La Bruja Del Fuego

Ahora que todos sus enemigos estaban fuera del camino, Martina disfruta de sentir la brisa fresca en el balcón, mientras bebe una deliciosa copa se vino, después de acabarla, pide le sirvan otra, pero cuando el líquido va llenando su copa, el olor se le hace demasiado fuerte y le causa cierta náuseas.

— ¿segura que el vino sirve?— le pregunta a la doncella.

— si alteza, viene directamente de la colección de su majestad.— responde la doncella.

Sabina se acerca y pide a la doncella le llene la copa, temiendo que pueda ser veneno. Cuando la copa es llenada, Sabina olfatea el vino, pero no tiene ningún diferente, incluso lo prueba, pero duda tenga veneno, Martina ya se ha bebido la primera la copa, pero Sabina observa a la rubia, pero le hace una seña a la doncella para que salga, ya estando a solas deja salir un suspiro antes de hablar.

— no quiero ser imprudente, pero ¿no estará embarazada? Cuando tuve a mi primer hijo el aroma de ciertos alimentos o bebidas se me hacían horribles.—

Martina dejo caer la copa que tenía en la mano, mientras miraba a Sabina, su rostro parecía lleno de temor.

— Sabina...salgamos...— se puso de pie.

De inmediato Martina comenzó a caminar, Sabina sigue a Martina para pedir que preparen un carruaje. Durante el viaje Martina estaba en silencio, aunque se notaba con el rostro enfermo, seguramente el movimiento del carruaje la estaba mareando.

Sabina no dijo nada durante el viaje y finalmente llegaron al pueblo, ahí Martina se puso una capa y capucha al bajar y le pidió a Sabina la lleve a un médico, uno de confianza.

— se que no debería entromerme, pero ¿por qué no quiere que su majestad lo sepa?—

Porque si Martina busca un médico fuera del palacio, en lugar de llamar el médico del palacio, significa que no quiere que nadie más se enteré.

— porqué necesito saber primero el resultado y antes de decirlo, necesito pensar lo que haré...—

— pero si se casará con el emperador, es normal tener hijos.—

— ese es el punto...aún no he aceptado casarme.—

Sabina no dijo nada más, pronto llegaron al médico y Martina entró, por supuesto antes de dejar que el médico la revise y le diga que necesita, le ofrece suficiente dinero para que no diga nada, el médico al ver el dinero, acepta, aunque tampoco es que vaya por la vida ventilando los problemas de sus pacientes.

Mientras la revisan, Martina se mantiene en silencio y pensativa, su objetivo se ha cumplido, y desde un inicio, ella planeaba salir del palacio una vez acabada su venganza, nunca creyó que el emperador le facilitaría las cosas.

— en efecto, esta embarazada, señorita. Si ha venido de manera discreta, si no desea tener al bebé porque es producto de un abuso, le puedo dar la medicina si lo necesita...—

El doctor conoce esos casos, no sería la primera jovencita que llega embarazada debido a un abuso, desgraciadamente, es algo que suele suceder.

— se lo agradezco, no se preocupe, nadie me forzó. Gracias por su ayuda.—

Martina sale del consultorio, siendo seguida por Sabina y por la expresión preocupada de Martina, el resultado seguramente fue positivo.

— no le diré nada a su majestad, no se preocupe.— menciona Sabina.

Martina le muestra una breve sonrisa.

—¿que piensa hacer? ¿Lo tendrá? —

— necesito pensarlo. Agradezco de verdad tu discreción Sabina.—

Ambas regresan al palacio, pero al llegar al bajar del carruaje, el emperador y Zack, también iban llegando, lo que sorpresa a Martina.

— parece que hemos coincidido, justamente pensaba buscarla para cenar juntos.— Caleb se acerca ofreciendo su brazo.

— aceptó con gusto su invitación.— Martina se sostiene del brazo del emperador.

Ambos caminan juntos, Sabina por su parte camina junto a Zack, y este pregunta a donde han ido, Sabina solo le responde que salieron a dar un paseo por el pueblo.

— lady Martina estaba aburrida.—

— ya veo. Su majestad ya se ha ido con su emperatriz, así que podemos irnos a casa.—

Zack le ofrece la mano a Sabina para subir al carruaje y ella acepta.

— creo que deberíamos salir a cenar fuera con los niños.— menciona Sabina.

— me gusta la idea.—

Después de que Sabina sube, hace lo mismo Zack, para salir rumbo a su casa, si, ellos llevan casados desde hace 7 años y tienen dos hijos, una niña de 6 y un niño de 4.

La cena fue servida en el balcón de la habitación del emperador, sus copas son llenadas con vino y el servicio se retira, Martina mira la comida, era un filete acompañado de una salsa, ella hace pequeños cortes y disfruta de la carne, espera no tener ningún malestar que la delate.

— delicioso, los cocineros se esmeran mucho.—

— les dije que dieran lo mejor de sí, esta noche. —

— ¿acaso celebramos algo especial?— Martina observa con curiosidad a Caleb.

— algo así. Se que estamos casados, pero el documento oficial solo te reconoce como concubina. Por eso pienso que es hora de casarnos, serás mi única esposa y emperatriz.—

Caleb deja una pequeña caja sobre la mesa y al abrirla, había un hermoso anillo con una joya roja, en representación del poder de Martina, ella se queda en silencio, no creyó que Caleb se lo propusiera de manera oficial tan pronto, aun no estaba segura de lo que haría. Es verdad que Caleb ha sido un buen hombre con ella, puedo incluso decir que lo quiere, pero ser su esposa y emperatriz, es una decisión muy importante.

— ¿esta seguro majestad? Yo no creo ser la mujer perfecta para algo tan importante...—

—¿de que hablas? Eres perfecta, solo tú puedes estar a mi lado, eres una mujer que se que jamás me traicionaria y que siempre estará de mi lado, así como yo lo estaré del suyo.—

Martina sonríe por las palabras de Caleb y toma el anillo entre su mano.

— quiero pensarlo un poco...es un paso muy importante...—

— esta bien, yo esperaré y confío en su decisión será la correcta.—

Ambos continúan con la cena, aunque Martina, tiene que pensar detenidamente lo que hará. Tiene una propuesta del emperador y además, lleva su hijo en el vientre.

...