Aunque su corazón se destrozara en mil pedazos tras el dolor que sufrió a causa del padre de su hijo, aún no nato, está dispuesta a seguir adelante por la pequeña vida, aunque su alma aun grite por el dolor.
En la vida a veces comenzamos muchas cosas de la forma equivocada, y el amor no está exento de caer en ese error, pero no por eso deja de ser verdadero.
Esta es la historia de un amor que aunque empezó de la forma equivocada encontró el camino.
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Quince
Unos minutos después de que el abogado Santoro terminara la conversación con Gabriel Patel una enfermera entraba a la habitación de Mariana haciendo amagos de que revisaba al bebé.
- Señora- le dijo muy bajo a Ninete que miraba a su cuñada dormir- Venga un momento, hay alguien afuera que desea hablar con usted.- a la rubia le pareció raro recibir una visita a las seis de la mañana pero se levantó y sin hacer ruido fue hasta la puerta para encontrar en ella al abogado.
No necesitó preguntar, nada más verlo alli y ya sabía lo que eso significaba, si hubiera venido solamente para ver a Mariana no lo habría hecho a aquella hora.
- Señora Ferrara- se dirigió a Ninete sin aclarar su presencia allí- Ya se imaginará lo que ha sucedido, usted decide en que momento darle la noticia a la señorita, el hermano de el señor Patel lo llevará a Inglaterra de un momento a otro.- ella no necesitaba más explicación.
La rubia suspiró pensando en la mejor forma de decirle a Mariana.
- ¿No podemos hacer nada contra eso?
- No, ellos nunca estuvieron casados, sería una guerra sin sentido contra una familia altiva y de mucho poder.- el hombre movió su maletín sin saber que más hacer- Dígale a la señorita que vendré en otro momento a verla, este no es un horario para hacer visitas, y dígale que lo siento mucho.
- Gracias señor Santoro.- Ninete le dedicó una sonrisa triste y él solo movió un poco la cabeza antes de irse y ella regresar a su lugar al lado de su cuñada y amiga.
Cerca de dos horas después Mariana había despertado, ya Renato había saciado su hambre, y ahora su madre jugaba con sus pequeños deditos.
- Tiene mis ojos.- le dijo a Ninete sin dejar de mirar a su hijo- En el resto es igual a Greg, pero los ojos son los míos. - una sonrisa no se iba de su cara mientras miraba a su bebé.
- Mariana hay algo que tengo que decirte.- Ninete llevaba más de una hora pensando como iba a darle a su cuñada la noticia y llegó a la conclusión que lo mejor era esperar a que alimentara a su hijo.
- ¿Es Greg verdad?- ella no levantó la vista de su pequeño para hablar- Ya se fue- dijo como una afirmación y dos lágrimas salieron de sus ojos y cayeron sobre el pañal que envolvía el bebé y Ninete corrió hasta la cama para abrazarla.
- Ya no había nada más que hacer Nana.
- Lo sé y sabes una cosa, creo que sí fue feliz al final, lo sentí feliz.
- Estoy segura de que sí.
Ella pasó su dedo índice por la pequeña y bien perfilada cara de su bebé y se inclinó para darle un beso.
- ¿Ya se han encargado de todo?- siguió preguntando sin mirar a la rubia.
- No tuvimos que hacerlo, su hermano vino para llevarlo a Inglaterra, mientras dormías la enfermera me hizo el favor de averiguar y ya se fueron, van a enterrarlo allí.
- Es lo más justo, son su familia.- y no dijo nada más, solamente besar otra vez a su hijo.
Unas horas después en Inglaterra las cosas no iban mejor pues la madre de Greg, que esperó ver llegar a su hijo para ella cuidarlo los últimos momentos de su vida se encontró delante de un féretro y la enfermedad del corazón que estaba padeciendo terminó agrabándose.
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Tres meses habían pasado ya de la fecha en la que un padre moría feliz de saber que su hijo había nacido y Mariana estaba agachada frente a su tumba.
Ella había pedido a un investigador que ubicara donde estaba enterrado Greg y esperó a que el pequeño pudiera viajar para llevarlo con ella a visitar a su padre, pero no hizo ningún ademán por contactar a la familia Patel ya que estaba allí, no sabía que clase de personas eran, por algo el padre de su pequeño nunca habló de ellos.
Un día después de aquella visita Gabriel estaba en el despacho de la mansión familiar y daba golpes sobre el escritorio recordando como su venganza tuvo que ser aparcada debido a la enfermedad de su madre, pero nada más que pudiera volvería a la carga.
- Explícame quién es ella.- su madre entró como una tromba al despacho y estaba parada frente a él, había puesto una fotografía sobre el escritorio en la que se veía claramente a Mariana en el cementerio en el que estaban enterrados su padre y su hermano.
Gabriel apretó los puños, el descaro de esa mujer era demasiado, engañó a su hermano, le robó todo su dinero, lo dejó para que muriera a su suerte y encima se aparecía a su tumba.¿A qué vino, a bailar sobre ella?
- Era la mujer de Greg.- le dijo sin más explicación.
El hombre la conocía bien pues cuando su hermano reclamó la herencia él buscó la forma de saber de su vida y el investigador que contrató le entregó varias fotografías en las que la chica aparecía como su pareja, pero la madre no necesitaba saber las circunstancias que rodearon su muerte, ni como había sido engañado por ella.
- Explícame ahora quién es el bebé- puso delante de él otra fotografía en la que Mariana tenía un pequeño niño en sus brazos arrodillada delante de la tumba de su hermano.
- Es su hijo.
- ¿Hijo de Greg?¿Greg tuvo un hijo y tú no tuviste la decencia de decírmelo?
- Mamá no te alteres.- el hombre se puso de pie y rodeó el escritorio para estar frente a la mujer.
- ¡Dime desde cuando lo sabes!- le gritó.
- Fueron sus últimas palabras.- le contestó aquello como si no quisiera que su madre lo escuchara y bajó la cabeza.
- Y me lo escondiste.¿ Acaso es tan importante para ti un apellido que no te importó que yo supiera de ese niño?¿Sabes lo que significa poder tener a una parte de mi hijo otra vez conmigo? Ese niño significa que Greg simplemente no desapareció de este mundo, ese niño es lo único que me queda de mi hijo y no me importa una mierda el apellido que tenga o que tan pobre pueda ser su madre.- un llanto ensordecedor salió del pecho de la mujer al pensar que su hijo había rechazado al niño por su origen y este intentó consolarla con un abrazo.
- Mamá, por favor ten calma, no es lo que tú crees.- le suplicó intentando de que no tuviera una recaída.
- Tráelos para mi por favor.- ahora la que suplicaba entre lágrimas era ella- Tráelos, has lo que tengas que hacer, lo que sea, pero tráelos a mi lado.- el hombre la apretó más contra su pecho.
- Está bien mamá, lo haré. - le dijo para complacerla.
Un poco más de un mes después de aquella discusión dejaba Gabriel todos sus negocios en manos de su amigo y socio Xavier Hudson para volver a Italia por tiempo indefinido, allí tenía que hacer dos cosas, cobrar su venganza y traer a el hijo de Greg para su madre.
Gracias autora! Felicitaciones!