Grace Pons trabajaba en una casa de citas hasta que escapó de esa vida llena de peligros y vergüenza, para acabar dando su consentimiento a un matrimonio de conveniencia. Sin embargo, no viviría mucho tiempo como una mujer respetable si no conseguía mantener su pasado y su corazón bajo siete llaves.
El amor era lo menos importamte en el matrimonio para un hombre que había empezado de cero, y tenía aspiraciones políticas. Bruno Valverde necesitaba una esposa adecuada para garantizar su elección y darle una madre a sus hijos.
Aún así, el deseo hacia su bella esposa comenzó a ser irresistible, hasta que los secretos de su pasado empezaron a descubrirse...
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Visita a Celeste.
Ella ya los había cuidado el día anterior porque la señora Carla tenía el día libre.
No, salvo Que tengas unas ganas enormes de ocuparte de ellos En vez de visitar a tu amiga, replicó él. Disfruta de la visita a tu amiga.
Como no sabía cuál era la situación de Celeste, decidió que quizá fuese mejor ir sola la primera vez. El chofer que le envió Bruno se presentó a media mañana. El hombre, llamado Raúl, era bastante callado y la llevó por un camino muy agradable. Grace disfrutó del trayecto y pidió al señor Raúl que se parara una vez para cortar un ramo de flores de lavanda. Él sin hacer ningún comentario, la ayudó a montarse otra vez y llegaron al rancho del esposo de Celeste antes de mediodía.
El rancho estaba lleno de corrales y distintas construcciones y tenía una pequeña casa de un piso cerca de una arboleda. Celeste, al oeste de la casa estaba tendiendo algo que parecían unas cortinas y se dio la vuelta. Vio a Grace que se bajaba del coche y se acercó corriendo.
Graci..., empezó a decir antes de corregirse, ¡Grace, qué sorpresa tan maravillosa!
Llevaba un vestido muy sencillo y un delantal blanco. Tenía la melena morena recogida en una trenza que le colgaba por la espalda. Esa escena tan cotidiana y su humilde vestimenta eran desconocidas para Grace, pero los ojos de su amiga resplandecían y tenía el rostro iluminado por el placer.
Quería verte.
Grace le ofreció el ramo de lavanda antes de recibir el breve abrazo que le dio la otra joven.
El señor Valverde me pidió que la esperara, intervino el chofer. Estacionaré el coche por ahí y buscaré alguna sombra.
Gracias, dijo Grace.
Celeste la tomó del brazo y la llevó a la casa.
Prepararé café he hecho un pastel y quiero que lo pruebes.
La cocina era pequeña, pero suficiente, y tenía dos ventanas que daban a una huerta. Celeste puso las flores en una botella de cristal con agua. Luego encendió la estufa, llenó el hervidor de agua y lo puso al fuego.
¿No te parece increíble que haga café y pastel?, ah, cuelga el sombrero ahí.
Grace colgó el sombrero y el chal en una percha que había junto a la puerta y se sentó. Celeste cogió el pastel bastante ladeado y cortó un trozo.
Hago todas las comidas para Franco y para mí. Todavía no se ha quejado, Celeste se rió. Aunque te aseguro que ha tenido motivos. No sabía distinguir la harina del café hasta esta semana. Sin embargo, es muy paciente y me explica las cosas sin alterarse. No me ha levantado la voz y mucho menos la mano.
Grace se sintió aliviada y probó el pastel que estaba un poco seco, pero no espantoso.
El café te ayudará a pasarlo, comentó Celeste como si le hubiera leído el pensamiento.
Yo he pelado papas le contó Grace.
Yo no sabía que las papas salían así, ¿y tú?, le preguntó Celeste, ¿has visto a un nabo?
Grace negó con la cabeza.
¡Y los huevos! ¡Tengo que pelear para quitárselos a las gallinas!, el hervidor pitó, Celeste vertió el agua en una tetera desconchada y se sentó a la mesa. Sin embargo, me compensa cocinar, barrer el suelo todos los días y arrancar las malas hierbas de la huerta. Me trata como si fuese... como si fuese especial, aunque estaban solas Celeste bajó la voz. Es atento en la cama, me pide permiso y me pregunta si me gusta cada cosa. Lo hace un par de veces cada noche y nunca había estado con una mujer, ¿puedes creértelo, Grace? Pero es muy delicado y me abraza después. Celeste hizo una pausa y se le empañaron los ojos con lágrimas. Grace tuvo que tragar saliva para contener las emociones. No sabía que pudiese haber un hombre como él, siguió celeste con la voz entrecortada. Solo conocía vaqueros con prisa para volver a la partida de cartas, o borrachos, o maridos que engañaban a sus esposas o que querían algo que ellas no les hacían. Grace asintió con la cabeza, ella tampoco los había conocido, nunca se había imaginado que hubiese hombres que querían a sus hijos y que anteponían las necesidades de una mujer a las propias. Celeste sirvió dos tazas Y puso una delante de Grace. Ella le puso azúcar y la revolvió.
En realidad no conocían gran cosa de ser amas de casa, pero ellas trataban a toda costa de aprender, aunque, Grace no necesitaba hacer nada, para eso estaban las empleadas. Solo que Grace no quería ser un estorbo, e intentaba aprender.
Era muy servicial y ayudaba en todo lo que podía...
Recordaba a su madre, fue muy poco el tiempo que estuvo con ella, a veces la extrañaba mucho. Ella era una gran ama de casa y buena cocinera, era todo lo que podía recordar.
Dejó de recordar porque Celeste le habló... Yo he aprendido bastante de la cocina, pero aún me falta sobre los pasteles, pero cuando vuelvas a venir, ya los sabré hacer muy bien.
Lo bueno es que no te quedas apergatada. El chofer seguía sentado afuera, se puso a leer el periódico en lo que salía Grace.
Ella estaba en franca plática con su amiga, que se le pasó el tiempo volando.
La señora Viviana muy apenas me deja ayudarle en la cocina, y la señora Carla no quiere que haga nada porque la dejo sin trabajo según sus propias palabras.
Pero la verdad es que me aburro mucho sin hacer nada. Bruno me deja hacer lo que quiera, pero ya no sé qué más puedo hacer.
El señor Valverde, ¿también es así de considerado?
Es paciente con sus hijos y conmigo ha sido muy educado y considerado.
¿También es un caballero en la cama?, le preguntó Celeste.
Grace se encogió levemente de hombros y miró todo lo que había en la mesa antes de mirar a Celeste, quien arqueó las cejas y abrió unos ojos como platos.
¿No han...?
Yo sé que es desconcertante, pero antes quiere que pasemos por un noviazgo.
Es mejor que pases por eso lo antes posible, comentó celeste con una preocupación evidente. Franco me dijo que nuestro matrimonio estaba consumado y era legal después de la primera vez. Tuve que pedirle que me lo explicara porque no lo sabía, pero, al parecer, todavía se puede deshacer todo si el marido y la esposa no han... rematado el asunto.
Es posible que tenga sus motivos.
Celeste dio un sorbo de café y Grace también levantó su taza. Bruno no le había dado ningún indicio de que su matrimonio pudiese salir mal.
Efectivamente, no sabía cocinar ni estaba acostumbrada a las tareas domésticas, pero le había demostrado que estaba dispuesta a aprender y hacer lo que le correspondiera
Pronto llevarán un piano, entonces, enseñaré a los niños a leer música y a tocarlo.
EXPLÍCAME POR FAVOR AUTORA.
¿QUE PASÓ CON EL VIERNES Y EL SÁBADO, Y COMO LLEGARON A LA NOCHE DEL SÁBADO?