Amelia Xhu, es la joven y única sobrina del Patriarca de la familia Xhu, quien la ha criado desde su niñez. Al cumplir los 23 años, Amelia fue obligada por su tío a tener citas a ciegas con hombres que no conocía para que pudiera asentarse y tener algo de vida amorosa, y quien sabe, hasta casarse y tener hijos.
Sin embargo, cada cita a ciegas terminaba en fracaso cuando los hombres escuchaban a que se dedicaba, estos huían inmediatamente con excusas al saber su profesión. Finalmente terminó frustrada y se dio por vencida con su vida amorosa.
Pero lo que no sabía era que un pequeño descuido la llevaría a conocer al hombre con quien había soñado en incontables ocasiones.
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Edicto imperial al Comandante Liang.
El Emperador Pahin se quedo en silencio por unos minutos antes de hablar en voz alta -Eunuco Su.- Llamo, haciendo que el hombre ingresará de inmediato en el estudio.
Sus ojos se mantuvieron fijos en Mark con una sonrisa ladina en su rostro, mirándolo con gentileza.
-Escribe esto: Cómo una recompensa por su gran victoria y solidaridad hacia el Gran General, le concedere contraer matrimonio con la preciosa hija del Gran General. Esta es mi recompensa para mis dos mejores guerreros y defensores del país.- Dijo el hombre, mientras dictaba cuidadosamente cada palabra.
Mark apretó los puños debajo de sus mangas, sintiéndose enojado ante las palabras del Emperador ¡Estaba dando a su hija como si fuese un premio!¡Solo se estaba aventando la boca para sí mismo!
-¿Hay algún problema con ello, Gran General?- Preguntó el Emperador de forma un tanto provocativa, conocía bastante bien la personalidad de Mark, estaba más que seguro de que aquello lo había molestado, sin embargo, lo soporto perfectamente.
-Ninguno, Su Majestad.- Respondió Mark con seriedad, haciendo una reverencia profunda -Agradezco de todo corazón a Su Majestad por tan grande consideración.- Expreso el hombre con seriedad, apesar de estar ahogándose de la irá por dentro.
-Muy bien, Eunuco Su, ve a entregar el edicto imperial de inmediato. En cuanto a usted, Gran General, su hija ya no está obligada a asistir a la selección de flores pero puede asistir si desea conocer a algunas personas, después de todo, siempre está encerrada. Es bueno que respire aire fresco.- Dijo el Emperador.
Esa sonrisa preocupada en su rostro no era más que una expresión hipócrita para Mark, ahora se arrepentía de haber elegido a un príncipe tan poco sincero para ser el gobernante y ayudarlo a conseguir el trono.
Pará Mark, Pahin era de hecho el que menos posibilidades de convertirse en Emperador tenía, ya que siempre era opacado por el antiguo príncipe heredero y el antiguo segundo príncipe, quienes tenían la de ganar.
Si no fuese por él al formar una alianza con Pahin y ayudarlo a conseguir el trono, este tipo no estaría sentado allí el día de hoy.
-Sí, le diré que asista, Su Majestad, muchas gracias por su consideración.- Dijo el hombre con seriedad, aún sin enderezar su cuerpo.
-Muy bien, puedes retirarte. Descansa dos días antes de volver a las reuniones matutinas, te lo mereces.- Dijo el Emperador con una sonrisa gentil.
Mark se puso de pie y agradeció una vez más antes de salir de ese lugar, sentía sofocarse, pero al menos, había logrado su objetivo principal. Comprometer a su hija con el único hombre apto para ella y mantenerla alejada de las garras de algún príncipe.
Cuando entró en el carruaje, se sorprendió al ver a Sasha mirando detenidamente algún lugar en la distancia con una expresión fría, no su frialdad normal, si no, una más bien triste y algo melancólica.
-Cariño.- Llamó con suavidad, apoyando su mano en el hombro de la joven, haciendo que esta volviera en sí. Ella sonrió y se volvió hacia él -Estás de vuelta, no me di cuenta de que entraste.- Dijo ella.
Mark asintió y le explicó a su hija toda la situación mientras se movilizaban de vuelta a la Mansión del Gran General, título otorgado permanentemente por el Emperador.
Sasha se mantuvo tranquila ante las explicaciones de su padre, su ceño solo se fruncia un poco de vez en cuando pero no hubo mucho cambio. Cuando su padre terminó de hablar, soltó un suspiro y sonrió tranquilizadoramente, tratando de calmar a su padre -Pero al menos se logró lo deseado ¿O no?
Fue lo único que dijo antes de quedarse en completo silencio, pues, su preocupación era otra en ese momento ¿Cómo se lo tomaría Matthew cuando escuchara el edicto imperial? Estaba muy segura de que la vería como una mujer promiscua desde ahora en adelante.
Soltó un segundo suspiro y se resignó, dejando todo al destino.
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En la Mansión del Comandante Liang:
El ajetreo de los sirvientes se hizo evidente varias horas después, cuando un carruaje del palacio llegó al lugar.
Todos murmuraban entre sí, pensando detenidamente a qué se debía aquella visita tan inesperada. Sin embargo, todos se callaron cuando el Patriarca de la familia Liang se hizo presente.
Un joven alto y delgado de unos 30 años llegó hasta la sala de invitados, donde el Eunuco Su yacía esperando desde hacía ya algunos minutos. El rostro amable del hombre, el cual era bastante parecido al de Matthew, se frunció un poco al ver al invitado inesperado.
-Buenas tardes, Patriarca Liang, es un gusto verlo después de tanto tiempo.- El Eunuco Su sonrió amablemente mientras miraba al joven, en joven que estuvo a cargo del Ejército Oscuro hace cuatro años pero se retiro para volverse parte de la política.
Este joven es Patrick Liang, hermano mayor de Matthew Liang y también Primer ministro del Estado Shuayan.
-El placer es todo mío, Eunuco Su ¿Qué lo trae por aquí?- Sonrió amablemente Patrick mientras miraba al hombre con calma, en realidad, siempre fue un joven de corazón gentil y benevolente, por lo que, decidió dejar de comandar el Ejército Oscuro, sin embargo, solo pudo dejarlo bajo el mando de su joven hermano.
-He venido por parte de Su Majestad, para entregar un edicto imperial al Comandante Liang.- Explicó el hombre con calma, yendo directo al grano del motivo por el cual estaba allí.
Patrick arrugó las cejas, pero aún así ordeno amablemente a uno de sus sirvientes para llamar a su hermano menor.
Varios minutos después, la figura de Matthew apareció en el salón, vestido con túnicas negras y botas de cuero del mismo tono, ingreso con las manos detrás de la espalda, usando su postura imponente de siempre, dando gran presencia en el salón.
El Eunuco Su se puso de pie, para mostrar algo de respeto, hizo una reverencia algo profunda y sonrió gentilmente -Hay un edicto Imperial para usted.- Informó, sacando el pergamino de su manga.
Matthew frunció un poco el ceño, pero pronto volvió a la normalidad. Tan solo espero en silencio las palabras enviadas por el hombre.
-"Cómo una recompensa por su gran victoria y solidaridad hacia el Gran General, le consedere contraer matrimonio con la preciosa hija del Gran General. Esta es mi recompensa para mis dos mejores guerreros y defensores del país." Esto es lo dice Su Majestad. Por favor, reciba el Edicto Imperial.- Terminó el hombre con seriedad y gentileza.
Matthew dio un paso adelante, tomando el edicto imperial con una reverencia, sin embargo, su rostro lucia incluso mas tranquilo que de lo normal. En el interior, se sentía confundido y sorprendido, pensando seriamente en varias posibilidades del porqué tan de repente.
-Eso es una excelente noticia, Matt, debemos celebrar esto e ir a visitar a nuestra futura familia.- Patrick, quien escucho atentamente todo, no pudo evitar sentirse gratamente emocionado ante tan semejante noticia.
De hecho, pensó que está era la única buena idea que ese Emperador engreído había tenido hasta el momento. Realmente había intentado de muchas maneras hacer de casamentero para su hermano, sin embargo, este siempre rechazaba cada una de las citas que organizaba.
Su esposa también le ayudo en varias ocasiones a invitar a señoritas de familias nobles a casa para beber té, o más bien, una situación disfrazada para que su hermano menor conociera a alguna dama decente que fuese de su agrado.
El Eunuco Su partió inmediatamente luego de entregar el Edicto Imperial, dejando solo a los dos hermanos Liang en la sala. Uno se veía serio mientras el otro sonreía con genuina alegría.
-He escuchado que la Hija del Gran General se ha recuperado correctamente en estos últimos meses, y que incluso visito el campamento militar de su padre. Eso demuestra que se encuentra mucho más saludable que antes.- Dijo el hombre con tranquilidad, sentándose en el sofá principal.
Matthew se sentó en el asiento a su lado, el cuál, pertenecía a su cuñada cuando recibían visitas. Miró a su hermano y soltó un suspiro silencioso.
-¿No te preocupa que quede viudo a temprana edad?- Preguntó en un pequeño tono de broma, sin embargo, Patrick no lo vio de esa manera -No te estas quejando y tampoco te has negado, no parece molestarte la decisión del Emperador y mucho menos parece disgustarte el casarte con una mujer enferma.
Él llevó su mano a su barbilla y frunció el ceño con curiosidad, el hombre era sin duda mucho más expresivo que su hermano menor -¿Tendrás acaso algún fetiche con las mujeres enfermas?- Cuestiono con seriedad.
Los labios de Matthew se crisparon, pero se dio cuenta de que su hermano tenía la razón ¿Tenía algún fetiche con esa joven 'enferma'? Esa chica había estado ocupando su mente desde que salió del campamento militar del Norte hace ocho días.
Se dio cuenta de que, luego de bajar la montaña, las extrañas sensaciones en su cuerpo desaparecieron por completo y no volvieron a ocurrir desde entonces.
-No, de cualquier modo, no puedo negarme ante una orden del Emperador. Casarse con una mujer que puede morir en cualquier momento es algo bueno, así no tendras que insistir en buscar una esposa para mí.- Razonó Matthew con total calma, buscando la mejor excusa posible.
Aunque sabía que esa chica apenas estaba en el pináculo de la vida.
Patrick soltó una pequeña risa con las cejas levantadas, pues no creía las palabras de su hermano -La has visto ¿No es así?- Preguntó, aunque fue más una afirmación.
Matthew miró a su hermano mayor con frialdad, sabía que este lo conocía bastante bien, pues lo había criado como su padre pero... aveces le molestaba que lo conociera y entendiera tan bien. Tal vez él era la única persona que lograba hacer eso.
-Sé que fuiste a apoyar al Gran General en la batalla contra los bárbaros, su hija estaba en el campamento con él. No sería raro que la hayas visto por casualidad, cuéntame ¿Qué te parece?- Matthew no pudo evitar sonreír al ver a su hermano mayor comportarse como una vieja de patio chismosa buscando chismes jugosos.