Mi Fiera De Ojos Azules

Evander empujando a su hermano interrumpió. “Magnus, Alan, quisiera hablar con ustedes.”

Leno cogiendo del brazo a Bruno. “Esperaremos fuera.”

Evander no sabía por qué, pero lo que iba a preguntar sentía que a ellos también les interesaría. "¡No!"

Magnus sentándose en un banco de madera. "Tú dirás."

Evander con su mirada seria suspira. "Quería preguntaros por Emma y sus hermanos ¿qué les ocurrió a sus padres?"

Magnus sonriente dice.  "Veo que ya conociste a esas maravillosas jovencitas."

Alan dice. "Abuelo, ellas y tu querida nieta estaban metidas en una pelea con los comerciantes.”

Para Magnus cualquier cosa que hiciera Marie o aquellas hermanas, siempre le hacía sonreír, las adoraba. "¡Qué carácter tienen! ¿Verdad?" observando a Evander. "Muchacho pocas mujeres así encontrarás, sus padres murieron hace años, lejos de estas tierras".

Evander mirando a su amigo dice: "Eso no me dice mucho Magnus, quizá me puedas decir por qué se pelearon con los comerciantes o cuál fue el insulto que desencadenó todo."

Magnus cruzando los brazos ante su pecho, gruño. "¿Qué pretendes saber?"

Evander responde. "Pretendo saber por qué hablan entre ellas un idioma que solo se lo he escuchado a los sureños."

"¿Qué dices?" preguntó Bruno extrañado, mientras Leno no entendía nada.

Magnus mirando a Alan y luego de un largo silencio, comenzó. "El padre de las muchachas era de las tierras del Sur,” suspiro y continuo. “Su madre era una encantadora muchacha que un día se enamoró de un tal Harry, recuerdo que cuando se marchó con él, Arthur sufrió muchísimo su mujer había muerto y la marcha de su hija lo dejó solo y triste, lo siguiente que sé es que el padre de las muchachas murió en una emboscada junto a su esposa, Emma me contó que fue un norteño, amigo de su padre, quien arriesgando su vida y el de otro hombre para traerlas con su abuelo y con su clan, les ayudó a huir de la tiranía de sus tíos.

Bruno desconfiado preguntó. “¿Son sureñas?.”

Alan resoplo. "¡no!, ellas no lo son".

Magnus mirando a los muchachos dice. "Una noche, hace cinco años, apareció Arthur con las dos muchachas y un niño en brazos, después de pedirme permiso para que ellos pudieran vivir aquí, pasaron a formar parte de mi clan, ellas son tan Blacach como lo soy yo y no permitiré que nadie lo dude ni un solo instante."

Leno si poder creer que la chica que lo pone tonto viene de esas tierras, pregunta. "¿De las tierras del Sur, ¿era su padre?".

“¡Sí!, aunque he matado a cientos de ellos, soy de los que piensan que no todos son iguales," dice Alan.

Bruno asombrado dice. “No existe ningún Sureño Diferente, para mis todas esas escorias son iguales, se distinguen a leguas, con razón esas dos muchachas tienen tanto carácter, tienen el carácter retorcido de los del Sur”.

Magnus molesto rugió. “¡Por supuesto que no!” al recordar que por las venas de sus nietos corre sangre del sur, pocas personas conocían su gran secreto, cómo el abuelo de estos muchachos.

Leno todavía sorprendido dice. “Perdona que te corrija, pero ese carácter es más Norteño que Sureño,  tengo entendido que los del Sur son frías como témpanos de hielo y no veo que esas muchachas no son así”.

Bruno moviendo la cabeza y sonriendo al recordar a un par de Sureñas que se cruzaron en su camino, ver el interés de su hermano y su amigo, reflexiono. “Tienes razón”.

Magnus con cara de nostalgia, al escucharlos negó con la cabeza. “Qué equivocados están, no porque su padre haya sido un sureño tiene que ser iguales a  los demás.”

Evender viendo la expresión en su cara y le clavándole la mirada. “Existe algo más, ¿verdad?”

El anciano y el nieto se miraron fijamente.

Magnus con voz decaída por la tristeza, mientras se levantaba y se acercaba al ventanal de su hogar para no dejar que nadie viera en ese momento sus ojos lagrimosos. “Cuéntaselo Alan”.

Alan viendo a su abuelo mirar por la ventana. “Mi abuela Catalina era de las tierras del Sur, es un secreto bien guardado en mi familia, ella fue una víctima de su propia gente por ayudar algunos Sureños entre ellos mi abuelo, ¿tienen algo más que preguntar?”

En ese momento, las mujeres se dirigían hacia ellos para informarle que iban a servir la cena.

Evander al ver el dolor reflejado en los ojos de Magnus, decidió no continuar con la conversación, les indico a su amigo y a su hermano con la mirada que se dirigieran a la mesa para cenar, sin mencionar el tema.

 Mientras Emma se sumergía en el bosque, estaba oscuro a pesar de que la luna llena irradiaba un resplandor magnífico, la primera vez que vio aquel bosque inmenso cubiertos de hermosos árboles pinos y robles, fue la noche que llegó con Jacob, la nostalgia la invadió, después cinco años recordó cómo se despidió de su buen amigo para no saber de nunca más de él, qué habrá sido de su vida,  pensó mientras caminaba junto a lord Draco, su gentil y cansado caballo, que Jacob rescato de aquel fatídico día.

Lord Draco es un caballo viejo, de color pardo y ojos cansados que se notaban su edad, pero que ella adoraba, es uno de los preciados regalos que sus padres le regalaron cuando tenía seis años, poco menos que ahora Nick, ellos crecieron juntos, han compartido momentos buenos y malos.

Dejando los recuerdos atrás, se dirige sigilosamente a donde acampan los comerciantes, pero no se percató de que unos ojos divertidos e incrédulos observaban todos y cada uno de sus movimientos.

En silencio se acercó a la carreta donde la fornida Delia y su marido dormían, con rapidez, hecho algo que llevaba en las manos dentro de un recipiente de barro, se retiró despacio por donde llegó, caminó hacia dónde había dejado a  Lord Draco.