Como en toda historia de colonización hay esclavitud y prostitución. Pero veremos cómo Gerrit, gigante holandés, se enamora de una nativa que trabaja haciendo la limpieza y como Ismaël , el militar francés, pierde el juicio por una prostituta. Dos historias de dos hombres enamorados de mujeres con culturas muy diferentes alas suyas.
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Vecinos
La embarcación llega a Tuaranga, todos abandonan el navío y el hermano de Hoku, se lleva a los niños para su educación en la aldea.
Ismaël y Hoku se despiden del resto de la tripulación agradeciendo por todo, ella está a salvo gracias a la intervención de los militares, Ismaël solo no podría hacerlo. De camino a casa, pasan por delante de su negocio en el mercado.
- Señor Ismaël, ¿cómo fue todo? Veo que ha recuperado a su empleada.
- ¿Llamaste empleada a mi mujer? Te despido.
- En serio, ¿voy a perder mi trabajo solo por eso? ¿De verdad ella es su mujer?
- Si, el próximo mes me caso.
- ¡Ah, que rápido! ¡Cuánta prisa! - se rasca la cabeza
La conversación fue interrumpida por la familia Van der Vaart.
- ¿Hoy va a haber atención? – pregunta Gerrit.
- Sí, señor. Discúlpeme, estuve ocupado. El dueño del local me estaba actualizando con algunos datos.
- ¿El uniformado es el dueño?
- Si, se lo presento, él es Ismaël Malraux, es de origen francés. Señor Ismaël, le presento al señor Van der Vaart, es un cliente frecuente.
- Mucho gusto. - El inglés de Ismaël es muy cortado puesto que no está acostumbrado a hablar en ese idioma.
- Soy cliente frecuente, mi esposa siempre viene aquí, ella se llama Pounamu.
- Un placer señora Van der Vaart. Quien me acompaña es Hoku, mi prometida.
- Señora o mejor dicho futura señora Malraux, un gusto en conocerla.
Hoku no entiende ni una sola palabra de inglés, pero Pounamu le traduce en maorí. Y entre ellas se ponen a conversar en su idioma. Los tres hombres las miran y luego se miran, no entienden nada, salvo algunas frases que aprendió Gerrit, pero las dejan hablar.
- Yo no entiendo nada. – Ismaël se queja.
- Yo entiendo solo algunas palabras, pero es una conversación de mujeres, tendremos que dejarlas hablar.
- Mientras todo vaya bien...
- Bueno, tendré que hacer las compras sólo. – Gerrit suspira por qué no es muy bueno en hacer compras para la casa.
- ¿En qué le puedo ayudar? - preguntó el ayudante de Ismaël.
- Necesito cosas para la casa, me gustaría encontrar algo para el dormitorio del bebé, en cuatro meses nace.
- ¿Primer bebé? – preguntó Ismaël.
- Sí, estoy nervioso. Estoy feliz de ser papá, pero a la vez no sé cómo criar. Tengo miedo.
- En algún momento me veré en aprietos como tú.
- Se te vienen a la cabeza tantas cosas.
- ¿Vives lejos de aquí?
- No, estoy a sólo dos manzanas del mercado.
- Yo vivo cruzando la calle.
- De modo que somos vecinos. Soy oriundo de Países Bajos, y aquí soy vecino de un francés ¡Qué pequeño es el mundo!
- Desde Europa, tuvimos que venir aquí para conocernos.
- Y pensar que al navegar se hacen días, semanas para llegar a un destino.
- Eso es cierto. O el mundo es muy grande o que la navegación es muy lenta.
- No sé qué decir. Pero nuestras mujeres hablan como si fueran viejas conocidas.
- Ellas vienen de diferentes aldeas. Lo que las une es el idioma.
- Tiene toda la razón, el idioma influye mucho.
Gerrit e Ismaël intentan entenderse mutuamente durante la compra, Gerrit fue por artículos del hogar mientras que Ismaël opta por comestibles, arma su canasta desde su propio stand. Para Ismaël, hablar en inglés es una incomodidad, y por respeto al cliente frecuente hizo un sacrificio, lo triste es que son vecinos.
Pero ¿de qué cosas hablan las mujeres?, llevan largo tiempo charlando.
- Desde que me casé con Gerrit, todavía no he fijado el emblema familiar.
- Van a pensar que no estás casada. Tienes que llevar el emblema de tu esposo.
- Gerrit no es de aquí, tendré que saber sobre datos que se relacionen con elementos y representar eso como emblema familiar.
- Con Ismaël será el mismo problema, pero no sé si me dejará fijarme el emblema de familia.
- A Gerrit no le gusta esa idea de hacer tatuajes, le he explicado, pero no lo acepta.
- En su tierra es muy probable que las mujeres no se fijen el emblema de la familia.
- Gerrit me ha contado que en su país solo se llevan los aros como emblema matrimonial.
- Tienen costumbres muy diferentes. Tienen que acostumbrarse a la nuestra.
- Gerrit me gusta tal como está, con los tatuajes creo que se vería mal.
- Ismaël es pálido como tú esposo, se verían muy bien los trazos, pero, no me imagino verlo con la cara marcada con el tinte negro. Pero tiene bonitas ropas, se ve tan lindo y más lindo con el cabello largo.
- Gerrit tiene cabello claro como si fuera el sol, sus ojos son pedazos de cielo, es alto y pálido. Cuando se pone bajo el sol, se pone rojo que parece un tomate.
Hoku sonríe, Pounamu está enamorada hasta la médula, ahora su bebé está pateando, está de buen humor, mamá lo acaricia para que se calme un poco.
- Hoku, ¿puedo ir a tu casa para hacer unas visitas?
- Sí, no creo que Ismaël se niegue ¿Te duele la barriga?
- El bebé se está moviendo mucho, duele y me han comentado que la barriga todavía debe crecer hasta que llegue el día del nacimiento.
- Me gustaría darle un hijo a Ismaël, que sea igual de bonito como su padre.
- ¿Y si te nace niña?
- Que se le parezca no más.
Luego Pounamu le contó su experiencia con Jetta, como la conoció, como el hijo del jefe la educa, que le fijaron el emblema de familia y que también será mamá antes que Pounamu. Todo fue más rápido con Jetta, ahora que el jefe de la aldea será abuelo, él está muy ocupado con los regalos y programas para educar al nieto como un guerrero notable como su padre.
El tatuaje que le hicieron a Jetta no le queda muy bien, sus finos rasgos no hacen una buena combinación, pero por tener piel clara, el diseño del emblema de familia resalta muy bien.
Las mujeres tuvieron que despedirse, Ismaël estaba esperándola a su lado, y Gerrit acomodando las compras para retornar a casa. Pounamu se va con su capitán muy contenta, en cambio Hoku quiere dormir, se siente cansada.
-Haré algo de comer ¿Qué es lo que te gustaría comer?
- Tengo hambre, es verdad, pero me siento muy cansada. Primero quiero dormir.
- Muy bien, te voy a acompañar.
- Pounamu quiere venir a visitarnos de vez en cuando.
- ¿Ya hicieron amistad?
- Si, es buena amiga. Tendrá un bebé y ella me puede enseñar para cuando tengamos uno. Dime, ¿Qué te gustaría tener un niño o una niña?
Ismaël sonríe, Hoku tuvo la iniciativa de tener un hijo, se siente motivado a trabajar con esmero por las noches o las mañanas, según las circunstancias. Niño o niña le da igual, ha tenido la oportunidad de conocer a Camille y Loïc, esos dos sobrinos se le vino a la mente, recuerda con cariño las horas que estuvo cuidando de la juguetona de Camille, y al recién nacido de Loïc.
- Está bien. Tu amiga puede venir, si es por eso.
- Gracias.
- Eso cuesta un beso.
Hoku le da un beso con mucho cariño. Ismaël tiene intenciones de comérsela, las ganas no le faltan, sus únicos impedimentos son que sostienen una canasta con comida y él, en su otra mano, sostiene su arma, pero una vez en casa la va a devorar, está antojado y más que lleva muchas semanas aguantando. Por lo tanto, él no desperdiciaría una oportunidad única de saciar su necesidad.