Soy Dulce tengo 27 años de edad, abogada de profesión. vivo una vida tranquila para mí, no soy de salir, de tener mil amigos. Soy de estar en mi casa y enfocada en mis cosas.
Lo malo fue haber defendido a una persona en un divorcio, que no salió también para mi victimario pero si para mi defendido. Y AHORA ESTOY AQUI QUERIENDO SER FELIZ.
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Capitulo 16
Con el paso del tiempo y habiendo formalizado la situación Dulce toma una decisión.
La decisión de Dulce de viajar a la capital era un paso significativo. Había decidido que era el momento de conocer a la familia real, de presentar a sus cuatro hijos y de fortalecer el vínculo con Lorenzo en un entorno más formal. La capital, con su esplendor y sofisticación, representaba tanto un nuevo capítulo en su vida como un desafío importante. Lorenzo estaba ansioso y emocionado por este encuentro, que no solo marcaría el inicio de una nueva etapa en su relación con Dulce, sino que también permitiría que sus hijos conocieran el mundo más allá del ducado.
La noticia del viaje de Dulce a la capital llegó a Lorenzo a través de una carta cuidadosamente redactada. En ella, Dulce expresaba su entusiasmo por el viaje, pero también su nerviosismo, ya que era consciente de la importancia de esta visita para su relación y para sus hijos. Lorenzo, al leer la carta, sintió una mezcla de emoción y ansiedad. Sabía que este encuentro era crucial y estaba decidido a hacer que fuera lo más positivo y cómodo posible para Dulce y sus hijos.
La mañana de la partida, el aire estaba lleno de una mezcla de anticipación y nerviosismo. Dulce se preparó con cuidado, eligiendo un vestido elegante pero sencillo que reflejaba su estilo personal. Quería causar una buena impresión sin perder su esencia auténtica. Sus cuatro hijos estaban emocionados por la aventura, cada uno con su propia pequeña maleta y sus sonrisas radiantes.
El viaje a la capital fue largo, pero lleno de expectación. Dulce había planeado todo cuidadosamente para que sus hijos estuvieran cómodos y entretenidos durante el trayecto. A medida que se acercaban a la ciudad, la arquitectura grandiosa y los majestuosos edificios comenzaron a aparecer en el horizonte, causando que los niños miraran con asombro por las ventanas del carruaje.
Al llegar a la capital, el carruaje de Dulce fue recibido por una delegación real que se encargó de guiarlos hasta el palacio. El príncipe Lorenzo, vestido con su uniforme formal y con una expresión de ansiedad contenida, estaba esperando para recibirlos. Su corazón latía con fuerza mientras observaba el carruaje acercarse. Cuando finalmente Dulce y sus hijos bajaron del carruaje, Lorenzo se acercó para saludar a cada uno de ellos.
— Dulce, ¡qué alegría verte aquí! —exclamó Lorenzo, abrazando a Dulce con ternura. Luego se inclinó para saludar a los niños, mostrando un afecto genuino—.
Dulce sonrió al ver el entusiasmo y la amabilidad de Lorenzo. Ella estaba aliviada de ver que él estaba tan atento a sus hijos, lo cual era muy importante para ella. Los niños, aunque un poco tímidos, respondieron con sonrisas y saludos entusiastas.
— Gracias, Lorenzo —dijo Dulce—. Ha sido un viaje largo, pero estoy feliz de estar aquí. Estoy ansiosa por presentarles a la familia real.
Lorenzo asintió y les hizo una señal para que lo siguieran. Los condujo a través de los impresionantes pasillos del palacio, cada uno decorado con elegancia y esplendor. Los niños miraban a su alrededor con asombro, admirando las grandes habitaciones y los detalles exquisitos.
Finalmente, llegaron a la sala donde la familia real los estaba esperando. La reina Isabella y el rey Eduardo se encontraban allí, rodeados de una atmósfera de cálida bienvenida. La reina Isabella, con su porte majestuoso y su sonrisa acogedora, se adelantó para recibir a Dulce y a sus hijos.
— Dulce, es un placer conocerte finalmente en persona —dijo la reina Isabella con una sonrisa sincera—. He oído hablar mucho sobre ti y sobre el impacto positivo que has tenido en el ducado. Y estos deben ser los encantadores niños de los que tanto hemos oído hablar.
Dulce hizo una reverencia respetuosa y presentó a cada uno de sus hijos.
— Majestad, es un honor para mí estar aquí. Estos son Miguel, Luis, Sofía y Alejandro. —Dulce miró a sus hijos con cariño—. Estoy muy agradecida por la cálida bienvenida.
Los niños, al ver la amabilidad de la reina, se sintieron más cómodos. Sofia se adelantó con confianza y mostró un dibujo que había hecho de su hogar en el ducado.
— ¡Miren lo que hice! —exclamó Sofia, mostrando el dibujo a la reina y al rey.
La reina Isabella se inclinó para ver el dibujo y lo elogió con entusiasmo.
— Es maravilloso, Sofia. ¡Tienes un gran talento!
La interacción entre los niños y la familia real fue cálida y natural. Lorenzo observaba con una sonrisa de satisfacción, viendo cómo la conexión entre Dulce, sus hijos y sus padres reales se fortalecía. La visita se desarrolló sin problemas, y la familia real mostró un interés genuino en la vida de Dulce y en las iniciativas que había llevado a cabo en el ducado.
Durante la cena, Dulce y Lorenzo se sentaron junto a la familia real. Fue una velada encantadora llena de conversación animada y risas. Los niños se comportaron maravillosamente, y el ambiente general era uno de cordialidad y alegría.
Después de la cena, la reina Isabella invitó a Dulce y a sus hijos a un recorrido por los jardines del palacio. Mientras paseaban, la reina conversaba con Dulce sobre sus proyectos y le ofrecía su apoyo y consejo. Lorenzo, al caminar al lado de los niños, se dedicó a hacerles preguntas sobre sus intereses y a compartir historias sobre la capital, creando un ambiente amigable y familiar.
A medida que avanzaba la noche, Dulce sintió un profundo agradecimiento por la bienvenida y el apoyo que había recibido. La relación entre ella, sus hijos y la familia real parecía haber comenzado con buen pie, y el entusiasmo y la calidez de Lorenzo la hicieron sentir aún más segura de su decisión.
Cuando llegó el momento de despedirse, Dulce se sintió llena de esperanza y optimismo. Aunque aún había desafíos por enfrentar, el viaje a la capital había sido un paso positivo en su vida. Había logrado presentar a sus hijos en un entorno tan prestigioso como el palacio real, y había demostrado que, a pesar de las diferencias sociales y los desafíos, el amor y el respeto podían superar barreras y crear conexiones significativas.
Lorenzo, al ver la sonrisa en el rostro de Dulce y el brillo en los ojos de los niños, se sintió lleno de gratitud y esperanza para el futuro. Sabía que había mucho trabajo por hacer, pero también estaba convencido de que, con el apoyo de la familia real y el compromiso de Dulce, podrían construir una vida juntos que honrara tanto sus valores como sus sueños.
La visita a la capital marcó el inicio de una nueva etapa en la vida de Dulce y Lorenzo, una etapa que, aunque llena de desafíos, también estaba llena de posibilidades y oportunidades para construir un futuro juntos en armonía con sus respectivas responsabilidades y aspiraciones.
gracias por tan hermosa novela
hay que más viene en la historia , esta buena 👍