Cita Con El CEO

Aunque Esteban se muere de ganas por interrumpir la reunión que lleva a cabo Soledad, prometió no entrometerse por esa absurda apuesta que hizo con Braian. Sin embargo, no se resiste y le envía un mensaje a su amigo, preguntando cómo va todo y este no le contesta porque está muy entretenido grabando la presentación de la secretaria, quién sin quererlo los ha hipnotizado a todos.

Los gerentes y dueños de esa importante cadena de supermercados toma en cuenta la información que están recibiendo gracias a la rubia. Coinciden que el negocio es rentable para ambas empresas y estampan su firma en los tantos documentos que conllevan el contrato.

Mientras que todos salen, Soledad recoge las cosas de la mesa, dejándola libre para que ingresen las chicas de limpieza, pero no está sola.

—Lo has hecho bien— felicita el amigo de su jefe.

—Gracias, señor Morelo.

—Preciosa, solo dime Braian— le guiña el ojo y se va para contarle a su amigo las buenas noticias. —Yo llevaré el contrato.

— Se lo agradezco. Después de la firma del CEO, tengo que llevarlo al piso del abogado.

—Te llamaremos cuando puedas levantarlo.

Ella asiente y continúa en lo suyo mientras el castaño sale de la sala y camina con suficiencia hasta la oficina de Arango. Aunque, antes de entrar, le envía el video, que estuvo grabando, a la madre de su amigo.

— Tendrás una cita— asegura con una gran sonrisa y los brazos abiertos, declarándose ganador.

—¿Sí? — cuestiona sorprendido, aunque empieza a reírse sospechando que Baian ha hecho la reunión y Soledad no habló— ¿Cómo estoy seguro que ella hizo todo sin tu intervención?

—Tengo un video— dice tranquilamente mientras se sienta en el sofá.

Braian busca el video en su galería y empieza a reproducirlo mientras lo deja en la mesita central, junto a los documentos.

Esteban, al escuchar la voz de Soldad, se levanta de su silla y va hasta su amigo, tomando su celular y ve las imágenes de su secretaria moviéndose como toda una jefa. Su porte elegante, atrevido y seguro, la hacen ver como una gran ejecutiva y quien puede llevar a solas un gran negocio.

Las preguntas del negociante fueron respondidas con tranquilidad y claridad, sin lugar a cualquier duda. Soledad, quien a veces parece insoportable o intolerante a su mandato; mantuvo la cordura ante la insistencia de otro hombre que parecía querer romper cualquier posible contrato, pero la rubia sabía qué hacer.

"La queremos a ella"— llega un mensaje de la señora Alcaraz al celular de Braian cuando el CEO está mirando el video.

—¿Qué tiene que ver mi madre contigo?

—¿Por qué preguntas?

—Te envío un mensaje curioso— asegura entrando a la notificación, donde descubre el chat con su amigo, quien minutos previos le mostró el video de Soledad y su madre parece quererla como nuera— ¿POR QUÉ LA METISTE EN PROBLEMAS?— le reclama a Braian con enojo.

No es que su vida sea una mierda, ni que sus padres sean exigente o algo parecido, pero la verdad es que pueden ser intensos con respecto a la familia, más que nada cuando quieren buscarle pareja y ahora con Soledad en medio de esto, querrán casamiento e hijos.

—Por Dios, no te preocupes por tu secretaria. Diré que está casada — miente, ya que antes había hablado con los Arango de la rubia.—Lo importante es que gané y tú tendrás una cita con quien lo decida.

— Sí, como sea, pero sácales la idea de verme con Soledad.

—Tranquilo, amigo. Ni que ella realmente te guste, ¿o sí?— ríe mientras Esteban frunce el ceño.

—No— dice dejando el celular en la mesa para observar el contrato.—¿Todos firmaron?

—Sí, también ella y yo, como representantes de la empresa en tu ausencia, aunque falta tu firma como dueño— asegura, respondiéndole a la madre de su amigo.

"Será difícil por Soledad, pero creo que Esteban está muy interesado"

Unos minutos más tarde, el CEO llama a la rubia para avisarle que el documento ya tiene su autorización y debe llevarlo con el abogado.

—Permiso, jefe— dice ella ya dentro de la oficina.

—Braian me dijo que has hecho todo demasiado bien—menciona Esteban y el mencionado por él levanta una ceja por ese "demasiado" —Te felicito, Soledad.

—Gracias, jefe. ¿Les ofrezco algo antes de retirarme?

—No, gracias. — asegura Esteban.

Soledad se va con la carpeta y Esteban intercambia miradas con Braian, quien sonríe con picardía.

—Es hermosa. — le asegura el castaño al dueño de la empresa, solamente para ponerlo celoso.

—Te advertí que no pusieras tus ojos en ella— responde Esteban.

—Ella es libre, yo soy libre... Ella busca una cita y yo diversión antes de casarme. Quién sabe, tal vez me pueda brindar una buena noche de soltero antes de regresar a Colombia.— bromea atrevidamente.

Esteban no aguanta las ganas de matarlo, por lo que toma una de sus estatuillas en miniatura y se la tira a Braian, aunque esta golpea contra la pared detrás de él a centímetros de su cabeza.

—¡ESTÁS LOCO!— le grita Braian y Soledad entra corriendo preocupada.

—¡¡¡SEÑORES!!!—grita ella y se acerca a Morelo para ver que no esté lastimado, aunque enseguida voltea hacia Esteban, quien está de pie en su lugar con los puños cerrados— Ni siquiera voy a preguntar qué sucede aquí, solo les vengo a informar que me han llamado de Colombia.

—¿Por qué?— cuestionan los amigos al unísono

—El señor Arango está internado de gravedad— les comunica y la noticia es como un baldazo de agua helada que cae sobre sus cabezas.

—¿Pero qué? ¿Mi padre?— cuestiona Esteban en shock.

—Me he tomado el atrevimiento de reservar dos pasajes en primera clase para que puedan viajar esta misma noche— asegura ella.

—Eres un sol— Braian le da un beso en la frente a Soledad y luego va hasta su amigo para hacerlo reaccionar.

Al CEO le cuesta creer que su padre esté grave, aunque sabe que nadie mentiría con algo así, así que después de que Morelo se pone frente a él, le pide algo a Soledad.

—Que sean tres pasajes. Tú vas con nosotros.

—¿YO?— grita sorprendida —, pero, ¿Quién estará a cargo aquí?

— Yo me encargo de eso— dice Esteban— Vete a hacer tu maleta, al menos para un mes.

—¿UN MES?— cuestiona nuevamente.

—Hermosa, por favor colabora— le pide Morelo— Vete a casa y alístate. Yo me encargaré de Esteban.

—Es que... no tengo pasaporte.

Ambos amigos se miran entre sí y suspiran con pesadez sabiendo lo que deberán hacer.

—Yo lo arreglo. Préstame tu identificación y espera mi llamada— pide Esteban, a quien Soledad le da su cédula para luego irse.

—Está mujer que saldrá cara— se ríe Morelo.

Ellos saben que deben ir al registro para pagar urgentemente los documentos que llevan meses de proceso, pero... esto le saldrá varios miles de pesos uruguayos porque es idea de él que ella los acompañe, cuando ni siquiera es necesaria su presencia.

—Valdrá la pena ver la felicidad de mis padres— asegura el CEO.

—¿Qué planeas, amigo? —alza una ceja —¿Quieres que finja ser tu novia?

— No lo había pensado — miente—Solo quería que trabajara y conociese la empresa madre.

—No te creo.