En los misteriosos bosques del Imperio de Thaloria, Zaida despierta en un carruaje, sin memoria y rodeada de desconocidos. Pronto se encuentra en medio de una lucha por la libertad liderada por la valiente princesa Ariadne y sus caballeros.
Pero su destino toma un giro inesperado cuando Zaida encuentra un misterioso collar y libera a Anika, una poderosa bestia divina encerrada en su interior. A medida que la relación entre Zaida y Anika se desarrolla, enfrentarán desafíos y complicaciones, mientras Anika se convierte en una fiel sirviente de Zaida.
Mientras descubre oscuros secretos y poderes ocultos, Zaida atrae la atención de varios príncipes del reino, cada uno con sus propios intereses y motivaciones.
Nota: está es una historia que salió de mi cabeza xd, pero probablemente sufra modificaciones, aún cuando ya esté publicado (es que soy mujer y no sé lo que quiero jajaja) que la disfruten :)
Extra: Contiene imagenes para una mejor imaginación :3
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CAPITULO 16 - Intrusos en la Sombra
Después de la sorprendente mejoría de Zaida y la aparición de las quemaduras en el brazo derecho de Anika, para esconderlo, apareció su armadura, pero solo en el brazo derecho, así Zaida no lo vería y no la preocuparía. William, desconcertado por la curación milagrosa de Zaida, se levantó de la cama y llamó a Letio para que presenciara el asombroso cambio.
— ¡Letio, ven rápido! — llamó William desde su habitación.
Letio acudió de inmediato y se quedó perplejo al ver a Zaida, cuyas quemaduras parecían haber disminuido considerablemente desde la noche anterior.
— ¿Cómo es posible esto? — exclamó Letio, incapaz de ocultar su sorpresa.
William se sintió aliviado al ver que Zaida se había recuperado en gran parte, pero la duda sobre cómo había ocurrido seguía rondando en su mente. Se acercó a Zaida con curiosidad y preocupación evidentes en su rostro.
— Zaida, ¿cómo es que te has curado tan rápido? —
Zaida se sintió nerviosa ante la pregunta de William. Vio el frasco que se encontraba en el suelo y miró de reojo a Anika, quien estaba de pie detrás de William. Decidió dar una respuesta que no revelara demasiado.
— Fue la medicina de donde provengo —, respondió Zaida con evasivas, esperando que William no indagara más, levanto el frasco y se lo mostró.
William observo el frasco en el que contenia el extraño líquido rojo. Lo examinó detenidamente, confundido por lo que contenía.
Mientras tanto, Anika observaba en silencio, sintiéndose incómoda por la situación. Sabía que había transferido parte del dolor y las quemaduras de Zaida a sí misma usando el collar, pero no estaba segura de cómo explicarlo.
Zaida, ajena a la verdadera razón detrás de la mayor parte de su curación, notó la armadura en el brazo derecho de Anika, pero decidió no hacerle demasiadas preguntas al respecto.
William se acercó a Zaida y con un tono serio le preguntó, — ¿Tienes más de esto? — señalando el frasco que contenía la sangre de Anika.
Zaida nego con firmeza. — No, mi señor. Ese fue el último que tuve —, respondió con convicción.
William asintió y se agachó para recoger el otro frasco del suelo, utilizando un pañuelo para no tocarlo directamente. Con cautela, entregó ambos frascos a Letio, quien los recibió con expresión seria.
— Guarda el frasco con el polvo negro como evidencia —, ordenó William, mirando fijamente a Letio. — No sabemos si nos sirva más adelante —.
Letio asintió con solemnidad y se marcho para guardar cuidadosamente el frasco en un lugar seguro. Sin embargo, se quedó pensativo al contemplar el otro frasco, preguntándose qué hacer con él.
Mientras tanto, Indes observaba desde su escondite, esperando con ansias algún indicio que pudiera revelar más sobre los planes, esperando que sacaran un cadáver o algo así. Vio salir a Letio de la habitación de William, pero se veía tranquilo, '¿Entonces no murió Zaida?', pensó.
Había dejado el frasco a propósito, un frasco que le robó a los espías que anteriormente les permitió que entraran al palacio, lo puso cerca de la habitación de William para que lo notarán fácilmente.
Con un suspiro de decepción, decidió permanecer en su posición, observando silenciosamente cada movimiento, cada gesto. Sabía que su paciencia y su astucia serían sus mejores aliados en esta peligrosa partida de ajedrez.
William se sentía intrigado por las palabras de Zaida. Su mente comenzó a dar vueltas, tratando de descifrar el significado detrás de sus sospechas.
— ¿Estás segura de esto, Zaida? —
Zaida asintió con seriedad, — No puedo estar completamente segura, mi señor, es probable que entraran al palacio mientras no estabamos — respondió Zaida.
William reflexionó sobre las palabras de Zaida. Letio no le había informado de eso, es probable que no se diera cuenta.
— Deberíamos investigar esto más a fondo. No podemos permitir que intrusos se infiltren en el palacio sin consecuencias — declaró William con determinación.
— ¿Quién cree que haya sido amo? —
— Mis sospechas, siempre estarán en Rowan —
— ¿Su hermano? ¿Por qué haría algo así? —
— Es codicioso, quiere tener el Mapa, pero mi obligación es cuidar y proteger ese mapa, para que el futuro Emperador tome el trono sin problema, haré los arreglos necesarios para aumentar la seguridad del Palacio y asegurarnos de que estemos protegidos de cualquier amenaza externa — anunció William, decidido a proteger el mapa de cualquier peligro que pudiera acechar en las sombras.
Zaida se esforzó por levantarse de la cama, pero William le insistió en que descansara. Ella expresó su deseo de ayudarlo en lo que necesitara, pero William le aseguró que estaría bien y que era mejor que se recuperara primero.
Con resignación, Zaida aceptó y permaneció acostada en la cama mientras William se retiraba a su estudio. Anika, que observaba desde un rincón de la habitación, se acercó a Zaida y la abrazó, sintiendo el peso de la angustia en su corazón. Zaida reconoció el sacrificio de Anika al usar su sangre para salvarla, aunque Anika simplemente asintió en silencio, sabiendo que había echo más que eso.
Anika se sentó en el suelo, apoyando su cabeza en la cama, mientras Zaida le acariciaba el cabello. De repente, escucho unos pasos apresurados y Anika se puso alerta, alejándose rápidamente. Zaida se desconcertó por su reacción hasta que la puerta se abrió de golpe, revelando a sus dos hermanas, Sophia y Elara, que entraban con expresiones preocupadas.
Letio permanecía afuera, vigilante. Las hermanas de Zaida se quejaron por lo sucedido mientras la abrazaban, expresando su alivio. Zaida agradeció con un gesto por haber traído a sus hermanas.
Letio se retiró discretamente, dejándolas a solas. Las hermanas de Zaida le pidieron que les contara qué le había sucedido, y Zaida compartió la historia de su accidente.
— Mientras me dirija al lago del jardín, cerca de la habitación del Principe William vi un extraño frasco llamó mi atención —, explicó Zaida con un tono preocupado. — Sin pensar, lo abrí y... bueno, ya saben el resto —.
La hermana mayor se entristeció al pensar en las posibles marcas que quedarían por las quemaduras sufridas.
— Lamento mucho que hayas pasado por eso hermana —, dijo con voz compasiva. — Pero estamos aquí para apoyarte en lo que necesites. ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarte a recuperarte más rápido? —.
Zaida sonrió débilmente, agradecida por el amor y el apoyo de sus hermanas en ese momento. Anika haría lo posible por no separarse de ella, ya que se culpa por lo sucedido.
Anika decide darle espacio a Zaida con sus hermanas, subiendo al techo, mientras ella observaba el paisaje a lo lejos vio una silueta escondida detrás de unas rocas, así que decide ver de quien se trataba.
Se deslizó por el techo, moviéndose con agilidad y sigilo hasta acercarse a donde Indes estaba escondida. Se puso a un lado de ella, para poder escuchar sus murmullos y sus palabras llenas de frustración y rabia.
— ¡Esto no puede estar sucediendo! — exclamaba Indes entre dientes, con el ceño fruncido y los puños apretados. — Todo se estaba desarrollando según lo planeado, pero ahora... ¿cómo puedo deshacerme de Zaida? —
Anika se quedó paralizada al escuchar las palabras de Indes. Se dio cuenta de que ella era la responsable de dejar el frasco con el polvo venenoso cerca de la habitación de William.
Todo había sido parte de un plan para dañar a Zaida.