Creyó que la princesa había muerto, pero ella vivió feliz como plebeya, trabajando en las tierras de su propio palacio, todo cambia cuando un Rey por tregua reclama a la princesa en matrimonio, sin saberlo la Reina malvada, ofrece a la plebeya, la hace pasar por princesa, aunque en realidad lo es. La Reina malvada se siente ganadora e indestructible, pero todo cambiará cuando una guerra entre tronos se desate.
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capítulo 14, DESTERRADO
En el Reino Blanco, Amadeo y Esmeralda seguían bajo perfil, ellos extrañaban mucho a Alba y por su puesto estaban preocupados porque no sabían cómo el Rey estaba tratando a la Princesa.
Pero esa tarde el informante del Reino Azúl había dejado un mensaje y Esmeralda estaba justo llevando el té a la Reina.
—Su majestad, el informante dejó dicho que el Rey mejoró de salud y está muy feliz con su Reina—Comentó Victor el consejero.
—Eso quiere decir que cayó en la trampa, la plebeya está haciendo bien su trabajo—comento Ofelia tomando el té.
Esmeralda escuchó todo y sintió felicidad por saber que la princesa estaba a salvó y feliz, al parecer Martha no se había equivocado.
Cuando terminó su jornada y se encontró con Amadeo, le dio la gran noticia, saltando de felicidad. Ellos también se habían enterado de los robos y saqueos que habían hecho al Rey Verchiel y por eso su molestia.
El éxodo había cesado, al parecer la situación del Reino Blanco había mejorado, los campesinos podían por lo menos comer de su propio trabajo y vivir sin tanta presión por parte de Ofelia.
En el Reino Azúl, Verchiel había dado la orden de liberar a los pobladores y los había colocado para trabajar en su Reino.
También decidió bajar a los calabozos y confrontar a Uri, aunque el Rey mostraba amor frente a Alba, no toleraba una traición o una deslealtad, lo que había hecho Uri no tenía perdón.
La puerta del calabozo se abrió y Uri al ver quién entraba se postró en el suelo
—¡Su majestad! No soy digno de su visita—dijo con vergüenza.
—Es imperdonable lo que hiciste Uri, ¿Cómo pudiste actuar de esa manera?.
—Me dejé llevar por la rabia, creí que lo habían engañado y quise castigarla.
—Uri es una mujer aún si fuera plebeya o si me hubiesen engañado, no debías tratarla así, quisiste—hizo una pausa—mejor no termino la frase.
—Su majestad no debe dejarse engañar por la Reina Ofelia y esa mujer sucia.
Verchiel se inclinó y de un solo movimiento levantó a Uri mirándolo a los ojos y le gritó.
—¡Es la heredera del Reino Blanco, hija del Rey Morgan y ahora es mi Esposal!, te prohíbo nombrarla en mi presencia. He dejado que vivas, pero no permitiré que hables de mi Reina, si sigues así no tendré contemplación contigo Uri!
Uri se quedó mudo, pudo ver en los ojos del Rey la rabia y la verdad de lo que decía, sus lágrimas rodaban por las mejillas y Verchiel lo soltó de su agarre.
— Te perdonaré la vida, saldrás de este calabozo y del Reino, jamás volverás a formar parte de mis guerreros y mis tropas, vivirás como un simple plebeyo o peor aún como un vagabundo sin rumbo.
Verchiel salió del calabozo dejando la orden a los demás caballeros. Uri estaba deshecho para él había sido mejor la muerte, el simple hecho de ser el jefe de los guerreros y que ahora no lo fuese, era ya una gran humillación, desterrado del Reino salió Uri derrotado en busca de algún lugar.
El Rey y Alba visitaron el Reino ella pudo ver a su gente trabajar y feliz, los niños se acercaron a ella le hicieron reverencia pero luego la abrazaron ensuciando su vestido, al Rey no le agrado pero a ella no le importó, su alegría desbordaba y el Rey se veía tranquilo.
Al parecer la tranquilidad y felicidad había llegado a la princesa esa tarde y el Rey anunció a su pueblo algo muy importante.
—Mañana será la coronación de la Reina de nuestra Reina, será un gran agasajo, ¡querido pueblo debemos festejar que tenemos Reina!
Una gran algarabía se formó, los pobladores estaban felices, todos estaban a la expectativa de conocer a la Reina, pero al ver el rostro de felicidad del Rey, sabían que era digna de su admiración también.
Martha se reunió con la princesa, por la orden que le había dado el Rey. Tomando el té comenzó a hablarle sobre la vida y la sexualidad de la mujer.
—Princesa y ¿qué fue lo que te enseño Esmeralda sobre los Herederos, sobre tu sexualidad?
—Seguro el Rey te envío, por qué quiere un heredero, le dije que pronto llegará por qué ya dormimos muy juntos.
—¿Solo durmieron juntos?¿no hicieron otra cosa?—indagó Martha.
—También me besó—sonrojada.
—Pero princesa así no se hacen los herederos, te lo voy a explicar, pero debes prestar mucha atención.
Martha explicó con lujos y detalles, todo lo referente a la intimidad entre un hombre y una mujer, Alba está sorprendida, pero entendió todo perfectamente.
—¡Ahora entiendo!, con razón algunas noches yo escuchaba a mi madre Esmeralda gritar y pedir más, yo no entendía, creía que le dolía algo, pero no entendía por qué pedía más, algunas veces creí que mi padre Amadeo le estaba colocando alguna pomada.
Martha estaba riendo a carcajadas, tanto que no podía controlar las lágrimas, Alba también reía y decia.
—he quedado como una tonta frente al rey, con razón me miraba extrañado— se limpiaba las lágrimas—ahora como lo voy a mirar, me da mucha vergüenza.
—No debes sentir vergüenza, con él, es tu esposo y debes tener confianza con él—le dijo Martha más calmada.
—¿Entonces todo comienza con los besos?— volvió a preguntar Alba.
—Si mi princesa, con los besos y caricias, bueno ya le expliqué también los tipos de besos y lo que se siente.
—si, si, hoy práctico con el Rey, aunque siento vergüenza.
—Ya verá que poco a poco perderá la vergüenza, y lo van a disfrutar los dos. Además cuando su majestad quiera algo, solo debe acariciar al Rey y besarlo como a él le guste y verá que la complace.
—¿De verdad puedo lograrlo con un beso?.
—Si, su majestad a mí siempre me funcionó con mi esposo.
Más tarde llegó el médico, quien también le explicó más a profundidad y le habló sobre el embarazo y el parto, ella era una joven que amaba aprender y estuvo muy atenta a todo.
Por la noche los Reyes se volvieron a encontrar para cenar juntos, está vez Alba se veía más sonriente con el Rey y más cariñosa, él lo notó y le agradó.