Amelia tiene 17 años, es huérfana y una esclava, sabe de alguna manera que fue amada mientras estuvo en el vientre de su madre, pero una mestiza es despreciada por todos: humanos y en especial por los elfos. En su cumpleaños 17 intentan tomar su pureza y ella escapa al bosque donde encuentra una cría de dragón y lo cría en secreto hasta poder escapar pero cae en manos de los elfos quienes matan a los mestizos sin hacer preguntas, ¿qué pasará con Amelia, logrará escapar nuevamente? ¿Huirá de su destino? cuando un guerrero elfo que la desea y odia al mismo tiempo, tenga su destino en sus manos deberá decidir qué es más fuerte si los prejuicios o el amor.
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Cap. 17: Conoce a tu enemigo
Orión tenía sentimientos encontrados, no quería estar en malos términos con Calanta. La respetaba enormemente; ella lo había apoyado mucho en el pasado. Así que cumpliría su palabra; una vez terminado el interrogatorio entregaría a la mestiza a Calanta.
Llegó a sala de interrogatorio, iba a llamar a un elfo para que trajera a Amelia, pero dudó, se dio vuelta y fue directo a la celda de la mestiza, quería verla, ver cómo estaba.
Se acercó a la celda, respiró hondo y entró. Ahí en el catre acurrucada estaba Amelia. Ella levantó su mirada y miedo cruzó por sus ojos, en aquellos bellos ojos azules. Se reprendió mentalmente por haber generado esa apreciación en ella.
-Buenos días, alteza... yo quería saber si puedo ver a Lía hoy por favor, sé qué es mucho pedir, pero por favor, deseo mucho verla- se le quebró la voz y Orión se sintió un desgraciado.
-Si cooperas la verás hoy mismo.
Una pequeña sonrisa asomó en sus labios resecos, asintió levemente. - Entiendo majestad, responderé todas sus preguntas, o lo intentaré lo mejor que pueda.
- Bien, dime primero por qué no puedo ingresar en tu mente.
-yo... Amelia titubeó... No lo sé alteza.
Orión hizo una cara de disgusto - ¡No estás cooperando!
Unas cuantas lágrimas bajaron por sus mejillas - yo no estoy segura, alguna vez hablamos con Lía al respecto y pensamos que tal vez se deba al collar que me dio mi madre, pero solo son suposiciones. Si desea podemos intentarlo, me quitaré el collar. Aunque... Por favor no me haga daño en mi mente, la última vez fue... Doloroso.
Nuevamente, culpa, maldita sea, se sentía vil ante ella, verla llorar, lo dañaba, se sentía un villano.
Suspiró, de acuerdo lo intentaremos después. Necesito más respuestas.
-¿Quién te compró? Toma explícame este documento y le tendió el papel
Amelia estiró su mano y agarró el papel, tembló un poco y se sonrojó.
-Yo, no sé leer alteza- bajó la mirada y le devolvió el papel, no sé que es.
Orión se sorprendió un poco, aunque dado que la mestiza era una esclava, era algo bastante común que sus amos no se hubieran molestado en enseñarle.
-En la carta dice que tu dueño es el capitán de la tropa de necromantes del Oeste, y bajo su autoridad y autorización estarás bajo el cuidado del humano Horacio Gómez, jefe de la tropa...- Orión calló al ver el estremecimiento de la joven.
-Yo no lo sabía señor, yo pertenecía a la señora Lucrecia, luego Hora… Horacio me dijo que me había comprado y luego había matado a mi anterior señora. No sé quién se supone que es mi dueño.
- ¿De quiénes huías?- siguió Orión.
-De un grupo de necromantes, me exigían que llame a Lía, pero ella me ayudó a escapar y llegamos a sus manos alteza.
-Bien, ¿quién es tu madre?-
- Yo apenas la recuerdo, es como si mis recuerdos estuvieran borrosos, no puedo ver su rostro- contestó Amelia frustrada.
Orión suspiró, iba a continuar cuando se fijó que Amelia temblaba y que vapor salía de sus labios resecos. Se levantó y Amelia se encogió.
-Bien, levántate irás con Calanta, mañana o tal vez pasado hablaremos, te mandaré a llamar.
-¿Puedo irme?, ¿Podré ver a Lía?- una pisca de esperanza ilumina sus ojos. Sí, pero estarás bajo vigilancia. Celethor, alguno de sus hombres o yo mismo estaremos vigilando.
Amelia baja la cabeza. -Comprendo alteza, ¿pero ha creído en mis palabras verdad?
-Eres una mestiza- responde fríamente- ¿Crees que me puedo fiar de ti?- Orión respira profundamente y continúa. - Estás débil, no puedo entrar a tu mente sin lastimarte y prometí que no lo haría. Ahora levántate es hora de irnos.
Amelia se levanta lentamente y baja su cabeza. Orión se acerca y percibe su aroma, está sucia y desaseada y aun así, un tenue olor a rosas se desprende de su piel. Se crispa al sentir semejante dulce aroma y bruscamente agarra su mano
Amelia se asusta, pero deja que sostenga su mano y levanta su mirada que se topa con sus ojos verdes furiosos.
-Escucha, te lanzaré un hechizo, con él no podrás salir de la ciudad, y si lo intentas morirás del dolor, pues serás considerada traidora. ¿Lo entiendes? Díselo a Calanta también para que no intente una locura.
Orión toma una fina daga y se lastima su dedo y con su sangre traza un sello en la muñeca de Amelia y otra en su propia muñeca.
-Ahora camina, vamos a la casa de Calanta.
La guía hacia la salida, varías veces ve como tropieza, pero se detiene antes de tocarla, y se recuerda que es enemiga, además de una sucia mestiza. Aún así, no puede dejar de apreciar la belleza y delicadeza de la joven y su olor, ese maldito aroma que lo vuelve loco.
Llegan a la salida del palacio donde les espera un carruaje, Orión la insta a subir, pero ella duda.
-Majestad, ensuciaré su carruaje, puedo caminar, solo indíqueme el camino.
-Ya estás ensuciando mi ciudad con tu presencia, el carruaje podrá ser lavado.- Orión no pudo detener esas crueles palabras que salieron de su boca, pero se arrepintió una vez las dijo. Vió como Amelia baja la cabeza y lágrimas asoman en sus ojos. Ve como sube con dificultad al carruaje y toma asiento y no vuelve a pronunciar palabra.
Viajan en silencio, la joven con la cabeza baja y derramando lágrimas que se las limpia furtivamente. Orión se odia a sí mismo, ¿por qué tuvo que ser tan cruel? Pues por qué es solo una mestiza se responde. Pero, entonces ¿por qué se siente como el villano?
El viaje dura casi una hora hasta la casa de Calanta, una vez llegan observa que Lía está acurrucada en la entrada, pero al sentir a Amelia levanta la cabeza rápidamente y gruñe fuertemente.
Amelia sonríe y más lágrimas bajan por sus ojos, pero hay felicidad en su mirada. Y Orión tiene el impulso de sonreír también, pero no lo hace, solo mira como el rostro de la mestiza se ilumina.
Una vez que llegan a la puerta, ella no espera y se baja de un salto, cae al piso, pero se levanta rápidamente y corre hacia Lía y abraza su cabeza. La dragona abre sus alas y la esconde de la vista de todos. En ese momento sale Calanta y solo da un leve sentimiento con la cabeza a Orión, quien devuelve el saludo y se retira del lugar.
Muchas gracias por esta exitante novela, Felices fiestas autora, disfruta y goza de la compañía de tu familia y amistades, q tus fans somos pacientes y te deseamos una muy Feliz Navidad 🎄
Liryen tan solo e impotente igual que Amelia, por eso entendían el dolor y pesar del otro. /Frown/