¿Tu Eres Mi Esposa? Completa

...Elena: ...

Me encontraba en el centro del escenario, frente al micrófono, a dos metros de Elliot, muchos músicos tras nosotros.

Estaba increíblemente nerviosa, si bien los nervios al escenario nunca desaparecen, sabia que el causante de mi inestabilidad era el hombre sentado en el piano.

Comenzó a tocar una hermosa melodía que yo conocía bien.

Su perfil definido, con su cabello muy bien recortado, ya no llevaba su vendaje y ese esmoquin que lo hacía tener un aire inalcanzable, me estaban robando el aire.

Y como no sentir admiración por una persona como el, era un buen hombre increíblemente atractivo, que además está lleno de virtudes, solo mírenlo está tocando el piano como si fuese un profesional.

Era hipnotizante observarlo.

El marco mi entrada, cerré los ojos y me dejé llevar.

“Llegaste abriendo un camino

Cambiando al destino de sitio

¿Y qué serás? que esta vida gira entorno a ti

¿Y qué me das? que todo es bueno si tú estás aquí

Déjame darte mis manos repletas de flores

Un beso callado como un pasaporte

Que pueda llevarte donde no has ido antes

Y deja que muera abrazada a tu espalda

Que solo en tus venas encuentre mi casa

Y quiero amarte como no lo ha hecho nadie”

Sentía la musica.

Abría mis ojos ocasionalmente solo para ver a Elliot. En un ocacion lo encontré viéndome fijamente y me perdí en sus ojos, comencé a cantarle.

“Es tan relativo el tiempo

Porque a tu lado solo existe el momento,

Quiero tener adentro un segundo corazón

Para poner tu nombre justo en medio de los dos, oh

Déjame darte mis manos repletas de flores

Un beso callado como un pasaporte

Que pueda llevarte donde no has ido antes

Y deja que muera abrazada a tu espalda

Que solo en tus venas encuentre mi casa

Y quiero amarte como no lo ha hecho nadie

Y deja que muera abrazada a tu espalda

Que solo en tus venas encuentre mi casa

Y quiero amarte como no lo ha hecho nadie

No lo ha hecho nadie, nadie, nadie”

Elliot terminó las últimas notas de la canción y su mirada nuevamente se encontró con la mía, los aplausos se escucharon.

- Ahora los novios compartirán un baile con nosotros- Se escuchó el anunciador.

El se levantó del banco, se dirigió hacía a mi y me tendió la mano. La tome y me ayudo a bajar los escalones hasta a llegar al centro de la pista.

Me parecía ver cierto orgullo en sus expresión pero no podía saberlo con certeza.

Nos colocamos uno frente al otro, colocó su mano en mi espalda baja, como lo había estado haciendo toda la noche y su contacto me hizo estremecer. Mi espalda estaba descubiertabierta así que cada vez que colocaba su mano se erizaba mi piel. Coloque mi mano en su hombro, el me empujó un poco más hacía el.

Tenía mi mirada agachada, los nervios me estaban comiendo viva.

Su respiración se volvió fuerte.

¿Acaso estaba inalando mi aroma?

-Eres completamente embriagante- Mi cuerpo se sacudido con esas palabras- No actúes tan nerviosa o todos se darán cuenta.

Estaba siendo muy evidente y el me estaba ayudando a centrarme.

Pegó su mejilla cerca de mi cien, de no ser por los tacones creo que tampoco alcanzaría su barbilla.

Nuestros cuerpos se tocaban.

Me permití inalar su perfume que era tan varonil, simplemente perfecto.

Danzamos lentamentee durante toda la melodía, yo ya no estaba en este plano, sin duda me encontraba en lugar donde sentía mucha paz.

No se como fue, pero de un momento a otro nuestros labios ya se estaban rozando.

¿Estaría bien besarnos delante de tanta gente?

Quería que él me besara, quería hacerlo.

Y como si mis deseos fueran escuchados poso sus labios en los míos.

Me beso de manera lenta, tierna pero profunda.

Podría besarlo una vida entera.

-Un aplauso para los novios- Se escuchó alguien en la multitud y también los aplausos.

Nos separamos.

Fuimos con los familiares de Elliot.

-Señor Elliot me gustaría hablar con usted- Un hombre con sobrepeso y mayor.

-Elliot se que no quieres separarte de tu esposa pero tal vez es importante lo que el señor Bolat quiera decirte- Dijo Reachel para que Elliot no quedara en evidencia.

Pude notar que Elliot estaba impaciente pero lo disimulo bien.

-De acuerdo, solo unos momentos.

Ellos se apartaron, me quedé con Rachel, aunque unos momentos más tarde ella se marchó con otros invitados.

Estaba sola en la mesa, y a lo lejos pude divisar a Franco quien me hizo una seña para que lo siguiera.

Lo pensé un momento, mi adrenalina comenzó a dispararse, no sabía si debía ir, pero había una oportunidad de hablar con mi padre y no iba a desaprovecharla.

Fui tras el, vi que iba a hacia los baños.

Justo antes de llegar a ellos se detuvo.

-¿Que diablos crees que haces?- Estaba furioso.

-¿Sobre qué? ¿Que hice mal?

-Tu maldito teatro de amor con Elliot.

No lo entendía ¿Que tenía de malo?

-No entiendo, solo es para que la gente no sepa sobre su falta de memoria.- Mentí pero se lo merecía.

-Ese imbecil no perdió la memoria, solo está actuando para acostarse contigo.

-Franco no creo que eso sea verdad, en verdad lo poco que he convivido con el me ha parecido, sincero.

-¿Y como explicas que pueda trabajar como si nada y que ademas haya tocado el piano? Dime ¿En verdad no te parece extraño?

Realmentee era extraño pero por alguna razón, quería creer que Elliot era sincero.

-Tal vez recuerda algunas cosas.

-Quiere llevarte a la cama- Me grito en la cara.

-Bueno ¿Y eso a ti que? ¿Acaso no me pediste que me ganara su confianza?

-¿Osea que?- Su cara pasó por mil colores.

Le pego como loco a la pared a lado de mi.

-Tranquilízate alguien puede vernos.

-Quiero que te divorcies de él- Me dijo.

-¿Que?- Esa idea no me gusto.

-Que ya no me interesa que te ganes su confianza.

-Franco no soy tu juguete no puedes decirme que hacer, ya me estás artando- Le grite a la cara también.

-Escúchame muy bien, el muy malnacido podrá tener lo que quiera pero no te tendrá a ti ¿me escuchaste? -Me señaló con el dedo.

-¿Pero quien te entiende? Eres un maldito inestable- Avente su mano hacia abajo.

-Dile que quieres divorciarte, eso nos dará tiempo en lo que te consigo VISA y pasapórte para que nos vayámos de aquí.

-¿Que? ¿De qué hablas?

Yo no pensaba ir con este Psicopata a ningún lado.

-Ya me escuchaste. No hay manera de salir de esto ilesos, por lo que tendremos que escapar fuera del país.

-Estas completamente desquiciado, no pienso ir contigo a ningun lado.

Me tomo de la barbilla, me pego a la pared y me susurro cerca de manera amenazante- No me hagas perder los estribos- Su contacto me daba repulsión.

Tome valor, como pude lo empujé.

-Si quieres que me vaya contigo cumple tu palabra y déjame hablar con mi padre.

-No lo harás.

-¿Que? ¿Por que? - Mis ojos se aguaron en un instante.

- No te mereces es el privilegio.

¡Ay! este maldito ya me tiene cansada.

-Más te vale, que me dejes hablar con mi padre o en este mismo instante suelto toda la verdad aquí mismo, no me importa que se arme un escándalo en tu “familia perfecta” - Hice comillas con los dedos en las últimas palabras.

-No te atreverías a ir a la cárcel- Me sonrió seguro, tomándose como nada mis amenazas.

-No me provoques demasiado, seguramente ahí encontraría más paz que estando afuera con esta maldita mentira- Lo vi a los ojos furiosa - Ahora cumple lo que prometiste o abriré la boca.

Apretó su mandíbula resignado.

Saco un teléfono celular y llamo a un número.

-Hola, necesito hablar con el señor Octavio.

Espero unos momentos.

-Señor Octavio ¿que tal?….. si señor hay alguien que quiere hablar con usted.- Quito el teléfono de sus oreja- Si dices algo de lo que está pasando, te arrepentirás.

Por fin me dio el teléfono y lo tomé.

-Papá.

-Hija- dijo con felicidad- ¿Como estas mi amor?

Mis ojos se cristalizaron, era su voz.

-Bien papito ¿Tu como estás? ¿Te están tratando bien?- Me costa fingir un tono de felicidad, cuando quería llorar a mares.

- Bien hija, las enfermeras son muy amables, me pero pareció una gran idea que me mandaran aquí en lo que están en su luna de miel.

Voltee a ver a Franco, el le había inventado muchas cosas a mi padre que no eran ciertas.

-Pero dime hija, ¿Cuando vienes a visitarme?

-Muy pronto papá, te lo aseguro, muy pronto estaremos juntos.

-De acuerdo, espero que también Víctor regrese pronto de su trabajo y que me venga visitar.

-Papá ¿has sabido do algo de el?

-Solo que está en un trabajo muy importante, que tu marido lo mando hacer y que por el momento no puede comunicarse mucho y dar tantos detalles.

-De acuerdo papá.

Franco me hizo una señal para colgar.

-Papito discúlpame pero ya tengo que colgar.

-No te preocupes hija, disfruten sus vacaciones, tu esposo es un buen hombre, cuídense mucho por favor.

-Así lo haremos papá, tú también cuídate mucho por favor, Adiós.

Colgué la llamada y me arrebató el teléfono.

-No creas que por que tu papá está bien, no me atrevería a retirarle el medicamento. Sabes bien que soy capaz así que no me provoques- Dio un vistazo para ver si no venía nadie, habían pasado varias personas pero al parecer no sospechaban nada- Creo que necesitaré unos dos meses para conseguir tus papeles.

Dos meses, solo dos meses para quedar a merced de este infeliz.

Debía conseguir pruebas, pruebas de que él era el único maldito autor intelectual, y descubrir dónde están mi padre y mi hermano.

-¿Papeles? ¿Para que? - Elliot salió del pasillo.

Todo mi cuerpo sintió un frío abrumador, la sensación de haber sido descubierta fue algo que no me gustó.

-Elena, me dijo que no tenía VISA ni pasapórte, y le dije que con gusto podía ayudarla a conseguirlos- Franco era bueno para mentir, mis escusas siempre eran más tontas.

Elliot me observo.

-¿Estas bien? - Me preguntó.

Asentí con la cabeza. Seguramente estaba pálida.

-No me gusta que te acerques a ella. - Elliot usó ese tono de voz que me hacía estremecer.

-Por favor hermano, somos familia, solo platicaba con mi cuñada.- Franco estaba risueño queriendo aliviar la tensión.

-Después del incidente en la casa, prefiero que te mantengas alejado de ella- Elliot dio unos pasos y se puso justo frente té a el cara cara.

Fue en ese momento que me di cuenta que Elliot era aun más alto que Franco, pero de complexión un poco menos tosca.

-Lo de ese día no volverá a pasar, ya sabes que aveces me gusta molestar. - El maldito enfermo no perdía la sonrisa de la cara.

- No te acerques a ella. Déjanos solos.

-Claro. - Franco rodeó a Elliot y el giro hacía mí quedando de perfil a Franco- Deberías cuidar más a tu esposa, tal vez un día se canse de ti y ya no la encuentres - Se fue riendo el muy mal nacido.

Elliot me vio a los ojos. Su mirada furiosa me hizo tragar saliva, hasta el momento no me había dirigido una de esas miradas.

-No me gusta que estés cerca de el.

-Yo solo vine al baño y me lo encontré- Me vio como si no me creyera- El comenzó hablarme, no quería hablar con él pero fue insistente y no quería tener una discusión aquí.

Iba usar el poco aprecio que Elliot le tenía a Franco a mi Favor.

-Solo aléjate de el.

-Lo haré.

Su expresión se aligeró.

-No le habia comentado que estás realmente hermosa esta noche.

Sonrei- Pues recuerdo claramente cuando me dijo que este vestido no le gustaba.

-Así es mentí al respecto-Estreche mis ojos.

-Seguramente es muy difícil como hombre soportar las miradas das lacivas hacia la que podría considerar su mujer.

-Mmm si pero, mientras a usted no le incomoden o le falten al respeto y tanto usted no corresponda puedo soportarlo.

-Entonces ¿cual es realmente te la objeción? Al vestido.

El voltea hacía los lados observando.

-Lo que realmente me molesta- camino hacía mi acorralándome contra la pared, me tomó de las caderas pegando su cuerpo al mío, para susurrarme- Es no poder arrancarle ese vestido, para hacerla mía en este momento.

Su aliento en mi oído hizo erizar mi piel, su perfúmeme me me tenia embriagada. Mi parte baja estaba palpitando. Me atreví a posar mis manos en su brazos.

No necesito bajar mucho su mano para llegar a la abertura de mi vestido, poder tocar parte de la pierna y el glúteo.

-Esta volviéndome loco- Besó mi cuello- Me provoca hacerla mía, hacerla gemir de placer.

Las palabras de Elliot habian sido las más atrevidas hasta ahora, yo no podía decir que no, no quería apartarlo.

Apreté el saco de su esmoquin

-Quiero estar dentro de usted, probar su miel.

Las palabras de Franco se me atravesaron como un rayo.

“ Ese imbecil no perdió la memoria, solo está actuando para acostarse con tigo”

-Espere por favor.

-¿Que pasa? - Preguntó confundido.

-Aquí no

-Claro- comprendió

-Chicos los están esperando, llevan un buen rato perdidos- Llego Reachel a avisarnos

-Claro enseguida vamos- Elliot paso una mano por su cabello peinando unos mechones que se le había movido.

-Reachel, yo ¿Me veo bien?

-Si, hermosa, ¿Por que no te verías bien?

-De acuerdo.

-Vamos- Elliot me tiende su brazo y yo lo tomo, me encanta que haga eso.

Nos fuimos al salón, con todos los invitados.