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El Guardaespaldas De La CEO Ciega

El Guardaespaldas De La CEO Ciega

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Amor prohibido / Síndrome de Estocolmo / Romance de oficina / Apoyo mutuo / Policial
Popularitas:32.1k
Nilai: 5
nombre de autor: DL700

Alice Crawford, una exitosa pero ciega CEO de Crawford Holdings Tecnológico en Nueva York, enfrenta desafíos diarios no solo en el competitivo mundo empresarial sino también en su vida personal debido a su discapacidad. Después de sobrevivir a un intento de secuestro, decide contratar a Aristóteles, el hombre que la salvó, como su guardaespaldas personal.
Aristóteles Dimitrakos, un ex militar griego, busca un trabajo estable y bien remunerado para cubrir las necesidades médicas de su hija enferma. Aunque inicialmente reacio a volver a un entorno potencialmente peligroso, la oferta de Alice es demasiado buena para rechazarla.
Mientras trabajan juntos, la tensión y la cercanía diaria encienden una chispa entre ellos, llevando a un romance complicado por sus mundos muy diferentes y los peligros que aún acechan a Alice.

NovelToon tiene autorización de DL700 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 15 Rastros

Un par de días después, Aristoteles se acercó a la oficina de James, quien estaba absorto en la revisión de algunos documentos. La oficina, organizada y funcional, reflejaba la precisión con la que James gestionaba cada aspecto de los asuntos de Alice.

Aristoteles llamó a la puerta, y James levantó la vista, invitándolo a entrar con un gesto de la mano.

—¿Algo nuevo sobre la investigación de los secuestradores? —preguntó Aristoteles, cruzando los brazos mientras mantenía una mirada atenta en James.

James negó con la cabeza, su expresión se tornó pensativa.

—El congresista Fairfax es quien se encarga de coordinar ese asunto —respondió James, con cierto tono de resignación—. Hasta ahora no he recibido ningún informe nuevo.

Aristoteles hizo una pausa, sopesando cómo abordar el siguiente tema.

—Hace unos días, cuando llevé a la señora Crawford, alguien nos siguió. —Su tono era bajo, pero lleno de seriedad—. Logré esquivarlos, pero no me siento cómodo con el hecho de que estén tan cerca.

James lo miró, claramente preocupado, pero trató de mantener una actitud profesional.

—Es bueno saberlo, Aristoteles. Quizá deba mencionar esto al congresista, aunque… ya sabes cómo es con los temas de seguridad.

●●●

Mientras ellos conversaban, en el despacho del congresista Jonathan Fairfax, la atmósfera era distinta. Jonathan estaba sentado, recostado en su silla de cuero, con la mirada fija en algún punto mientras Jessica, su joven asistente, estaba detrás de él, dándole un masaje en los hombros. Sus manos se movían con una mezcla de suavidad y precisión, buscando relajar la tensión que se había acumulado en él durante los últimos días.

Jessica se inclinó hacia adelante, acercando sus labios a su oído, y en un susurro, le habló en tono suave.

—Deberías relajarte más a menudo, Jonathan —murmuró, con una sonrisa—. Todo este estrés no te hace bien.

Jonathan cerró los ojos, disfrutando del contacto de las manos de Jessica mientras ella seguía trabajando con dedicación. Sin embargo, el momento se vio interrumpido por un golpe en la puerta.

—¿Congresista? —dijo Hartford desde el otro lado—. La policía está aquí.

Jonathan abrió los ojos de inmediato, su expresión cambió al instante mientras se enderezaba en la silla y se acomodaba el saco, recobrando su actitud profesional.

—Hazlos pasar, Hartford —respondió, enderezándose y lanzando una última mirada a Jessica, quien retrocedió con una expresión de indiferencia bien ensayada.

La puerta se abrió, y Hartford entró, seguido del oficial Cortes, quien llevaba una expresión seria. Cortes se acercó al escritorio y saludó al congresista con una ligera inclinación de cabeza.

—Oficial Cortes, bienvenido —dijo Jonathan con tono cordial pero directo—. ¿Qué novedades tenemos?

Cortes se acomodó y, tras un momento de pausa, tomó la palabra.

—Congresista, vengo a informarle sobre el avance en la investigación de los secuestradores de su esposa. Como sabrá, yo estoy encargado de este caso. —Su tono era grave y profesional—. Hemos descubierto que los cuatro hombres que intentaron secuestrar a la señora Crawford no eran las cabezas de la operación.

Hartford intervino, lanzando una mirada inquisitiva.

—Eso era obvio. ¿Tienen algo concreto?

Cortes asintió con paciencia, manteniendo su tono firme.

—Sí. Hemos determinado que los secuestradores formaban parte de un grupo organizado que opera en la dark web. Se dedican a realizar trabajos de secuestro y otros delitos para sujetos que los contratan a través de pagos anónimos.

Jonathan frunció el ceño, claramente frustrado.

—¿Y quién los contrató en esta ocasión?

Cortes consultó su libreta antes de continuar.

—No lo sabemos. Alguien les hizo un pago específico para que secuestraran a la señora Crawford y la trasladaran a un almacén abandonado en 356 South River Road, Jersey City. Fuimos al lugar, pero lamentablemente, no encontramos ningún rastro alli.

Jonathan suspiró, lanzando una mirada a Hartford antes de volver al oficial.

—¿Qué saben sobre ese pago? ¿No pueden rastrearlo?

Cortes asintió, aunque su expresión mostró un atisbo de frustración.

—El pago fue realizado en criptomonedas, proveniente de un servidor con una IP registrada en Malasia. —Se detuvo un momento, estudiando la reacción de Jonathan—. Nos llevará tiempo rastrear los detalles adicionales, pero seguimos trabajando en ello.

Jonathan dejó escapar una maldición entre dientes, sin disimular su exasperación. Desde el otro lado del escritorio, Hartford intercambió una mirada con Jessica, que permanecía en el fondo de la sala. Una sonrisa apenas perceptible cruzó sus labios, como si el desarrollo de los eventos fuera un alivio.

Mientras el oficial Cortes continuaba hablando, Hartford dirigió una última mirada significativa a Jessica, una advertencia silenciosa que ella captó al instante. Sabían que aquel intento había fallado, pero Hartford podía ver en la mirada de Jessica que no tenía intención de rendirse tan fácilmente.

1
Araceli Paredes
Excelente
Jaima Zulay Urriola Arispe
Estoy descuerdo con Mafer, el final es escueto, faltan detalles....
Para no dar una calificación a medias , me abstendré de darla.
Soraida Gomez
ALICE SALIO DE SU MAL ESTADO QUE BUENO.
Soraida Gomez
UFF ESA TIPA MANDO A MATAR A SU PROPIA HERMANA
mafer Mata
Escritora está novela de verdad está incompleta no entiendo este final
Veronica Barrionuevo: Es verdad. No tiene un final cómo debe ser.
total 1 replies
Nancy Martinez
es el final?? así parece..
Sandra Espinoza Caldas
Me queda muchos vacíos con respecto, como es que Sofía se encuentra con aristoteles, son pareja o sigue como amantes, que paso con el padre de jesica, por que su esposo de Alice quería lastimarla
Sandra Espinoza Caldas
Espero que se haya encontrado con sofi
milagros benitez
ni lo
Nancy Martinez
ahh que alivio, aunque Aristóteles esté herido 🤕
Soraida Gomez
OYE ESCRITORA ME DEJASTE EN SUSPENSO. QUIERO SEGUIR LEYENDO. MUCHAS BENDICIONES
Soraida Gomez
HUY DIOS QUE SUSPENSO SIENTO ANSIEDAD POR SEGUIR LEYENDO HABER QUE PASA CON ELLOS Y SOFIA.
Soraida Gomez
O SEA Y TODOS CONFIABAN EN ESE TORNER? EN SERIO?
Soraida Gomez
HAY DIOS. EL PADRE DE NUESTRA CEO COMETIÓ EL PEOR SACRILEGIO DAR EN ADOPCION A SU PROPIA NIETA CON RAZON ESTA LA ODIA TANTO QUE HASTA SE ACUESTA CON SU PADRASTRO.
Soraida Gomez
LA BRUJA ASISTENTE DEBE SER FAMILIA DE NUEATRA CEO.
Soraida Gomez
UFF ES UNA CHICA LISTA PERO DEBE CUIDARSE DE ESE TIPO.
Soraida Gomez
QUE SUCIOS, ESE CONGRESISTA NO QUIERE A NADIE SI NO A SU PODER ES MUY IDIOTA.
Soraida Gomez
HAY DIOS SI ESE TORNER ES UNO DE LOS CÓMPLICES IMAGINATE EN QUIEN ESTAN CONFIANDO.
Soraida Gomez
CLARO SOFIA NO TE DEBES RENDIR ESA BRUJA NO TE VA A VENCER YA PRONTO VENDRA LA AYUDA
Soraida Gomez
BUENO ESOS DOS ESTAN FUERA DE COMBATE CON LA LOCA DE YESS.
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