Elena es la primera princesa del imperio Viton, su padre la ama sobre el resto y le permite hacer cosas que se consideran de hombres así reciba quejas por esto.
Gracias a esto sus hermanas la envidian y la engañan una vez, permitiéndoles dañarla grandemente haciéndola desaparecer.
Elena no muere aunque era lo que querían pero su rostro fue destrozado y le impide regresar.
Vive con el médico que la salvo y a su cabaña llega la solución a sus problemas, un rostro nuevo, una vida nueva, pero tendrá que pagar por eso al ayudar a su nuevo esposo a completar también su propia venganza. Intentando en el camino de superar dejar atrás todo lo que vivió ¿podrán amar de nuevo?.
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Cap 14
El resto del día Andrea prefirió no salir, lo menos que quería era discutir nuevamente, se imagina que la duquesa y el resto de la familia están molestos.
Max hizo algo parecido pero en su despacho, pensó que sus hermanos irían a confrontarlo, sin embargo, eso no pasó.
Tras terminar la jornada en compañía de Marcos regresó a la habitación, casi era hora de cenar y Andrea esperaba en el comedor de la habitación.
Entró sin hablar y se sentó frente a ella.
—¿Qué harás ahora? —Andrea miró a Silvia quien asintió y salió de la habitación.
—Esperar, se que vendrán a mí pronto. —sonrió, se colocó los codos en la mesa y su cabeza sobre las manos —creo que le daré una paliza al primero que venga a provocarme.
—Finge, o por lo menos no muestres todas tus habilidades. —por primera vez en mucho Max la miraba fijo —mis hermanos no son buenos luchando y sus esposas menos, no necesitas ser tan violenta.
—¡Bah! —se acomodo en la silla —está bien, lo intentaré.
—Portate bien —Max sonrió al imaginarse que sería imposible, todos conocían a la princesa y no es alguien pasiva.
—¡Ok! —dijo como desanimada —aguantaré un poco.
La comida llegó impidiendo que ambos continuarán hablando, la comida fue silenciosa y tras terminar cada uno fue a su cama, por su puesto que a Max ya le incomodaba su lugar, esa pequeña cama era incómoda.
Aunque pensaron que sería una noche agradable, la presión del día llevó a Andrea a tener pesadillas, sus gritos despertaron a Max, quien se levantó de un brinco.
Al acercarse la vio retorciéndose en la cama, levantaba sus manos como si intentara quitar algo sobre ella.
Al ver su desesperación Max no pensó en nada más, se acostó a su lado sin cubrirse con la sábana y la abrazó con fuerza.
—¡Calma! —pudo sentir el frío en la piel de Andrea y su llanto ahogado sobre su pecho, y lágrimas cayendo en su piel —todo está bien.
—Por favor, basta.
—No pasa nada —le acariciaba la espalda con suavidad, mientras le hablaba —te protegeré.
Poco a poco Andrea se fue calmando, los enormes brazos de Max cubriéndola y las palabras de ánimo que recibía surgieron efecto. Se acurrucó en el pecho ajeno retomando el sueño, pero que está vez era alivianador.
Max la miraba y parecía una niña en sus brazos, recordó entonces que evidentemente lo era, la contuvo en sus brazos hasta que se calmó sin soltarla.
Antes del amanecer Max quien había dormido poco cuidando el sueño ajeno se levantó con cuidado, camino hacia su lugar dando suaves pasos y se acostó.
Andrea se levantó sin recordar lo sucedido, se sentó en la cama pero aún Silvia no entraba lo cual era extraño, se levantó y caminó hacia la puerta, sin embargo, al mirar hacia donde dormía Max, aún estaba.
“¿Qué hace aún aquí?” —normalmente el no estaba para cuando se levantaba, camino hacia el y lo tocó en la espalda —Max.
Max quien estaba despierto se giró, asustando un tanto a Andrea que retrocedió dos pasos, como si se tratara de un reflejo él la agarró de la mano atrayéndola hacia él evitando que cayera.
—No te asustes, estaba despierto. —la soltó y se levantó de la cama quedando sentado —saldré de la mansión hoy a arreglar unos asuntos, puedes ir conmigo o quedarte, pero debes cuidarte.
—Yo —Andrea aún estaba pálida por la rapidez en la que la agarró, por lo que las palabras no salían —me quedaré, aún tengo que ponerme al día con algunas cosas para salir.
—Bien. —Max se levantó y comenzó a arreglar todo, lo menos que quería era que supieran que dormían separados.
Andrea regresó a la cama acariciando su muñeca, justo en el lugar donde Max la agarró para evitar que cayera.
Max se arregló lo más rápido que pudo para salir, al hacerlo ya Marcos lo esperaba y Silvia entró.
Andrea en ese momento recordó que Silvia aún no sabía que hacer, era imposible para ella levantarla antes por lo que tendría que explicarle.
Mientras se aseaba y vestía, le recordaba lo que tendría que hacer, aunque su misión principal es entrenar más, deben ser fuertes ambas para posibles ataques de la duquesa.
Tras estar lista se dirigió al comedor, quería provocar nuevamente a sus cuñados y sus esposas pero su sorpresa fue que al llegar no estaban.
Se encontraban en el comedor los duques y Max, la duquesa aunque sonreía podía notar en sus ojos los deseos de muerte.
—Buenos días padre, madre y esposo. —dijo haciendo una reverencia y sentándose junto a Max, este la miró de reojo con una sonrisa.
—Buenos días hija, creo que tenemos que hablar luego —dice la duquesa sonriendo.
—Está bien madre.
El duque miró a su esposa y luego a Andrea, por lo que sonrió, podía sentir la ira provenir de su esposa.
Llegaron los platillos y el duque habló.
—Bien, mejor comamos.
Los cuatro comieron en silencio, la duquesa en ocasiones cruzaba la mirada con Andrea y ambas sonreían, ninguna le tenía miedo a la otra y era evidente.
Tras terminar la duquesa y el duque se levantaron para salir, Andrea pensó que la conversación se pospondria pero la duquesa se detuvo en la entrada del comedor.
—Andrea ven conmigo —dijo con voz fuerte, Andrea sonrió y se levantó
—Por supuesto madre —Max levantó su mirada hacia ella. —Nos vemos esposo.
Max se tragó lo que quería decir, está acostumbrado a pedirle no ir pero con ella no funcionaria.
—Está bien —Andrea salió tras la duquesa, Max se levantó caminando hacia la puerta quedando a un lado del Duque mirandola alejarse.
—Creo que ella estará bien —dijo el duque sonriendo —¿Qué le dieron a tu esposa? Llegó un tanto diferente.
—Nada padre, solo que creo que se cansó —Max aun no podía decirle algo como eso.
—Solo miremos lo que sucede —el duque con sus manos en la espalda se giró en dirección a su despacho, siendo seguido por Max.
Al salón principal entraba la duquesa junto a sus doncellas y Andrea con Silvia.
Las doncellas se detuvieron en la entrada y Andrea siguió a la duquesa quien cuando estaba por llegar a su silla se giró lanzando una bofetada al rostro de Andrea.
Está lo vio venir así que le detuvo la mano antes del impacto.
—¡Madre! ¿Qué haces? —dijo apretando con fuerza la muñeca de la duquesa quien se quejó.
—¿Qué haces? SUELTAME —gritó la duquesa por lo que la soltó.
—Pero madre, aún no dices a qué se debió eso, hasta ahora te he respetado.
—Crees que olvide lo que hiciste ayer, mis hijos aún están molestos —la duquesa se cubrió la muñeca sentándose en su lugar —además te atreviste a atacarme, tienes que ser castigada ¡Agarrenla!
—¿QUIÉN SE ATREVE? —grito mirando de lado a las doncellas quienes se detuvieron al escucharla.
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