¿Qué pasaría si el amor de tu vida fuera un hombre lobo? ¿Y si tú también lo fueras, pero no lo supieras? Esta es la premisa de esta novela romántica y fantástica, donde dos almas gemelas se encuentran en un mundo donde la realidad y la magia se mezclan.
Ella es una mujer tranquila y amante de los libros, que vive una vida normal y aburrida. Él es un hombre lobo misterioso y posesivo, que ha escapado de un pasado oscuro y violento. Cuando sus destinos se cruzan, la chispa salta y la pasión los consume. Pero no todo es tan simple como parece. Ella guarda un secreto que pronto ella conoce: también es una mujer lobo, pero lo ignora por completo. Él lo descubre y se propone protegerla. Pero no son los únicos que ocultan secretos. Hay otros que los acechan y quieren separarlos, por motivos que van más allá de lo que ellos imaginan.
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Capitulo 16
...Amar es la aventura más grande en la que te puedes embarcar. Porque te puede hacer volar más alto de lo que jamás imaginarte y también ponerte los pies de la tierra...
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Cristal:
Mi madre me explicó cómo controlar mi forma de demonio y de loba. Me dijo que era cuestión de voluntad y de equilibrio. Que tenía que aceptar ambas partes de mí. Que tenía que armonizarlas y no rechazarlas.
Me dijo que mi forma de demonio era la más poderosa y la más peligrosa. Que me daba una fuerza sobrehumana, una velocidad increíble, una resistencia inagotable y un don especial. Que mi don era el de manipular el fuego. Que podía crearlo, moldearlo y lanzarlo a mi antojo.
Me dijo que mi forma de loba era la más salvaje y la más instintiva. Que me daba una agilidad asombrosa, un olfato agudo, una audición precisa y una visión nocturna. Que me permitía comunicarme con otros licántropos. Que me conectaba con mi manada.
Me dijo que podía transformarme en cualquiera de las dos formas cuando quisiera. Que solo tenía que concentrarme y desearlo. Que podía hacerlo parcial o totalmente. Que podía cambiar de una forma a otra sin problemas.
Me dijo que tenía que tener cuidado con mi pareja destinada. Que era la persona con la que estaba unida por un lazo especial. Que era la persona que me complementaba y me hacía feliz. Que era la persona que me podía hacer perder el control.
Me dijo que podía hacer que mi forma de lobo y de demonio se fusionaran. Que podía crear una forma híbrida. Que podía combinar lo mejor de ambas. Que podía ser más fuerte, más rápida, más resistente y más poderosa.
Me dijo todo eso y más. Me explicó todo lo que sabía. Me enseñó todo lo que podía. Me pidió todo lo que quería.
Estaba confundida. Estaba dolida. Estaba enojada.
No sabía qué hacer. No sabía qué decir. No sabía qué querer.
Pero sabía que tenía que irme. Sabía que tenía que salir. Sabía que tenía que respirar.
_Mamá, yo... tengo que irme. -le dije.
_¿Ya? ¿Tan pronto? -me preguntó.
_Sí, mamá. Tengo que irme. Tengo que pensar. Tengo que aclarar. -le dije.
_¿Y volverás? ¿Me llamarás? ¿Me hablarás? -me preguntó.
_No lo sé, mamá. No lo sé. -le dije.
_Cristal, por favor. No me dejes. No me olvides. No me odies. -me dijo.
_Mamá, por favor. No me mientas. No me engañes. No me lastimes. -le dije.
Nos abrazamos. Nos despedimos y nos fuimos. Salí con mi amiga. Le abrí la puerta del auto y la dejé pasar. Me metí al auto y puse en marcha el motor. Llevé a mi amiga a un parque. A un parque que por alguna razón mi loba interior ronroneaba por venir aquí.
Aparqué el auto y salimos con mi amiga al parque. Buscamos algunos aperitivos. Compramos unos helados, unas galletas y unas bebidas.
Alira y yo nos sentamos en una banca, disfrutando de nuestros aperitivos. Habíamos terminado de hablar de lo qué pensaba, y ahora pasábamos a un tema más interesante: los libros.
_¿Qué estás leyendo ahora? - me preguntó Alira, con curiosidad.
_Pues, estoy leyendo una novela de fantasía muy buena. Se llama "La sombra del dragón" y trata de una chica que tiene que salvar a su reino de una invasión de dragones. Es muy emocionante y tiene mucha acción y romance. - le conté, entusiasmada.
_¡Oh, suena genial! ¿Me la puedes prestar cuando la termines? - me pidió Alira, con una sonrisa.
_ Claro, no hay problema. - le dije, devolviéndole la sonrisa. - ¿Y tú? ¿Qué libro tienes entre manos?
_Yo estoy leyendo una novela histórica. Se llama "La reina del Nilo" y trata de la vida de Cleopatra, la última faraona de Egipto. Es muy interesante y tiene mucha intriga y pasión. - me respondió Alira, con brillo en los ojos.
_¡Wow, me encanta la historia! ¿Me lo puedes prestar cuando lo termines? - le pedí, con interés.
_Por supuesto, te lo pasaré. - me dijo Alira, asintiendo.
Estábamos tan absortas en nuestra conversación que no nos dimos cuenta de lo que pasaba a nuestro alrededor. Fue entonces cuando Alira me dio leves codazos en el brazo, señalando una. Era una mesa redonda, con un mantel blanco y dos tazas de té. Pero lo que más me llamó la atención fue la pareja que estaba sentada allí. Cuando miré, vi a Liam con Zorah. Vi cómo Liam le acariciaba la mejilla a Zorah, y cómo ella se reía con él. Yo solo me quedé observando, sin poder creer lo que veía. Mi loba interior gruñó levemente, y sentí un dolor en el pecho. Liam era mi mate, el destinado a ser mi pareja para toda la vida.
(¿Qué hacía con esa zorra?)
_¿Estás bien? - me preguntó Alira, con preocupación.
_Sí, sí, estoy bien. - mentí, tratando de disimular. - Vamos, tenemos que irnos. - le dije, levantándome de golpe.
-¿Qué pasa? ¿Qué tienes? - me insistió Alira, siguiéndome.
-Nada, nada, solo que me acordé de que tengo que hacer algo. - le inventé, mientras caminaba hacia la salida.
_¿Segura? - me preguntó Alira, sin creerme.
-Sí, sí, segura. - le aseguré, mientras le abría la puerta del coche y luego me subía, arrancando el auto y llevándonos a la casa en el bosque.
Ya había oscurecido, así que fui con cuidado. No quería tener ningún accidente. Tampoco quería hablar de lo que había visto. Solo quería olvidarme de Liam y de Zorah.
Llegamos a la casa y nos bajamos del coche. Mi amiga miró a su novio Lucas, que nos estaba esperando en la puerta. Se fue con él, dándome una mirada de compasión. Yo me fui directo al sofá, sin saludar a nadie. Mi loba interior estaba enojada con Liam, y mi demonio estaba odiando a Liam. Me sentía decepcionada, herida y furiosa. Fui al refrigerador, agarrando un yogur y tomándolo. Luego boté el bote a la basura, y me fui a mi habitación. Me fui a la ducha, quitándome la ropa y metiéndome a la tina. Esta tenía olores exquisitos, como lavanda, vainilla y jazmín. Eran aromas que me relajaban y me calmaban. Me quedé un rato sumergida en el agua, tratando de olvidar. Luego de eso, me puse una pijama de fresas muy cómoda y me sentí en la cama mientras leía un libro. Era el libro que me había prestado Alira, "La reina del Nilo". Era una novela que me transportaba a otra época y a otro lugar, donde las cosas eran diferentes. Donde no había lobos ni demonios. Donde no había Liam ni Zorah. Donde podía ser feliz.