Sombras De Venganza.

Megan sale de la mansión con sus cuatro amigos; se va con Aura y Luca, dejando a Drako con Laila. Ambas camionetas salen del lugar y ella le dice a Aura que se apresure; debe llegar antes de Elliott. El plan era que todos creyeran que aquel hombre era La Piovra; buscaron a un hombre con sus mismas características físicas, le cortaron una mano y le prometieron la libertad si decidía hacer lo que ellos decían.

La otra parte del plan la diseñó Megan: varios de sus mejores soldados llevarían al verdadero prisionero con Vitaly, pero Megan no confía en nadie más que en sus mejores amigos y casi hermanos y, por supuesto, en ella misma. Ahora debe regresar antes de que Elliott llegue y no la encuentre.

La camioneta transita el camino de regreso y, tal como cuando llegaron, por un largo recorrido, todo lo que observan es bosque. La camioneta por fin consigue agarrar pavimento y el teléfono de Megan suena.

Todos en el auto se observan y ella no contesta. Por la hora, él debería pensar que está dormida. El corazón de Megan se acelera y se inquieta. Lo menos que quiere es discutir con Elliott y tiene razón: Alphonso la está buscando y en su estado no está al cien por ciento para defenderse y librar cualquier batalla sin perder a sus bebés.

"No vas a contestar", le pregunta a Aura y ella niega.

"No, mejor, apresúrate antes de que regrese". Aura asiente y la respiración de Megan se acelera; la ansiedad de que se den cuenta la agobia. Elliott es muy controlador y más porque sabe exactamente que la están queriendo atrapar.

La camioneta donde va Megan se adelanta, toma una desviación, haciendo que ella se vaya de lado.

"¿Qué ocurre, Aura?" Le pregunta a su amiga con preocupación.

"Drako avisó que nos vienen siguiendo". Megan se gira para ver, al igual que Luca, y no ven nada. Aura sigue metiéndose por atajos, evitando las carreteras.

"Maldición", espera esta vez Luca, colocando su mano en el auricular.

"¿Qué está ocurriendo?", pregunta Megan, visiblemente preocupada, y su amigo se gira para verla con la preocupación en su rostro.

"Están atacando la camioneta de los chicos". Megan saca su arma y la prepara.

"Da la vuelta, hay que ir por ellos", ordena firme.

"No", dicen ambos a una sola voz.

"Te vamos a poner a salvo", dice Aura y Luca la apoya.

"No podemos dejarlos solos", insiste y llama al celular de Leila, quien no le contesta; entonces la llama por el segundo dispositivo de comunicación, que es más pequeño y oculto.

"¿Qué está ocurriendo, Leila? Responde". La voz de Megan está cargada de desesperación.

"Estamos en el bosque, Drako está herido en el hombro; un loco hizo volcar la camioneta y al salir le disparó con una ballesta.

"Qué mierdas, ¿dónde estás exactamente? "Voy por ustedes", dice y ella se niega.

"No, Val, debes ponerte a salvo; nosotros saldremos de esta. Adiós, alguien se acerca". Se oyen voces de varios hombres y la respiración agitada de Leila; luego la comunicación se corta.

"Debemos ir por ellos, maldición, o detienen el auto, o me lanzo". Luca hace algo que jamás pensó que haría.

"Maldición, Valeria, estás embarazada y te vamos a poner a Salvo", le grita molesto y ella se queda en shock por su actitud y, aunque tiene razón, no quiere dejar a sus hermanos atrás.

Varios disparos alcanzan la camioneta donde van y Megan ya está lista para cualquier ataque; pone sus manos en el vientre, preparada para todo.

"Hijos de perra", espeta Megan.

"Están atacando los neumáticos, nos quieren voltear", informa lo obvio, Aura.

Póntelo, bonita, y cuando nos vuelquen, sales corriendo; nosotros los detenemos. Por favor, no puedes perder a otro de nuestros sobrinos, bella.

Megan lo mira y sonríe con cierto sentimiento de ternura; ellos también se sintieron horrible al enterarse de lo que le pasó y lamentan la muerte del bebé.

"De acuerdo, pero no me vayan a dejar; maten a esos desgraciados y regresen conmigo y con sus familias". Luca asiente mientras afuera hay un verdadero infierno; varios hombres disparan desde los autos.

No pasa mucho tiempo antes de que la camioneta sienta un impacto explosivo en uno de los neumáticos, causando un horrible estruendo, y hace que la camioneta dé vueltas sin parar. El chirrido del vehículo cuando golpea con el asfalto cada vez que gira es estruendoso.

Megan se agarra el vientre fuerte y el cinturón la mantiene en su asiento; se golpea un poco la cabeza cuando el vehículo termina de girar e impacta contra el suelo, quedando su cabeza.

Todo ocurre muy rápido: los chicos se ven golpeados, se giran como pueden para verla un momento y, al darse cuenta de que está bien, salen como pueden de la camioneta para dispararles a los atacantes.

A Megan le cuesta un poco y se queja cuando suelta el cinturón y cae; el vehículo está al revés.

"Bebes, ustedes son parte de mí, así que aguanten, son fuertes como yo", les murmura a sus hijos y empuña bien su arma para salir.

Gira poco para poder ver algo de lo que sucede afuera y observa a un hombre de cabello alto caminando a paso lento hacia el auto; se ve imponente y ya ha visto esa mirada antes: es un psicópata sádico. Trata de abrir su puerta, pero no puede; está como trabada, al parecer se dobló un poco en el impacto o eso parece, porque no abre.

Le da golpes y la empuja mientras sus ojos van de vez en cuando hacia la roca de músculos que camina hacia ella y está más que claro que es ella su objetivo.

Se apresura y trata de patearla, pero no cede y el hombre se acerca, quita los ojos de su futuro secuestrador y, mientras sigue tratando, su puerta es abierta de golpe.

Los ojos de Megan se encuentran con la mirada del hombre que la ve; sus ojos dan terror y ella abre los suyos cuando este la jala hasta sacarla del auto.

Megan sabe que está en problemas; observa al frente y es entonces cuando el hombre de la ballesta le apunta, pero Elliott es más rápido y le dispara con una mano, mientras que con la otra aprieta a Megan a su pecho, haciendo que el hombre de cabello largo tenga que cubrirse.

Elliott sigue disparando mientras se aleja con Megan caminando hacia atrás.

"Dispárenle, no los dejen escapar", grita el hombre que se ha tenido que cubrir detrás de un árbol.

Sus hombres dejan de dispararle a los amigos de Megan y se concentran en ella y Elliott, pero de un Lamborghini negro que derrapa al frenar, baja, Viktor disparando y hace que estos deban huir.

El hombre de cabello largo retrocede mientras sus hombres lanzan una bomba de humo que hace correr a todos; Viktor logra matar a varios, al igual que Elliott.

Mientras todo sucede, Elliott carga a Megan y corre con ella en brazos hasta su auto.

Elliott la sube al lado del copiloto y luego sube él; sus miradas se encuentran un momento y él solo espeta cuando ella trata de hablar.

"Ahora no, Megan", dice, y ella sabe que si la llamó así, está en serios problemas.