El Renacer De La Oscuridad

La batalla estalló en el pueblo, un enfrentamiento feroz entre Soul y el demonio de dos estrellas. Golpes y cortes se intercambiaban en una danza mortal, cada uno luchando por dominar al otro. Soul, impulsado por la determinación y el dolor, luchaba con todo lo que tenía, desesperado por vencer al monstruo que amenazaba a su mentor y a la inocente niña.

Con cada golpe, Soul sentía la esperanza crecer en su interior. Estaba cerca de la victoria, podía sentirlo. Pero entonces, en medio del caos, vio a Rudeus ayudando a una niña a ponerse a salvo. Sin dudarlo, el demonio de dos estrellas se dirigió hacia ellos, su mirada llena de malicia y sed de sangre.

Soul gritó y se lanzó hacia adelante, desesperado por llegar antes que el demonio. Pero era demasiado tarde. Con un movimiento rápido y letal, el demonio atravesó el pecho de Rudeus, arrancando un grito de angustia del joven guerrero.

Soul se detuvo en seco, su corazón latiendo con furia y dolor. Las lágrimas brotaban de sus ojos mientras veía impotente cómo su mentor caía al suelo, su vida escapándose rápidamente de él.

"¡Rudeus!", gritó Soul, su voz llena de desesperación.

Un temblor recorrió su cuerpo mientras un torrente de emociones lo inundaba. Sin darse cuenta, sus manos apretaron con fuerza el mango de la espada de las runas. Y entonces, sucedió.

Las runas en la hoja comenzaron a brillar con una luz intensa, una energía oscura emanaba de la espada, envolviendo a Soul en una aureola siniestra. Un rugido gutural brotó de su garganta mientras su cuerpo se retorcía con una fuerza desconocida.

Azazel, el demonio encerrado dentro de la espada, despertó ante el dolor y la ira de Soul. Susurros oscuros llenaron la mente del joven guerrero, alimentando su rabia y su sed de venganza.

Soul se sintió consumido por una oscuridad abrumadora, una sensación de odio y desesperación que amenazaba con devorarlo por completo. No era él mismo, era un mero espectador en su propio cuerpo mientras Azazel se apoderaba de su ser.

Y entonces, sin previo aviso, una onda de energía oscura estalló desde el interior de Soul, envolviendo todo el pueblo en un mar de destrucción. Edificios se desmoronaron, criaturas fueron arrastradas por la fuerza implacable del poder oscuro.

El demonio de dos estrellas fue consumido por la oscuridad, su figura distorsionándose y desapareciendo en la nada. Soul, ahora transformado por el poder de Azazel, observó la devastación a su alrededor con ojos vacíos y llenos de dolor.

Entonces, la lluvia comenzó a caer, una suave y fría llovizna que limpiaba los restos del caos. En la distancia, Soul se erguía solo, su figura iluminada por el destello de los relámpagos en el cielo tormentoso. Sus ojos brillaban con un brillo rojizo, su cabello blanco ondeaba al viento, un mechón negro enmarcando su rostro pálido.

Había desatado el poder de Azazel, pero a un costo terrible. Sabía que no podía permitirse perder el control de nuevo, que el poder oscuro lo consumiría si lo dejaba. Y así, con el corazón roto y la mente atormentada, Soul tomó una decisión.

Decidió estar solo, alejarse de aquellos a quienes amaba, temiendo que su mera presencia pudiera causar más daño. Y así, con pasos pesados y un corazón lleno de pena, se alejó del pueblo devastado, perdido en su propia oscuridad.