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Eros, ¿Un Dios Distraído?

Eros, ¿Un Dios Distraído?

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Malentendidos
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Esther

Existen muchas probabilidades que la muerte de cada uno de nosotros dé lugar a problemas de orden legal. El fallecimiento de una persona puede implicar el pago de una doble indemnización con cargo a una póliza de seguro. Esta misma póliza puede contener una cláusula en la que se señale que la compañía no pagará un solo centavo si el beneficiario se suicida dentro de los dos años siguientes a la fecha de entrada en vigor del documento.

NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Los abogados...

Evidentemente, consideró Martínez, sonriendo, usted ha recibido instrucciones muy concretas de su departamento jurídico.

Creo haberle dicho, Señor Martínez, que llevo en esta actividad muchos años y estimo hallarme muy familiarizado con los principios fundamentales de la ley de seguros.

Entonces, ¿por qué espera su compañía conseguir alguna ventaja mediante esta investigación?, preguntó Martínez.

Verá usted... Y admito que se trata de un punto técnico de carácter legal... La compañía accidente y vida trabaja con un tipo de póliza muy especial. Nosotros somos mucho más liberales que otras compañías en relación con las indemnizaciones dobles por muerte por causas accidentales.

En este caso, por ejemplo, la póliza quedó establecida básicamente en $50,000 dls. Podían haberse producido dudas sobre si la muerte fue debida a medios accidentales, en vista de que los alimentos del mal estado fueron ingeridos voluntariamente por el fallecido.

Sin embargo, la compañía no hizo de ese punto un problema, en virtud de las liberales previsiones de nuestra póliza, procediendo entonces a abonar de buena gana la doble indemnización. La señora Rodríguez recibió $100,000 dls., es decir el doble de la cifra base.

Siga, invitó Martínez, se expresa usted muy bien.

Sabemos gracias a nuestras investigaciones que en el momento de la muerte de su esposo, la señora Rodríguez no poseía bienes personales de fortuna dignos de ser tomados en cuenta. Ella recibió los $100,000 dls., que pusimos nosotros en sus manos, cantidad con la que efectuó unas cuantas inversiones. Descubrió que tenía una gran habilidad para eso y comenzó a acumular beneficios. Invirtió en la propiedad inmobiliaria y jugó a la bolsa. Actualmente,, a consecuencia de esas operaciones los $100,000 se han transformado en una cifra que debe de rozar el medio millón.

Bien, si ella asesinó a su esposo... Tenga usted muy presente, señor Martínez, que en este momento aludo a problemas legales. No hago acusaciones directas... Repito que si ella asesinó a su esposo perpetró un fraude del que fue víctima la compañía de seguros al cobrar los cien mil dólares, convirtiéndose, por consiguiente en depositaria involuntaria de la firma.

La ley no ampara precisamente a quien obtiene beneficios con el producto de sus transacciones ilegales. En consecuencia, todas las ganancias conseguidas por ella pertenecen a la compañía de seguros.

Mi firma recibirá, pues, $500,000 dls., de los cuales se verá obligada a deducir cien mil, que pasarán a los herederos de Fermín Rodríguez. En el caso de no haber Herederos este dinero será cedido al Estado de México. Los restantes $400,000 serán retenidos por la compañía de seguros.

Un razonamiento legal muy intrincado el suyo, señor Coronado, comentó Martínez, evidentemente, es el resultado de muchas reflexiones e investigaciones suyas.

Coronado repuso:

Mi compañía me paga un sueldo para eso, señor Martínez. Con disculpable orgullo puedo aducir que yo he ahorrado a la firma centenares de miles de dólares. En mis trabajos de investigación he hecho muchas dianas.

Ya. Permítame que le haga una pregunta, ¿lleva usted un magnetófono en esa cartera?

Coronado se irguió en su asiento.

¿Lo lleva usted o no?, insistió Martínez.

En realidad, sí, replicó Coronado, tras algunas vacilaciones. Procuro que mis informes sean precisos y la base de esto es la reconstrucción exacta de lo que se ha hablado.

Comprendido, dijo Martínez, entonces, usted desea que esta entrevista sea registrada en cinta magnetofónica, ¿no?

En efecto.

Por lo que yo sé, los Rodríguez figuraban en la cena que a nosotros nos interesa como invitados, y la señora Rodríguez no tuvo nada que ver con la preparación de los platos que fueron servidos.

Ella no me ha dicho tal cosa, declaró Coronado.

¿Y a usted le agradaría que se lo dijera?

Sí.

Luego, usted quería preguntarle cuánto tiempo estuvo en la casa antes de que la cena fuese servida, en qué sitio se pusieron los platos y algunas cosas más, ¿no es así?

Probablemente.

¿Y ha efectuado una investigación exhaustiva del caso hasta este punto?

He hablado con varios testigos, en efecto.

¿Ha hablado con los miembros de la familia Ramírez?

Con alguno de ellos, sí.

¿Con todo detalle?

Bastante detenidamente, en efecto.

¿Les preguntó usted sobre el sitio en que fue dejado el alimento causante del incidente antes de ser servido?

Tengo entendido que Kendra Rodríguez, su cliente, se conminó a servirle, para ayudar.

En esas circunstancias, dijo Martínez, he de consignar que quisieran encontrarme en igualdad de condiciones con usted antes de tomar parte en una entrevista de este tipo, en la que mi cliente ha de ser requerida para contestar a diversas preguntas.

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