Sólo En Tu Mirada

Enrique

Todos en esa habitación sentíamos que el espacio de pronto se hizo pequeño, cada quien tenía muchas cosas por decir; sin embargo, nada salió de nuestros labios por unos minutos, hasta que rompí el silencio y pregunté: - ¿cuándo nos vamos señora Elena?

- supongo me acompañará.

- Me toca lo más difícil, teniente. - me respondió.

Y Daniela preguntó. - ¿Qué es eso, mamá?

enfrentar a tu abuela, después de tanto tiempo. Dijo.

Y volvió a tomar la mano de su hija, yo no tenía palabras, sabía que debía llevarla hasta la tumba de su padre y cumplir con todo lo que me indicó Luis Felipe, por lo tanto, intervine diciendo: - Sabe que debemos irnos cuanto antes, yo le di mi palabra a su padre de que la llevaría y la regresaría a su casa sana y salva, - Hice una pequeña pausa y continué - sin embargo, no dispongo de muchos días.- no quise decir cuántos días tenía libres, si conozco algo de las mujeres, dejaría todo para el último día.

Entiendo que debe ser planificado, solo debo hablar con el abogado y todo se hará a la brevedad posible, se hospedará en un departamento que tengo en la ciudad mientras está allá y después de la lectura del testamento, dos días máximo se hace el cierre legal y terminamos para volver a su vida normal.

-Jamás volveré a tener una vida normal. -dijo Elena.-, en ese momento dos lágrimas rodaron por sus mejillas y Daniela quien siempre le había sostenido las manos, soltó una y le limpió el rostro. -Madre, siempre has sido una mujer fuerte y nos has enseñado que todo lo que sucede tiene un propósito, Dios dispuso que sucediera así, solo ten paciencia y cumple con lo que tengas que hacer.- Todo esto lo dijo de forma pausada.

Ella agarró las dos manos de su hija y las beso.- Tienes razón, esta misma noche hablaré con tu abuela, no será fácil explicar todo, espero que me entienda, - y giró su mirada hasta mí. Teniente llame al abogado y dígale que en dos días máximo estaremos allá, por la estadía no se preocupe yo tengo familia donde poder llegar y sé que me esperarán con mucho gusto.

- Bueno si es así, está hecho. Respondí.

- ¿cuántos días cree que voy a tardar? Preguntó.

- Entre cinco y seis días,- dije:- pero déjeme confirmar con el abogado. Volví a hablar.-

Y agarré mi teléfono y marqué el número del abogado, sonó el tono, sonó y sonó, se escucha un sonido de la computadora," el suscriptor que usted ha llamado no puede ser localizado" marqué nuevamente y al tercer tono contestan:

-Buenos días, ¿abogado Márquez?.

-Si, el habla, . Respondió.

oh, soy el teniente Olivera Castillo, sabe quién le habla.

- Por supuesto, como estás teniente, y dígame ya contacto con Elena.

-Muy bien gracias a Dios, si señor, estoy con ella en este instante, y necesitamos saber cuántos días debería estar ella en la Ciudad?. - Respondió.- Necesitamos un día para la lectura del testamento que puede ser el sábado o domingo dependiendo de las circunstancias, pero los trámites legales deben ser días laborables, por tanto, si todo sale bien y no hay objeciones el día miércoles debería estar listo,- me explicó.

- ah ok, está bien. - asentí.

-¿Puedo ir haciendo los trámites.? - preguntó. - Si, perfecto en dos días estamos allá. - respondí.

- Que tenga buenas tardes me dijo.

igual para usted y muchas gracias.

Y colgué la llamada.

Mientras se suscitaba la llamada telefónica el señor Gilberto hacía café.

Daniela

De pronto el ambiente cambió creo que se hizo más ligero, yo sostenía las manos de mi madre, sentía que un ligero temblor la recorría, cuando el teniente finalizó la llamada explicó: -correctamente, si en dos días estamos allá, el día miércoles debemos estar de vuelta a más tardar, decir cinco o seis días como suponía -puntualizó.

Yo miraba la expresión en su rostro era serio, casi inexpresivo, la cual suavizó al verme y encontrarnos mirándonos era el acabose, escuché como mi padre carraspea para llamar la atención y nos sirve café a todos.

Coloca el envase con azúcar y dice pueden endulzar a su gusto, veo a Enrique colocar una cucharadita y revuelve, lleva la taza a su boca y toma el primer sorbo, ese hombre se ve delicioso, y pienso como será besarlo después de tomar café, ¡uf! Aunque suene trillado el café adquiriría para mí un nuevo gusto.

Me recriminó mentalmente, Daniela estás loca. Y preparo mi café, doy vuelta con la cuchara y no lo tomo, me levanto de la mesa y llevo mi taza de café, mi madre pregunta:- A donde vas? - A ver a Joshua, está muy tranquilo.- dije. Y salí, por el pasillo, reflexioné en lo sucedido, será difícil para mi madre hablar esto con mi abuela, al final Luis Felipe ganó tendría que aceptar todo, como siempre dispuso, no era él definitivamente, siempre fue un plan de Dios, lo que más me inquietaba era ese amor que los unió sin saber, pero eso era en esa época, ya no creía en príncipes azules, ni cuentos románticos, en estos tiempos todo es interés y ya.

Al entrar en la habitación el niño estaba dormido, el televisor con todo el volumen y la ropa que había colocado en la cama para que se cambiara seguía en el mismo sitio, apago el televisor y coloco la taza de café a un lado de la mesa, tomo una manta que pongo sobre mi hijo, halo un taburete y me siento tomo mi taza de café mientras me contemplaba en el espejo de la peinadora, por Dios, seguía con el uniforme, ya no llevaba maquillaje, ahora era unas ojeras producto de una mala noche y un chichón en la frente que ya estaba morado producto de un mal pensamiento, porque eso era Enrique para ella, un mal pensamiento, que no llegaría a nada nunca, aunque sus sentidos se desbocasen con solo pensarlo, sabía que nada tenía que hacer en la cocina, su mamá era muy sensata, ya estaba tranquila y ahí estaba su papá con ella, luego de cuadrar todo el teniente se iría, así que decidió darse un baño, una ducha la relajaría.

Terminó su café, se desvistió y entró al baño, con cautela cerró la puerta sin hacer ruido para que su hijo no se despertase, sintió el agua correr por su espalda, incorporó su cabeza hacia atrás y dejó que el agua cayera por todo su cuerpo, se colocó champú y masajeó su cabello lo lavó bien luego un poco de acondicionador no era fácil mantener su cabello dócil, ja, ja,ja, era rebelde como ella.

Estuvo más tiempo del planeado en la ducha, cerro la llave del agua, se colocó una toalla en la cabeza y se envolvió en la otra. Finalmente, se colocó crema en todo el cuerpo sacó de un cajón su ropa interior y escogió un conjunto de short negro y franelilla gris todo de licra, total, no saldría a ningún sitio, solamente debía corregir unas actividades de sus alumnos y ayudar a Joshua con una lección.

Dejo su cabello suelto para que secara de forma natural y salió con la taza en la mano hasta la cocina.

Ya era tarde, tendría que preparar algo para la cena del niño, difícilmente cenarían los adultos hoy en casa, grande fue su sorpresa cuando descubrió que Enrique aún continuaba en la cocina, conversando de forma amena con sus padres.

El fue el primero en verla entrar y sus ojos brillaron al igual que su rostro con una majestuosa sonrisa que le toco hasta el alma...