La Esclava Del Emperador

majestad, no hablará en serio...

- duque Smith, ¿a caso ve una sonrisa en mi rostro? _ mirada fulminante.

- no... no _ baja la mirada con nerviosismo.

- majestad, esta señorita es una esclava, no es ni siquiera una plebeya, no tiene un valor, ¿cómo puede entrar y descubrir los secretos de la corte?

- primer ministro, ¿a caso tiene miedo de algo?, ¿hay un secreto que no quiera que se descubra?

- no quise decir eso, majestad, la corte atiende asuntos confidenciales, recibirla en nuestras oficinas, sería muy peligroso, ella puede divulgar información delicada.

- comprendo, los casos confidenciales los lleva su oficina, y la mía, por lo tanto, los ministros que la recibirán son, el comercio, hacienda, justicia, educación, salud, y defensa _ los seis ministros nombrados se levantan un poco molestos _ el cargo de primer ministro engloba los cargos de los demás, si pasa estas seis pruebas estará más que capacitada.

- me sorprendería que pasara una _ dice el ministro de hacienda seguido de la risa de todos.

- ministro Norton, si no tiene nada bueno que decir no descubra su poca capacidad cerebral _ mirada fulminante.

Ante las palabras de Connor todos guardan silencio, haciendo un esfuerzo por no reír.

- gracias por esta oportunidad, majestad juro que haré lo posible para regresar el favor _ hace una reverencia < no es matrimonio, pero es una gran noticia, ahora cuídense viejos amargados, que los haré pasar los peores días de sus vidas > sonríe.

- las pruebas iniciarán mañana, señorita Sara, puede retirarse, los demás si no tienen otro asunto que atender también pueden irse.

Sara sale de la sala mientras que los ministros siguen discutiendo lo absurdo de la idea _ yo puedo, son solo tres años, debo marcar la diferencia.

- ¿qué dijo?

- ¡oh!, señor Franklin, me asustó _ se pone la mano en el corazón.

- no fue mi intención, solo venía a pedirle que me acompañe a recibir las visitas, cuando la escuche hablando sola.

- ¿ya llegaron?, vamos rápido, o se considerará una falta de respeto _ se va corriendo.

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Sara, Franklin, Olivia, y la señora Bárbara estaban esperando en la puerta del palacio, todos estaban ansiosos, Sara no sabía qué pasaba, pues no recordaba que alguien fuera tan importante como para tener a la señora Bárbara y a Franklin tan nerviosos.

Un llamativo carruaje dorado se detiene en frente de la puerta principal del palacio, dos caballeros altos y un poco malencarados salen de él, sus rostros reflejaban sus malas intenciones, y Sara lo percibió rápidamente, era como si esos hombres despidieran un hedor que alertaba a las personas de peligro que representaban.

- estamos aquí en nombre de su majestad, para darles la bienvenida a los duques de Terrent, el emperador se disculpa por no poder venir, pero en este momento está en una junta con la corte _ dice Franklin cuando los dos caballeros se paran en frente de él.

Los hombres no responden nada, se limitan a ver a Franklin y pasar al interior del palacio.

< vaya, que tipos, y yo pensando que lidiar con su majestad ya era demasiado > rueda los ojos _ estos días van a ser muy divertidos _ sarcástica.

- señorita Sara, ya que le divierte tanto, por favor guíe a los duques a sus aposentos _ ordena la señora Bárbara.

< tú y tu bocotá > _ como ordene _ hace una reverencia y se adelanta a los hombres _ mucho gusto, me presento soy Sara, les guiaré a su alcoba _ hace una reverencia.

- vaya, su majestad siempre tiene mujeres hermosas a su alrededor _ dice el mayor de los dos en un tono despectivo.

Sara ignora su comentario y comienza a caminar dirigiéndose al palacio de invitados _ su majestad ha ordenado preparar un banquete para su bienvenida, el evento tendrá lugar a las 8, es privado solo los miembros de la corte están invitados, esperamos que las decoraciones sean de su agrado, si algo les molesta podemos cambiarlo, los empleados tienen la orden de obedecerles completamente, claro mientras sus órdenes no comprometan las reglas.

- que nos acompañes esta noche ¿va contra las reglas? _ pregunta el más joven mientras la mira de pie a cabeza.

Sara comienza a sentir un escalofrío recorrer su espalda, pues al ser una esclava era considerada incluso inferior a una plebeya, por lo cual atender a un invitado incluía muchas cosas _ sirvo a su majestad, lamentablemente no puedo atenderlos a ustedes.

- es una lástima, te iba a tratar muy bien _ se acerca a ella y le acaricia el rostro.

- ¡YA llegamos! _ señala una puerta _ bueno espero se sientan bienvenidos, prepárense, un lacayo vendrá a por ustedes, cuando el banquete de inicio _ intenta irse.

- espera, a dónde vas _ la toma de la cintura _ si te portas bien, nadie lo sabrá, aquí todos nos respetan, puedo cambiar tu vida, dejaras de ser una esclava.

- Charles déjala, no la escuchaste es de Connor _ dice el mayor, pero el chico lo ignora e intenta besar a Sara, pero ella es más rápida levanta sus brazos y los baja rápidamente golpeando los de Charles luego lo empuja fuertemente mientras lo golpea en su pantorrilla derecha con su talón haciéndolo caer al piso.

- no deseo favores, y si quiere seguir con vida le recomiendo no acercarse a ninguna de las chicas de este palacio _ sacude sus manos y vestido con enojo y se va.

- que chica _ sonríe _ veremos si dice lo mismo esta noche.

- no te desconcentres _ entra al palacio.

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- SARA _ grita Olivia a ver a Sara acercarse y corre hacia ella _ dime ¿cómo son los duques? _ nerviosa _ me tocó hacerme cargo de su habitación.

- ¿qué?, no, no puedes _ la toma de los hombros.

- ¿qué ocurre?, no me asustes.

- esos dos son unos imbéciles, solo bastaron unos segundos para que quisieran desvestirme _ la sacude _ no puedes hacerte cargo de ellos, no quiero que te hagan nada _ la mira con preocupación.

Olivia sonríe con tristeza _ Sara, no lo olvides, somos esclavas, si los amos lo piden, debemos obedecer, estaré bien.

- no, ayúdame con la habitación del emperador, no tienes que ponerte en riesgo.

- no voy a morir, es humillante, pero es nuestro deber, tranquila _ sonríe.

- ¿por qué, por qué tiene que ser así? _ la suelta _ las cosas deben cambiar.

- eres muy buena amiga, pero que puedes hacer tú, también eres una esclava, y si no lo fueras aún sigues siendo mujer.

- a partir de mañana se me hará unas pruebas, para determinar si puedo ser más que solo una esclava, si logro pasar las pruebas, podré ser escuchada en la corte.

- ¿QUÉ?, no comprendo, explícame _ sonríe _ ¿acaso el emperador te quiere como prometida? _ suspira _ el amor.

- no digas tonterías, ven te explicaré _ la jala hacia la cocina.

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Al anochecer el banquete dio inicio, los hermanos Villiers estaban ya en el salón junto a Connor y los ministros, la música comenzó, Olivia tocaba una melodía en el piano Lilit la seguía con su violín, y otras chicas tocaban el arpa y liras, al centro del salón Sarah y tres chicas, bailaban con el rostro cubierto, su danza llamaba las miradas lascivas de todos los hombres en el salón, esto hacía que Sara se sintiera muy incómoda y con ganas de sacarles los ojos a todos, eran contados los que no prestaban atención o los que tenían expresiones más neutrales.

- vaya majestad, usted siempre consigue los mejores lotes de esclavos, mujeres hermosas y talentosas además _ dice Charles mientras se come con la mirada a Sara.

Connor nota como mira a Sara y aprieta sus manos con fuerza _ agradece a la señora Bárbara, ella es quien los elige _ molesto.

- claro hace años que no la veo, desde que tía murió, ¿dónde está esa viejita ahora? _ habla nervioso al ver los ojos de Connor.

- ¿años?, ella los recibió _ lo mira.