"UN AMOR PROHIBIDO QUE NO MUERE
Kostas conoce a Athina, la hijastra de su hermana, en una boda. Es amor a primera vista, pero la edad y la relación familiar lo convierten en un tabú.
Cinco años después, Athina es secuestrada y Kostas se convierte en su héroe. El amor sigue vivo, pero el pasado y los prejuicios amenazan con separarlos.
¿Podrán superar las barreras y luchar por su amor?
NovelToon tiene autorización de Angie de Suaza para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo Diecisiete
Ivet llevó a Andreas a la habitación de Athina y lo acostó en la cunita que ya tenían armada desde hace días. Le rezaba a todos los dioses del Olimpo para que Athina salga al menos un poco bien librada de este problema en el que ella misma se metió.
En la sala del penthouse la situación estaba muy tensa; en una silla estaba Athanasiau mirando fijamente a Constantin, el cual miraba al piso como si rogara que este se abriera y lo mandara al desierto de Atacama. Preferia estar allí cocinandose de calor, y no aqui derritiendose del miedo.
—¿Qué esperan para hablar? ¿O nos vamos a quedar aquí sentados hasta que mi nieto entre a la universidad? —Athina levantó por fin la mirada, pues también estaba deseando que Constantin pudiera abrir el piso y se la llevara con ella—. ¡Hablen, que mi paciencia se está agotando! ¿Fue en tu cumpleaños? ¿Ese fue el regalo que este imbécil te dio y yo confiándote a él?
—Sí fue en mi cumple, pero Constantin no fue; él no es el papá de Andreas. —Athina no sabía cómo decirle a su papá la verdad.
—¿No? Entonces, ¿quién es el papá? ¿Y Constantin acaso no te estaba, pues, cuidando? —En este punto, Athanasiau ya no entendía nada.
—Papá, quiero que me escuches y no me interrumpas hasta que termine, diga lo que diga. —Athina tomó aire para empezar su confesión.
—Lo admito, yo también quiero saber esta historia. —Constantin dio su opinión y lo miraron fulminante. —Me callo, me callo.
—Esa noche Constantin me acompañó como todo un caballero, no se despegó de mí hasta que llegó mi tío Kostas. Quería celebrar conmigo mi cumpleaños como lo había prometido. Constantin se encontró con una amiga, y al ver que yo ya estaba acompañada, se despidió para irse con ella. Baile con el tío en varias ocasiones. Yo tenía un cóctel y los dos bebimos de ese trago, pero alguien le había echado una droga. Lo sé, porque después de tomarlo nos sentimos mal, así que fuimos a uno de los hoteles más cercanos, pues no íbamos a alcanzar a llegar hasta algunas de las mansiones. Al día siguiente amanecí desnuda y mi tío también. Es lógico entender lo que pasó; me sentí muy mal y lo que hice fue salir corriendo de allí dejando a mi tío dormido. Desde ese día no volví a saber nada de él; solo supe que viajó de nuevo. Por eso quise venir a Londres tan rápido; me sentía mal por lo que pasó. Meses después me enteré de que estaba embarazada y no quiero que Kostas se entere —Athina terminó su relato.
—¿Crees que Kostas te haya drogado? No, él no es de esos tipos, y mucho menos lo va a hacer con mi hija —Athanasiau preguntó y él mismo se respondió—. Descartemos esa teoría. ¿Quién los drogó? —inmediatamente su mirada se fue a Constantin— ¿Fuiste tú?
—No, papá, ese cóctel lo pedí después de que Constantin se fue. No sé quién lo hizo, pero fue después de tomarlo que nos pusimos mal.
—Kostas huyó, él sabe que estuvo contigo. Es un cobarde; con razón se quedó tantos meses en México. No es capaz de darme la cara. Es un imbécil, mal amigo. La culpa casi lo mata. Ya se me hacía raro que haya vuelto con Alicia —Athanasiau empezó con una retahila.
—Papá, Kostas no se debe enterar de que tuve un bebé de él. No quiero que se sienta responsable. Andreas es solo mío. —Athina solicitaba que su papá le hiciera caso.
—No le diré, pero algún día él se va a enterar que es papá. Y no le va a gustar que se lo hayamos ocultado. ¿O quieres decirle cuando tenga diez años, como me pasó a mí? —Athina agacha la cabeza, entendió el punto de su papá y le da tristeza que se repita con ella la misma historia de su mamá.
—Papá, por el momento no le vamos a decir. Dame tiempo, tranquilidad; quiero terminar mis estudios y poder regresar a Atenas como toda una profesional, ya más madura y lista para enfrentar todo lo que me proponga hacer. —Athanasiau no estaba muy convencido aún. Eso que le cuenta su hija le falta un pedazo y él lo va a investigar por su cuenta.
—Tengo que investigar quién los drogó; alguien o quería abusar de ti o les tendieron una trampa. —Athina se puso muy nerviosa con lo que dijo su papá; ahí se podrá enterar de la verdad.
—Papá, ya lo que pasó, pasó. Ha pasado mucho tiempo; dejemos así. Gracias a esto tengo a mi gordito, y yo lo amo. —Athina quiere desviar su atención con su bebé.
—Con razón se me pareció tanto a Kostas, pues si es el papá. ¿Y cómo quedaste en embarazo si estabas tomando pastillas? —Athanasiau preguntó de un momento a otro.
—Pues es visto que no todos los métodos de planificar son 100% seguros o los nadadores de mi tío son campeones olímpicos. —Constantin, que estaba tan callado y sorprendido por la confesión de Athina, salió de su trance para decir tremenda babosada.
En Atenas, Kostas fue trasladado al quirófano para realizarle el cateterismo cardíaco. Bajo los efectos de la anestesia, soñaba con un hermoso niño de cabello negro rizado, ojos negros, piel blanca y una perfecta naricita. El niño le decía papito y eso lo llenaba de una paz que cierta chiquilla le había robado.
—Papito, mira qué flor tan linda y tan alta. —El chiquillo brincaba tratando de alcanzarla.
—Es un girasol y es la flor favorita de tu mamita —Kostas le explica lleno de ternura. Amaba este niño; siempre soñó con ser papá.
—Papito, entonces quiero regalarle una a mamita. Ella se pondrá muy feliz. —Cuando Kostas iba a tratar de tomar el girasol, el niño dio un grito de alegría—. ¡Mira, ahí viene mamita!
Kostas volteó a mirar lentamente; estaba nervioso de ver a su amada, pero cuando la iba a ver, lo despertaron de ese magnífico sueño.
—Amor, amor. Me dice el doctor que tu procedimiento salió bien, qué alegría. —Era Alicia la que estaba en la sala de recuperación, y cuando llevaron a Kostas, esta desesperada lo despertó. —Por cierto, feliz cumpleaños, mi amor. Gracias a Dios vas a cumplir muchos años más. Tu corazón es fuerte, solo fue un susto.
...🌻Cinco años después 🌻...
—Mamita, feliz cumpleaños. —Andreas entró a la habitación de Athina con un gran girasol y se subió a la cama donde ella despertó por los besos de su niño amado.
—Oh, qué lindo girasol me ha traído un niño hermoso. Gracias, mi príncipe —Athina llena de besos a su gordito.
—Mamita, vamos al comedor. La tía Ivet te hizo el desayuno. —Andreas hala a su mamá, la cual se levanta rápidamente, entra antes al baño para lavarse la cara y los dientes e ir al comedor con su niño.
—¡Feliz cumpleaños! —le dicen en coro Ivet y Constantin.
—Ya estás viejita. —Le dice Constantin y Athina le da un zape. Así son ellos.
—Ya van a empezar ustedes dos —los regaña Ivet.
—Así son siempre, tía —Andreas ya los conoce.
—Gracias, chicos, gracias por acordarse de mí.
Muchas felicidades mi querida autora,