Soy La Urraca En Este Cuerpo!
¿Qué es ese ruido? ¿Los vecinos organizaron una fiesta? Se preguntaba malhumorada mientras trataba de despertarse.
Cuando despierte me van a oír, murmuro al intentar abrir los ojos
- ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? - la molestia desapareció tan rápido como apareció, para dar lugar al miedo.
¿Dónde estaba? ¿Acaso no se había acostado temprano? Se repetía constantemente, tal vez, si, tal vez era solo un sueño. Un sueño de esos que podías jurar que era real, pero al despertar tus ilusiones caían.
Estaba tranquilizándose cuando de repente sus sentidos empezaron a actuar, escuchó la música a fuerte volumen, las risas, los gritos, el choque de bebidas, los camareros sirviendo y los susurros que venían de personas cercanas a ella.
Su cabeza empezó a doler, hace apenas unos segundos se encontraba en total tranquilidad, pero ahora el conjunto de sonidos no hacía más que provocarle un gran dolor de cabeza.
No entendía que pasaba, durante sus 32 años de vida no había pisado ningún lugar de este tipo, era una persona sencilla a la que le gustaba su soledad y el silencio, podía pasar horas recostada en la cama leyendo un libro o simplemente descansando los ojos. Ahora todo este ruido combinado no hacía más que molestarla, era todo lo opuesto a lo que le gustaba.
Mientras se encontraba tratando de asimilar la situación en la que estaba, sintió un pequeño dolor en la cabeza, como si una aguja se clavara en una parte de su cabeza, al mismo tiempo sus movimientos se volvieron más rígidos y su cuerpo empezó a sentirse caliente.
Destellos de recuerdos invadieron en su memoria, como una pequeña película.
Ella, había accedido a ir con sus amigas a este bar para disfrutar de la noche; sin embargo, el propósito era otro. Su propósito era buscar a un hombre que no podía distinguir bien en los recuerdos y enrollarse con él, para luego esparcir la noticia y obligar a ambas familias a casarse.
Sus amigas la ayudarían con eso; sin embargo, desconocía totalmente que este era el fin para ella.
Pronto otro recuerdo de este cuerpo inundó su mente y casi cae del sillón en el que se encontraba sentada, la bebida que tenía en la mano cayó al piso haciendo un pequeño ruido que fue opacado por la música y la fiesta sin control que se llevaba a cabo en ese lugar.
- ¿Estás bien Aurora? - pregunto una amiga sentada junto a ella. Parecía preocupada, pero no podía ocultar sus intenciones
- Estoy bien - Pudo formular a duras penas y en un tono bajo de voz.
Los últimos recuerdos que visualizo fueron los de este cuerpo enrollándose con un hombre, pero no con quien buscaba, si no con uno que era mayor, con una gran barriga cervecera y con casi el doble de su edad.
Europa sabía que estas "amigas" medicaron a este cuerpo y cuando los efectos estuvieran a la vista la venderían con este tipo de hombre, luego llamarían a los páparapsis y los atraparían infraganti. Toda la ciudad se enteraría de eso, su reputación estaría manchada, los círculos ya no la querían, las personas que la alababan ahora transmitían su odio por internet y el chico que le gustaba la miraría con desprecio, como si estuviera muerta.
Europa tarareo, al finalizar los recuerdos su dolor de cabeza desaparecía, pero se sentía adormecida, su cuerpo no paraba de calentarse, aún no era molesto, pero comenzaba a incomodarle, siempre le había gustado el frío, así que el calor no le hacía bien.
- ¿Segura que estás bien? - escucho la voz delgada y tranquila de una de sus "amigas"
"Con amigas como ellas, para que enemigas" se burló de la anterior anfitriona de su cuerpo.
- Sí, no te preocupes - contesto forzando una sonrisa, odiaba tener que lidiar con las personas.
- Hace un rato te recostaste sobre el respaldo del sillón, creímos que estabas dormida - Europa podía sentir la impaciencia de su voz
- Solo estaba pensando, ... - respondió mientras tomaba una de las copas de la mesa.
- Enserio? No parecía que fuera ... -
- La hermana estaba pensando en Antonio? - interrumpió la voz delgada de nuevo, Europa la miro, se le hacía conocida, pero no podía decir de donde.
- Sí - respondió, volteando la vista a su vaso - necesito más alcohol -
- Pidámoslo al camarero - sugirió una mientras llamaba a uno.
- No hay problema - se levantó y camino hacia la barra más alejada del lugar, aceleró el paso e hizo caso omiso cuando la llamaban perdiéndose en la multitud descontrolada de este bar exclusivo.
A cada paso que daba el calor en su cuerpo se incrementaba, afortunadamente había logrado agarrar el pequeño cuchillo de la comida sobre la mesa.
No necesitaba más para saber como iba a terminar, afortunadamente había leído una gran cantidad de libros y en algunos casos el dolor puede ayudar a olvidar o disipar el medicamento del cuerpo al menos por un tiempo, aunque solo era teórico, fue lo único que se le vino a la mente en ese momento.
Europa sabía que estas "amigas" no se rendirían tan fácil, probablemente ya estén buscándola e incluso ahora ya debieron localizarla. Tenía que darse prisa, su objetivo era encontrar un hombre que se adecue a su gusto en este corto tiempo en el mejor caso o tomar a uno joven y jugar un poco para que la lleven a una habitación privada.
Era una persona tradicional, se casaría antes de cualquier tipo de intimidad más allá de besos o caricias inocentes. Si escoge una persona solo sería esa persona por el resto de su vida o de lo que dure el amor entre ambos.
No estaba dispuesta a entregar su pureza antes de haberse casado y sí, era algo que casí ninguna mujer del siglo XXI pensaría, pero ella lo quería.
En tiempos desesperados se toman medidas desesperadas no? Asi que tomaría al toro por las astas, encontraria a un chico, la llevaria a una habitacion privada queriendo disfutar de una noche, al entrar ella lo golpearia o se enserraría en el baño hasta que el calor pasara, se disculparía y estaría todo bien.
Ese era su plan, claro pueden haber contratiempos, pero se pueden solucionar. Mientras se encontraba en medio de su búsqueda escucho vagamente que la llamaban por su nombre.
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