En Tokio, Shiro, un joven de 18 años, se muda a un pequeño café con un pasado misterioso. Al involucrarse en la vida del café y sus peculiares empleados, incluyendo al enigmático barista Haru, Shiro comienza a descubrir secretos ocultos que desafían su comprensión del amor y la identidad. A medida que desentraña estos misterios, Shiro se enfrenta a sus propios sentimientos reprimidos, aprendiendo que el verdadero desafío es aceptar quién es realmente. En esta emotiva travesía, el mayor secreto que descubre es el que lleva dentro.
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Capítulo 17: El Guardián del Laberinto
El pasillo brillante terminó en una enorme puerta de acero, decorada con intrincados grabados que formaban un patrón de laberinto. La puerta se abría lentamente con un estruendoso chirrido, revelando un vasto laberinto de pasillos y corredores, iluminados por una luz suave y etérea que parecía emanar de las paredes mismas.
—Esto no parece un simple laberinto —dijo Shiro, mirando el complejo entramado que se extendía delante de ellos—. Parece que tenemos que encontrar nuestro camino a través de este lugar.
Aiko examinó el laberinto con atención, tratando de discernir algún patrón o indicio que pudiera guiarlos. Haru observó los pasillos, que parecían cambiar y reconfigurarse constantemente, como si estuvieran vivos.
—Este lugar parece estar en constante cambio —comentó Haru—. Tendremos que ser cuidadosos y mantenernos atentos a cualquier cambio en el entorno.
Hikaru se adelantó, utilizando su habilidad para sentir las energías del entorno. Mientras avanzaban, notó que el laberinto parecía resonar con una energía antigua y poderosa, como si fuera una entidad con vida propia.
—Siento una presencia en este laberinto —dijo Hikaru—. Puede que haya algún tipo de guardián o entidad que proteja el camino hacia el centro.
De repente, un resplandor brillante emergió de un pasillo cercano, y una figura imponente apareció ante ellos. Era un ser con una apariencia majestuosa, vestido con una armadura dorada y con una máscara de metal que ocultaba su rostro. La figura parecía flotar sobre el suelo, con un aura de autoridad y poder que imponía respeto.
—Soy el Guardián del Laberinto —dijo la figura con una voz resonante—. Solo aquellos que puedan demostrar su valor y astucia podrán pasar. Para avanzar, deben enfrentar y superar las pruebas que les imponga este laberinto.
Shiro dio un paso al frente, sintiendo una mezcla de nerviosismo y determinación. Aunque sabía que las pruebas no serían fáciles, también entendía que debían enfrentarlas para continuar su viaje.
—Estamos listos para enfrentar cualquier desafío —dijo Shiro—. ¿Qué debemos hacer?
El Guardián levantó su mano y una serie de puertas se materializaron a lo largo del laberinto, cada una con un símbolo diferente grabado en ella: una luna creciente, un sol radiante y una estrella fugaz, los mismos símbolos que encontraron antes.
—Cada puerta lleva a un desafío diferente —explicó el Guardián—. Deben elegir sabiamente. Cada desafío pondrá a prueba sus habilidades y su conocimiento. Solo el camino correcto los llevará al centro del laberinto.
Aiko examinó las puertas con cuidado. La elección de la puerta parecía crucial, ya que cada una representaba un elemento o fuerza que podrían encontrar en su camino.
—Debemos analizar nuestras opciones —dijo Aiko—. La puerta con el símbolo de la luna creciente puede estar relacionada con la sabiduría y la intuición. La del sol radiante podría representar la fuerza y el coraje. Y la estrella fugaz, que ya hemos visto antes, puede estar vinculada a la esperanza y la transformación.
Hikaru asintió y se acercó a la puerta con el símbolo del sol radiante.
—La puerta del sol podría estar relacionada con una prueba de valentía o fuerza —dijo Hikaru—. Puede que debamos enfrentar una prueba que requiera coraje y determinación.
Shiro se acercó a la puerta con el símbolo de la luna creciente, sintiendo una conexión especial con ella.
—Siento que esta puerta representa la sabiduría y el discernimiento —dijo Shiro—. Podría ser una prueba que requiera reflexión y comprensión profunda.
Finalmente, Haru miró la puerta con el símbolo de la estrella fugaz. Aunque ya la habían visto, sentía que también podría tener un significado especial.
—La estrella fugaz simboliza la transformación y la esperanza —dijo Haru—. Quizás esta prueba sea sobre encontrar un nuevo propósito o superar un desafío personal.
Después de una discusión, el grupo decidió que la puerta con el símbolo de la luna creciente era la más adecuada para ellos en ese momento, dado que estaban en busca de una comprensión más profunda de sí mismos y de su misión.
—Elegimos la puerta de la luna creciente —anunció Shiro—. Creemos que la prueba será sobre encontrar la sabiduría y el entendimiento que necesitamos para avanzar.
El Guardián asintió y les permitió pasar. La puerta se abrió con un sonido solemne y el grupo entró en el pasillo oscuro, que se iluminaba con una luz suave y tenue. A medida que avanzaban, el ambiente se volvía cada vez más misterioso.
De repente, el pasillo se dividió en dos direcciones, y un enigma apareció flotando en el aire, escrito en el mismo idioma antiguo que habían visto antes:
“Para encontrar el camino correcto, deben desvelar la verdad en sus corazones. ¿Qué es lo que más valoran? Eligen sabiamente, ya que cada decisión los acercará a su destino.”
Shiro y su grupo miraron el enigma con atención. El desafío parecía ser una prueba de sus valores y prioridades. El laberinto se había convertido en un espejo de sus pensamientos y deseos más profundos.
—Creo que el enigma nos está pidiendo que reflexionemos sobre lo que más valoramos —dijo Shiro—. Debemos ser honestos con nosotros mismos para encontrar la verdad en nuestras respuestas.
Aiko y los demás comenzaron a pensar en sus propios valores y lo que les motivaba. Cada uno reflexionó sobre sus experiencias y objetivos personales, buscando la verdad en sus corazones.
Después de un momento de reflexión, Shiro se adelantó y habló con convicción.
—Lo que más valoro es la conexión con los demás y la verdad que se esconde detrás de las apariencias. Creo que debemos buscar lo que realmente importa en nuestro viaje y en nuestra vida.
El enigma flotante comenzó a brillar intensamente y el pasillo se iluminó, revelando una nueva dirección. El grupo siguió el camino iluminado, con una nueva claridad y propósito.
Al final del pasillo, llegaron a una nueva cámara, llena de luz y con una vista impresionante. Desde allí, podían ver el laberinto desde arriba, como un mapa detallado de los desafíos que habían enfrentado.
El Guardián del Laberinto apareció nuevamente, con una expresión de aprobación.
—Han superado la prueba de la sabiduría y han demostrado que comprenden lo que más valoran en su viaje —dijo el Guardián—. Han demostrado que están listos para avanzar hacia el siguiente desafío. El camino hacia el centro del laberinto ha sido desbloqueado.
Con una sensación de logro y determinación, el grupo se preparó para el siguiente tramo de su aventura, sabiendo que el camino que les esperaba estaría lleno de nuevos desafíos y oportunidades para crecer.