Tarde Para Volver A Amar?

BEA

No me quedo de otra que aceptar la habitación que la recepcionista me ofrecía- porque igual cual era el miedo si él era mi jefe y yo su simple secretaria -  así que después de registrarnos voy en busca del señor Sebastián que se encontraba en el salón bebiendo aún. 

Al llegar a donde estaba el- intento hablarle ya que se encontraba bebiendo y riendo totalmente fuera de sí.   

_señor Sebastián, ya es hora e irnos – le hablo gentilmente. – pero él no me responde solo se limita a seguir bebiendo.  

Así que como puedo lo logro levantar paso uno de sus brazos por mis hombros y poco apoco me voy encaminando como puedo con el hacia el elevador.  

Dios mío Pero este hombre pesaba horrores –digo para mí misma-  y como no si es todo un dios griego- pero borracho pesa aún más.  

Así que de apoco voy caminando con él, tratando de evitar que ambos nos cayéramos. – y sinceramente no era tarea fácil.  

Luego de llegar al elevador marco y espere unos segundos a que llegara- al llegar trato de montarme con el sin tambalearnos mucho ya adentro marco el piso 50 y empieza a subir.  

Recuesto un momento a el señor Sebastián de la pared para poder descansar de semejante peso.  

Pero en ese momento no sé porque se me vino al a cabeza estar desnuda debajo de él y presionada por su increíble cuerpo. 

Porque si todo lo que este hombre se ponía le quedaba perfecto, imaginármelo sin ropa ¡- madre mía.! 

QUE ¿? -    niego con la cabeza – pero acaso me he vuelto loca o que ¿? – pienso para mí misma.  

Cuando me percato que el señor Sebastián empieza a cercarse a mí. – y en cuestión de segundos me agarro de la cadera atrayéndome a él y pegándome a ese tonificado cuerpo – sin poder moverme.  

Y pega su frente a la mía. –  

_ otra vez vuelvo a soñar contigo?? –  que me has hecho para que noche tras noche sin falta alguna, sueñe contigo?? -  dios Bea, me gustas tanto, me traes loco – como quisiera que esto no solo fuera un sueño si no que fueras real y hacerte mía. -  que irritable es todo esto. – dice el suspirando, pero sin separarse de mí.  

Yo quedo completamente helada por lo que acabo de escuchar. -    el señor Sebastián soñaba conmigo? Eso era imposible.  

Pero el vuelve a apretarme más duro contra él y una de sus manos llega hasta mi barbilla obligándome a no moverme.   

_voy a besarte, y a disfrutar de ti como hago en cada uno de mis sueños.  – y sin más preámbulos me beso con posesión introduciendo su lengua en el interior de mi boca.  

Y sinceramente esa posesividad me gusto, me gustó mucho. A lo que me llevo también a responderle el beso.  

Pase mis brazos por su cuello- para unirnos más y esa acción hizo que el votara un leve gemido casi inaudible.  

Y yo no sé si era por el alcohol, pero me sentía muy bien que este hombre gimiera por mí.  

El elevador llego al piso y entre besos salimos de él.  – yo estaba completamente en las nubes.  

Me separo un poco de el para poder buscar la habitación que correspondía.  

_ quieres huir de mí. – no lo creo mi diosa ¡- dice agarrándome por la cadera. Con fuerza.  

_ necesito abrir la habitación señor Sebastián. – le digo entre risas.  

Ya después de que el me deja abrirla la puerta al entrar cerramos y el me arrincona contra la puerta.  

_ ahora si pequeña esta noche no vas a escapar de mí.  -  y nos volvemos a hundir en un beso.  

Yo estaba completamente hundida en el deseo.  

El eleva una de mis piernas e introduce una de sus manos por el interior de mi vestido. – gimo a ese contacto que se sentía tan increíble.  

Él se separa a unos cuantos milímetros de mí y sin aire y habla. 

_quiero arrancarte ese vestido y devorarte toda ¡- dice con la voz tan roca y sexy que los bellos de todo mi cuerpo se tensaron. 

y si quería que me tocara, me devorara, ser del completa-  este hombre era una adicción – y para mi, mi perdición.  

Y yo sin pensarlo mucho volví a abrazarlo pagándolo más a mí uniendo nuestros labios con posesion.

Poco a poco en la desesperación nos fuimos quitando la ropa entre respiraciones entrecortadas y gemidos quedando en ropa íntima y Sin saber cómo o cuando, él me levanta en sus brazos y me conduce hacia la cama. – en la completa oscuridad de la habitación.  

Aunque esta era mi primera vez -  no estaba nerviosa porque desde que vi a este hombre siempre quise que fuera el primer hombre en mi vida.  

Al posarme en la orilla de la cama vuelve a hablarme con esa voz ronca.  

_ te hare mía! Pequeña Bea. como hago cada noche. – dice arrodillándose ante mí, con una sonrisa y abriéndome las piernas y depositando en mis muslos pequeños besos.  

Y en ese preciso momento se me olvido que éramos jefe y empleada.  – en este momento era una mujer que quería entregarse a este hombre completa.  

Sus besos recorrían suavemente mis muslos y por semejante placer hecho la cabeza hacia atrás y abro más las piernas para darle mejor acceso. 

Y entre jadeos le respondo.  

_ si ¡- por esta noche soy completamente suya. ¡ 

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