Soy La Urraca En Este Cuerpo!

Su padre la miro fijamente antes de hablar - Comenzarás una transmisión y dirás que lo que dijiste no es verdad, peleaste con Clara y como tu hermana tenía razón, lo mencionaste por enojo para desprestigiarla -

- Padre - replico Europa.

- No me llames así, no soy padre de un lobo de ojos blancos como tú - respondió tajantemente padre Son con una voz firme.

- Europa si no lo haces, mamá no te va a querer más, ¿quieres que mamá ya no te quiera? - recodo la señora Lee, sacando uno de sus trucos para manejar a la anfitriona.

¿Mamá? La única madre que reconocía era su madre Elisa, la gran señora Son, la que hizo del negocio de su padre, un pequeño reino.

La señora Lee no tiene el derecho de autonombrarse su madre. Solo es la tercera rueda de un matrimonio, pero claro eso no se comentaría abiertamente, incluso su padre haría lo posible para ocultar este hecho, sin embargo el círculo lo sabía, pero pretendía no saberlo.

En ese momento se escuchó un alboroto, acompañado de pasos que venían hacia ellos.

- El tráfico es terrible - se quejó en voz alta interrumpiendo en la sala dejando atras a las criadas y al mayordomo, quienes salieron.

Clara hundió sus uñas en la palma de su mano, sabía que cuando Ayari, el hermano de Europa aparecía tenía que contentarse con el mínimo, ya que Ayari pelearía siempre en favor de su hermana. A diferencia de su propio hermano, quien solo buscaba divertirse poniéndole las cosas difíciles a su hermanastra y hermanastro, sin tomarla en cuenta. Algo que Clara no soportaba.

Su prometido, su familia, amigos, su prestigio y estatus, al llegar a Europa todo le pertenecía a ella. No podía aceptarlo quedándose tranquila, por eso esperó el momento adecuado para actuar.

Actualmente, solo había tres cosas que no podía tomar de Europa: su prometido y la herencia dejada por su madre fallecida, en un futuro no muy lejano serían suyos, en cuanto a este hermanastro suyo, ya había perdido el interés. Solo era cuestión de tiempo para tenerlo todo.

Tiro sutilmente de su madre, quien entendió a lo que se refería, intento hablar, pero Ayari hablo antes que ella.

- ¿Tenían una reunión familiar sin mí? - pregunto sarcásticamente con una sonrisa, mientras miraba a todos.

Sonrisa que fue borrada cuando vio a Europa cubriendo su cachete con la mano, sin éxito, papeles a sus pies y el cabello desordenado.

- ¿Quién fue? - preguntó con enojo.

Clara tembló, la señora Lee se encogió débilmente, pero aún mantenía su postura erguida con la frente en alto. Por otro lado, padre Son solo dio un suspiro de disgusto.

Por alguna razón Europa sintió las ganas de llorar y correr hacia su hermano para expresar sus agravios, como una niña pequeña que corre a los brazos de su hermano para acusar a los matones. Tal vez son las emociones de la anfitriona o las suyas propias, no lograba entenderlo, solo sabia que no podía llorar, se había prometido a si misma no hacerlo más. Sin embargo, antes de darse cuenta ya se encontraba soltando lágrimas y únicamente pudo llamarlo con un suave - hermano - dudando si era digna de poder hablar con él. Su voz se quebró a medida que lo llamaba.

Para su sorpresa Ayari camino y se posicionó delante de ella, ocultándola detrás de él.

- Marcos saca a mi hermana y llévala al auto, apérenme ahí -

- Señorita - Hablo Marcos dirigiéndose a Europa, para que lo siguiera.

Europa sujeto la muñeca de su hermano con dos manos, aferrándose a él - iré cuando mi hermano valla - pronuncio con la voz quebrada tratando de sonar normal.

El ambiente se quedó en un punto muerto y todos sabían que nadie podía salir sin aclarar esta situación, Ayari no lo permitiría.

Cada vez que la anfitrión hacia un escándalo, Ayari aparecía para solucionar y limpiar todo su desastre y aunque pelearan alegando la culpabilidad de Europa, Ayari no daba su brazo a torcer.

Clara estaba nerviosa al igual que la señora Lee. Lamentaron no haber presionado más a Europa y obligarla a comenzar la transmisión directamente.

- ¿Quién lo hizo? - preguntó nuevamente Ayari.

- Sabes que tu hermana es caprichosa, egoísta y celosa, tu madre la malcrió, ¡no es más que una mentirosa! - hablo el padre Son con disgusto e impaciencia.

- Querido cálmate - la señora Lee, trato de mantener la imagen de una esposa virtuosa que cuida a su marido.

- Hermano, papa ... - Clara intento hablar, pero fue interrumpida por Ayari.

- No soy tu hermano - respondió tajante Ayari, dándole una mirada de advertencia a Clara.

- ¡Ayari, no le digas eso a tu hermana! Clara ... - trato de mantener su autoridad padre Son.

- Ella no es mi hermana, solo es una niña salvaje traída de afuera para ocupar el espacio de mi hermana, ahora que la verdadera hija regreso, no sé porque no la devuelves - Pronuncio palabra por palabra con voz clara y fuerte, mientras miraba a la señora Lee quien sostenía a Clara.

Por otro lado, Clara solo se limitó a llorar, odiaba que Ayari solo pensara en Europa, no lo entendía, crecieron durante 18 años juntos pero a Ayari no le importaba.

Padre Son se enojó por esto - Clara es tu hermana y la primera señorita de la familia Son, ¡respetala! -

- ¡Quiero el mismo respeto para mi hermana! Cuando viajas te llevas a Clara y a tu amante, pero dejas a Europa en casa; en los eventos contratas personal para ellas, pero dejas a Europa arreglárselass sola. Desde que mi madre no está ya no celebras el banquete de cumpleaños de Europa, ¡lo tengo que hacer yo! Acaso ¿consideras a Europa como tu hija? -

- ¡Es una chica malcriada y ese es su castigo, al igual que tu madre, la tapas y mimas sin corregirla! -

Ayari rio con burla - ¡Cualquier cosa que Clara o tu amante quieran lo consigues para ellas, pero la situación cambia cuando Europa te pide algo, es más hasta la castigas. Cuando tu adorada hija y tu amante no están de buen humor vas y regañas a Europa, ¿por qué tratas con indiferencia a mi hermana?! -

- ¿Acaso piensas que no es tu hija por no tener ni un parecido físico a ti? -

El ambiente estaba en silencio, se podía notar el aura hostil que salía de Ayari. Clara estaba enojada y la señora Lee trataba de mantenerse como una esposa virtuosa, a pesar de la incomodidad que sentía.

- ¿Ahora los varones golpeamos a las damas, padre? - hablo Arturo haciéndose notar en la sala.