Una buena acción hacia un demonio me llevo al infierno y ahora me enamore del mismísimo diablo.
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Capitulo 17
Christopher
-Te vas a arrepentir de esto perra!
-No mi cielo, tú te vas a arrepentir de haberme despreciado
-Voy a disfrutar torturandote
-Creo que no estas viendo bien las cosas guapo, aquí tu eres la víctima y yo la victimaria, pero antes de empezar con eso, vamos a molestar un poco a tu noviecita, la puta gorda por quién me cambiaste
-No hables así de mi diosa maldita hija de puta, no le llegas a los talones!- me dió una fuerte cachetada
-Ay por favor, mírame soy muy bella y ella no es más que una gorda, fea y ridícula, sabes? Cuándo me enteré que fue ella por quién me cambiaste, no lo podía creer y eso me enfadó mucho, pero eso ya no importa.
La puerta se abrió y entró Lila con una sonrisa de oreja a oreja, junto a dos sujetos enormes.
-Hola guapo
-Tú! Perras asquerosas van a morir en agonía ambas, cuando los jefes se enteren...
-Nadie se va enterar, todos creerán que esto fue cosa de García y él pagará la culpa- sonrió Minerva
-Entiendo la motivación de esta puta pero, y tú?
-Ah esa vaca obesa me robó la atención de Alexander, yo era su favorita hasta que se fijó en esa tipa, no sé qué le ven de verdad
-Ella es perfecta y ustedes son sólo un par de vaginas y culos para coger- otra cachetada
-Ya cállate, la charla acaba, Lila trae la droga
La mujer sacó una jeringa de alguna parte de su cuerpo y se lo entregó a Minerva, las miré con furia pero estaban muy decididas, se acercó a mí.
-Malditas perras, que van a hacer?!
-Sólo divertirnos- sonrió maliciosa- creeme nos divertiremos mucho, al menos nosotras dos
Me colocó la inyección en el cuello mientras intentaba resistirme, pero los dos sujetos me sostenían con fuerza, unos segundos después un calor invadió mi cuerpo, mi cabeza se sentía confundida, mi visión estaba borrosa, mientras las veía quitarse la ropa, se subieron a la cama y sacaron un teléfono.
Desperté de nuevo con los mismos síntomas de al principio de todo esto, pero está vez no estaba en la cama sino en un cuarto oscuro, fui atado de manos con mis pies colgando.
-Ah ya despertaste- Minerva se acercó con una sonrisa perversa y una daga en la mano
-Parece que no tiene ganas de hablar Mini- rió Lila
Permanecí en silencio, nada de lo que dijera haría entrar en razón a estas estúpidas. Minerva se colocó a mis espaldas y comenzó a cortar en tajos mi piel, intenté hacerme el fuerte y permanecí estoico ante su ataques
-Lila tu turno
La otra mujer se colocó detrás de mí, con un cubo en sus manos y arrojó el líquido sobre las heridas. Mi piel comenzó a arder, era como ser quemado en carne viva.
-Haaa hijas de puta!
Ellas sólo rieron, salieron mientras yo me quedaba allí, los brazos me dolían por estar colgado y sostener todo mi cuerpo con ellos, mi espalda ardía y mis pensamientos me llevaron otra vez hasta ella, sus besos y caricias, me estremecí de imaginarmela sufriendo por todo esto, siempre supe que este podría ser mi final y estaba preparado, pero ella, no quería que sufriera, además, no le había dicho que la amaba por imbécil. Un estruendo se escuchó tras la puerta, los ya conocidos para mí disparos, sonaban de ambas partes, el chillido de esas tipas resonaba en mi cabeza y luego todo se quedó en silencio.
-¡No sueltenme! Maldita zorra, gorda asquerosa!- la voz de Minerva comenzó a alejarse
-No, por favor, todo fue idea de ella, lo juro!- Lila chillaba
La puerta se volvió a abrir y por ella entró la mujer de mi vida, cortó la soga que me ataba y caí al suelo, casi inconsciente por las heridas.
-Mi amo está bien?- lloraba mi diosa
-Mi diosa- le sonreí- por qué tardaste tanto?
Ella me sonrió, entonces todo se oscureció.
Lola
-Repítelo una vez más, por qué estás tan segura de que tienen a mi hermano secuestrado?
Ivana me observaba impaciente, mientras íbamos en la parte de atrás de la camioneta, tres camionetas iban delante y otras tres detrás, cada una repleta de hombres armados.
-Mira Ivana, en la foto hay dos mujeres, una de ellas tenía una cicatriz en el pecho, esa marca ya la he visto en una mujer que solía frecuentar a Alexander, ella me odiaba porque decía que le había quitado a su mina de oro, la verdad nunca escuché su nombre
-Ok entiendo eso pero...
-Espera, todavía no termino, la otra mujer sin dudas era Minerva, pues tenía el tatuaje en el brazo y puede ser que se haya metido con ambas, pero también pude ver los ojos de tu hermano, estaban idos, estaba drogado y además su mejilla estaba roja y con la marca de dedos, además, sus hombres no responden.
-Estas hablando en serio?- arqueó una ceja
-Te lo dije, soy muy inteligente y buena observadora, además, sabes cómo es tu hermano, de verdad crees que soportaría que una mujer lo golpeara?
-Bueno si fueras tú tal vez
-Sí, por eso creo que Chris de verdad me ama, aunque claro no me lo ha dicho aún- sonreí melancólica
-Y tú se lo dijiste?
-No
-Mmm y si te equivocas?
-Entonces tendrá serios problemas conmigo
La conversación se terminó en cuanto llegamos al lugar donde la señal del celular de Chris había transmitido por última vez. Nos dispusimos a entrar a la casa, preparar a todos los hombres y tomar mi arma para ingresar junto con ellos, así como Ivana.
Tiramos un explosivo para matar a los hombres de la entrada e ingresamos disparando, ellos nos devolvieron las balas, pero al fin éramos más y los vencimos. Caminamos hasta llegar a una habitación, cerca de la puerta se encontraban esas dos mujeres, sólo les sonreí mientras ellas me miraban con odio y miedo, Ivana hizo un gesto a uno de los hombres para que las llevarán fuera.
Abrí la puerta y entonces los ví, mi hombre colgado en medio de la habitación, estaba pálido y no tenía buen aspecto.
Se desmayó en mis brazos y pude sentir el líquido en su espalda, creí que era sudor pero cuando miré mis manos me di cuenta de que era sangre, ordené a los hombres llevarlo al auto y luego fuimos a la mansión, lo subimos a la habitación y llamamos al médico, él revisó sus heridas, las curó y suturó la más profundas y las demás las cubrió.
Él seguía inconsciente, yo me recosté a su lado en la cama, unas horas después abrió los ojos, me miró y sonrió.
-Mi diosa te amo
-Yo te amo Christopher Morelli