Sinopsis: "Mi Maestro No Solo Es Mi Maestro" es una apasionada historia de amor entre Mateo, un joven estudiante de 22 años, y su atractivo y misterioso maestro de naturopatía, el Dr. Sebastián Castillo, de 42 años. Mateo se matricula en el curso de naturopatía del Dr. Castillo, esperando simplemente obtener los créditos necesarios para graduarse. Sin embargo, pronto se encuentra cautivado por la sofisticación y el carisma de su maestro. A medida que pasan más tiempo juntos, una poderosa atracción surge entre ellos, desafiando las normas sociales y profesionales. Mientras luchan por mantener su relación en secreto, Mateo y Sebastián se enfrentan a numerosos obstáculos, desde la desaprobación de familiares y amigos hasta las consecuencias de revelar su romance prohibido. A pesar de ello, su conexión parece más fuerte que cualquier barrera.
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Capitulo 17
Mateo miró a Sebastián con una mezcla de sorpresa y emoción. "¿Quiere decir que aún podrá ser mi mentor, profesor Castillo?"
Sebastián asintió, con una expresión cálida. "Así es, Mateo. El director y yo hemos acordado que sería beneficioso si yo mantuviera un papel de guía y apoyo informal para ti, siempre y cuando mantengamos los límites apropiados."
Mateo se acercó a él, con los ojos brillantes. "¡Eso es maravilloso! De verdad, no sabe cuánto significa esto para mí."
Sebastián le dedicó una sonrisa tranquilizadora. "Me alegro de que lo veas de esa manera, Mateo. Sabes que eres uno de mis estudiantes más destacados, y no quiero que pierdas esa motivación y pasión que has demostrado."
Mateo asintió con entusiasmo. "Puede contar conmigo, profesor Castillo. Haré todo lo posible por mantener el nivel y cumplir con sus expectativas."
Sebastián lo miró con orgullo. "Estoy seguro de que lo harás, Mateo. Y quiero que sepas que estaré aquí para apoyarte en lo que necesites, tanto académica como personalmente."
Mateo sonrió ampliamente. "Muchas gracias, profesor. De verdad, no sabe cuánto aprecio su confianza en mí."
Sebastián le devolvió la sonrisa, sintiendo cómo el peso que había llevado sobre sus hombros se aligeraba. "Me alegro de poder seguir siendo parte de tu trayectoria, Mateo. Y espero que podamos mantener una relación de mentor-estudiante sana y enriquecedora."
Mateo asintió con determinación. "Así será, profesor Castillo. Haré todo lo posible por demostrarle que su confianza en mí no ha sido en vano."
Sebastián se sintió satisfecho al ver la resolución en los ojos de Mateo. "Me parece excelente, Mateo. Y, si te parece bien, me gustaría invitarte a tomar un café conmigo mañana para discutir algunos planes y objetivos."
Mateo lo miró con sorpresa. "¿Un café? ¿Aquí en el campus?"
Sebastián asintió. "Sí, Mateo. Creo que sería una buena oportunidad para que hablemos sobre tu desarrollo académico y personal de manera más informal."
Mateo sonrió ampliamente. "¡Me parece una idea fantástica, profesor! Estaré encantado de acompañarlo."
Sebastián se sintió aliviado y complacido. "Excelente, Mateo. Entonces nos veremos mañana a la hora del almuerzo, ¿de acuerdo?"
Mateo asintió, visiblemente entusiasmado. "Perfecto, profesor Castillo. ¡Muchas gracias por esta oportunidad!"
Después de despedirse, Mateo se apresuró a buscar a Emma, ansioso por compartir la buena noticia. Cuando la encontró, no pudo contener su emoción.
"¡Emma, no vas a creer lo que ha pasado!" exclamó Mateo, con una sonrisa radiante.
Emma lo miró con curiosidad. "¿Qué sucede, Mateo? ¿Todo está bien?"
Mateo asintió efusivamente. "¡Sí, sí! El profesor Castillo habló conmigo y me dijo que podrá seguir siendo mi mentor, ¡de manera informal!"
Emma lo miró con sorpresa. "¿En serio? Eso es... eso es maravilloso, Mateo. Me alegro mucho por ti."
Mateo se acercó a ella, casi sin poder contener su entusiasmo. "Y eso no es todo. ¡El profesor Castillo me ha invitado a tomar un café con él mañana!"
Emma lo miró con una mezcla de alegría y preocupación. "Mateo, eso es estupendo, pero... ¿estás seguro de que es apropiado?"
Mateo la miró con confusión. "¿Apropiado? ¿A qué te refieres?"
Emma lo tomó del brazo, hablando en voz baja. "Mateo, sé que el profesor Castillo es importante para ti, pero debes tener cuidado. No queremos que surjan malentendidos o problemas."
Mateo sacudió la cabeza, sin entender las preocupaciones de su amiga. "Emma, no te preocupes. El profesor Castillo y yo hemos acordado mantener una relación estrictamente profesional. Esto es solo para discutir mi desarrollo académico."
Emma lo miró con duda. "Aun así, Mateo. Conozco tu admiración por el profesor Castillo. No quiero que te involucres en algo que pueda afectar tu carrera o tu bienestar."
Mateo le dedicó una sonrisa tranquilizadora. "Emma, confía en mí. Sé lo que hago. Además, el director está al tanto de todo esto y lo ha aprobado. Todo va a estar bien."
Emma suspiró, resignada. "Está bien, Mateo. Confío en ti. Pero por favor, ten cuidado, ¿de acuerdo?"
Mateo la abrazó con afecto. "Gracias, Emma. Eres la mejor amiga que podría tener."
Mientras Mateo se dirigía a su siguiente clase, no podía evitar sentir que su suerte había cambiado. Tener al profesor Castillo como su mentor informal era un sueño hecho realidad, y no podía esperar para ver qué nuevos horizontes se abrirían para él.
Sin embargo, en el fondo de su mente, una pequeña voz le susurraba que quizás debería tener más cautela. Pero Mateo la ignoró, demasiado emocionado por la perspectiva de poder seguir trabajando con el profesor Castillo.
Al día siguiente, Mateo se encontró con Sebastián en la cafetería del campus, ansioso por discutir sus planes y objetivos académicos.
Mientras tomaban su café, Sebastián le hablaba a Mateo sobre la importancia de mantener un equilibrio entre el estudio y el autocuidado, e intercambiaban ideas sobre cómo Mateo podría enriquecer su experiencia en la universidad.
Mateo escuchaba con atención, sintiéndose cada vez más motivado y emocionado por las perspectivas que se abrían ante él.
En un momento dado, Sebastián se acercó un poco más a Mateo y le dijo en voz baja: "Mateo, hay algo más que me gustaría comentarte. Algo que va más allá de tus estudios."
Mateo lo miró con curiosidad. "¿De qué se trata, profesor Castillo?"
Sebastián se aseguró de que nadie más los escuchara y luego continuó: "Verás, Mateo, tengo una propuesta que podría beneficiarte mucho más allá de lo académico. ¿Qué dirías si te ofreciera la oportunidad de trabajar para mí?"
Mateo lo miró con sorpresa. "¿Trabajar para usted? ¿A qué se refiere exactamente?"
Sebastián lo miró con una expresión seria. "Me refiero a un trabajo que te permitiría ganar mucho dinero y, al mismo tiempo, seguir desarrollándote bajo mi guía. Un trabajo que te abriría puertas y te daría una ventaja en tu futuro.