo envuelta en una tragedia?
Antes de que su mente la llevara a más preguntas, la puerta es abierta abruptamente y un furioso Selig se dirige a ella, tomándola por ambos brazos y viéndola con dolor.
—¿Por qué, Marisol? ¿Por qué me lo ocultaste? —preguntó, dejándola sin saber que decir.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Marisol
No quisiera pensar en que sabe toda la verdad, pero su pregunta dolida y la mirada llena de sentimientos me dice que sí.
—Selig...
—Cuando hablamos la primera vez, sabías que me refería a ti cuando dije aquello de "mi primer amor" —añadió y sentí una punzada de dolor en mi corazón y otra en mis brazos, los cuales sujetaba con mucha más fuerza —¿ACASO ESTABAS VIÉNDOME LA CARA DE IDIOTA? —gritó con rabia y vi a Zachary ponerse de pie y acercarse.
—Selig, suéltala por favor, la estás lastimando.
—Zachary, las condiciones para realizar dicha cena no son para nada buenas. Así que te pido disculpas por cancelar ahora, pero quiero que te vayas —dijo a su hermano sin quitar la firme mirada de mis ojos.
—No voy a dejarte solo para que cometas una locura de la cual puedes arrepentirte luego —contestó, dejándome ver a Selig girar su mirada a él, quizás y advirtiéndole que lo mejor era irse ahora.
—Este es nuestro asunto y sin importar como se resuelva, no quiero a terceros metidos aquí.
—Selig...
—¡VETE! —gritó, asustando al pequeño Valentino.
Sabía que sin importar cuantas veces lo pidiera, mi cuñado no se iría dejándome con esta nueva persona frente a mí, el despiadado Selig Cuddyer.
—Zachary, has caso a lo pedido por tu hermano y váyanse —dije, viéndolo y rogándole que lo hiciera. Cuando él abrió la boca para decir algo, lo interrumpí rápidamente —No es asunto suyo —añadí de manera fría y él solo asintió.
Digamos que por breves segundos dudaba en querer estar a solas con él, pero sabía que si no pedía privacidad quizás el pobre Valentino termine traumado.
Cuando la puerta se cerró anunciando que nuestra visita se había marchado, Selig me soltó con brusquedad y se dirigió al sofá mientras comenzaba a llorar.
—No puedo creerlo, me enamoré dos veces de la misma persona sin saberlo —mencionó y solo me arrodille frente a él, intentando tomar sus manos —. No me toques por favor, al menos no en este momento.
—Cariño, en verdad no quise ocultarte nada pero...
—¿No quisiste? —pregunto con una falsa sonrisa — Si no quisieras no lo hubieras echo.
—Se que decirlo es difícil pero... ya te había contado lo que verdaderamente pasó y que tu siguieras diciendo que te había cambiado por alguien más me acobardó.
—¡DEBISTE DECIRMELO! ¡ESTUVISTE EN MI MALDITA BODA! ¿PORQUE NO TE OPUSISTE? —gritó una y otra vez mientras rompía a llorar —Siempre fuiste más importante que cualquiera para mi, si me decías que eras tú.. Mandaría a la mierda al mundo, solo por ti.
—Selig, en verdad lo siento —dije queriendo tocar su mano.
—NO —me detuvo, poniéndose de pie.
—Marisol London, ya no quiero saber nada de ti —Comentó y rompí a llorar tambien —no te quiero cerca.
y se fué sin más.