El Contrato: Una Segunda Oportunidad Para El Amor

A lo largo de la tarde, Yeda leyó varios informes y proyectos, debatió los pros y contras de cada uno de ellos y luego de terminar el análisis, Lincon rechazó la mayoría de ellos, al ver lo exigente que es el hombre a su lado, Yeda encaró a Lincon y habló sonriendo.

 __Oh hombre difícil jajaja, leí 22 proyectos y usted solo aprobó 5, ¿puede darme una justificación Sr. Lincoln?

 Al estar tan cerca el uno del otro, ambos sintieron una sensación extraña, era como si sus cuerpos se quemaran de adentro hacia afuera, a pesar de que sentían un deseo inmenso de besarla, Lincon se controló y pronto comenzó a hablar:

 __Sí, claro, estos proyectos requieren grandes inversiones iniciales y el retorno solo se daría dentro de un año, pensé que era arriesgado así que opté por no firmar- Habló mientras intentaba mantenerse firme ante la mirada penetrante de su esposa.

 —Entiendo, le prestaré atención a eso la próxima vez— Dijo mientras miraba con lujuria la boca de Lincoln.

 Yeda se sintió un poco extraña actuando de esa manera, tal vez era solo necesidad, no había tenido relaciones sexuales en 14 meses, ni besos, ni abrazos, nada, así que Yeda prácticamente estaba trepando por las paredes.

 Después de terminar de trabajar, Lincon y Yeda fueron a cenar, porque ella estaba muy cansada, Yeda casi se queda dormida sentada mientras esperaba que Lincon terminara de comer, de repente empezó a llover fuerte, un viento frío invadió la habitación, el ruido estridente proveniente de Afuera dejó a Yeda bastante asustada.

 La oscuridad de la noche, las paredes oscuras, el sonido de la lluvia cayendo sobre el techo, todo hacía que el lugar fuera muy aterrador.

 Después de terminar de comer, Lincon junto con Yeda subieron las escaleras y se dirigieron a la habitación, la habitación es incluso más oscura que las otras habitaciones, al ver esto Yeda dijo con sinceridad:

 __ Tu gusto es muy extraño, esas paredes oscuras, combinado con el hecho de que casi no hay nadie por aquí, hace que tu casa sea muy oscura- Dijo y forzó una sonrisa.

 Lincon no dijo nada, solo caminó hacia un sillón en la esquina de la habitación, el lugar es enorme y el olor es muy bueno, pero Yeda no podía sentirse cómoda.

 Al ver la mirada confusa de Yeda, Lincoln se aclaró la garganta un par de veces y luego habló:

 __Sé que debes estar preguntándote dónde voy a dormir, hay un colchón debajo de la cama, voy a dormir en mi otra oficina, siéntete libre de explorar cada rincón de esta casa, ya estás en casa-Habló con una voz dulce mientras tenía una hermosa sonrisa.

 Al escuchar que Yeda se sintió un poco rara, había tanto cariño en sus palabras que de repente se emocionó, pero logró disimularlo bien y corrió al baño, cerró la puerta, se miró al espejo y habló en voz baja:

 __Si sigue tratándome así no sé hasta cuando podré soportarlo, Nuestra Señora de la Sequía, es tan hermoso este hombre jajaja.

 Ella se rió de sus propias palabras y pronto comenzó a desvestirse, luego de darse una ducha fría para apagar ese fuego que quema su cuerpo, envolvió su cuerpo en una toalla blanca y salió del baño, para sorpresa de Yeda, Lincoln estaba sin camisa. y casi quitándose los pantalones.

 —Lo siento, no fue mi intención, voy a cerrar los ojos.

 Mientras hablaba, Yeda se tapó los ojos con una mano, mientras se abanicaba con la otra, “qué mal trabajo”, pensó al recordar el pecho bien formado de Lincon.

 El hombre, a su vez, solo sonrió tímidamente mientras luchaba por llegar al baño.

 Al estar sola allí, Yeda deja escapar un suspiro de alivio mientras buscaba ropa cómoda, vestía un mini short de tela ligera, una blusa de tirantes de tela ligera y no usaba sostén, se puso un poco de perfume y se sentó en la cama. Ella no pensó que fuera justo dejar que Lincoln se las arreglara solo.

 Aproximadamente 20 minutos después, Lincon finalmente salió del baño, su cabello goteaba agua de modo que mojó los lentes de Lincon, dejó a Yeda bastante angustiada, por lo que deliberadamente tomó una toalla y comenzó a secar el cabello de su esposo, su tacto era tan suave que Lincon De repente se sintió tranquilo, la gente normal cierra los ojos y disfruta el momento, pero Lincoln no podía, recordar eso lo enojaba:

 —Déjame hacerlo, por favor lleva el colchón a la oficina- Dijo en un tono inexpresivo.

Yeda tragó y solo asintió mientras hacía lo que le pedía, de repente la lluvia se convirtió en tormenta, los fuertes vientos, relámpagos y truenos desesperaron a Yeda, su rostro estaba pálido, sin importarle la vergüenza. Yeda abrazó a Lincon y habló con voz ahogada. :

 —Duerme conmigo esta noche, me temo.

 de trueno- Habló mientras se acurrucaba en los brazos de Lincon.

 El hombre parecía petrificado y todo lo que pudo decir estaba bien. Luego se acostaron muy cerca el uno del otro planeando dormir.

 Desde pequeña Yeda le tiene miedo a los truenos, fueron Yana y después Felipe, quienes la apoyaban en noches como esta, todavía asustada, Yeda se aferró aún más fuerte al hombre y con la cabeza en su pecho, Yeda cerró los ojos. y dormí profundamente.

 Al ver ese rostro sereno Lincon se puso muy feliz, no había estado tan cerca de una mujer así en años, un inmenso deseo de besarla intentó tomar control del cuerpo de Lincon, pero por respeto a Yeda, Lincon no lo hizo. cualquier cosa.