Voluntades Inquebrantables

Perspectiva de Richard

El combate se extendió por una hora entera.

Al final terminamos tan cansados que nuestros cuerpos estaban tirados en el suelo. Valian estaba hecho un ovillo por el dolor, mientras que yo estaba acostado con los brazos y piernas extendidas.

Estábamos tan cansados que levantarse era una tortura, sin embargo, él se levantó a pesar del dolor. "¿Cómo puede levantarse con tantos moretones en el cuerpo?".

"Sin duda su voluntad para seguir es increíble".

– Oye idiota, vete a bañar en las duchas de la arena. Estas dejando todo hecho un desastre –. Le dije, mientras jadeaba por el cansancio.

Estella se levantó, y se acercó a la arena.

– Este lugar huele a pocilga - su mirada se posó en Valian - y tu chico, parece que estas muy lastimado, que pena… ¿quieres que te cure? –.Su voz sonaba con tanta arrogancia que me dio asco, yo soy arrogante pero no menosprecio el esfuerzo de los demás.

"Eres buena chica, pero tu actuación para caerme bien es pésima".

– Gracias por la oferta señorita Estella, pero no deseo molestarla. No se moleste en gastar esencia de voluntad en alguien como yo, eso sería un desperdicio –. El tono que uso era tan sarcástico, que la comisura de mis labios se elevó un poco.

Cuando Valian dejo la arena y se adentró en la duchas, Estella se acercó y tomó una de las pesadas que estaban en el suelo.

– En serio jugaron con unas espadas, me da risa esto saben, esperaba ver algo más brutal, pero parece que incluso Richard puede perder, eso sí es nuevo –. Dijo ella, mientras soltaba una risita pequeña.

Si acepté a Valian para comprobar su teoría fue porque el muy terco no se rindió. Lo que más detesto es la pérdida de voluntad. Y Valian tiene VOLUNTAD.

"Aunque nunca me dijo su teoría, solo menciono algo superficial estoy seguro se eso. Mmm...".

– Bueno te doy el crédito chico, sabes ubicarte –. Estella lo dijo con un tono de desprecio.

Ambos se quedaron mirando, sus miradas eran de todo menos amistosas. Sabía que no eran amigos, pero esto supera por completo mis expectativas. Se nota que aquellos con un núcleo pequeño son marginados, sea de la clase social que sea.

"Este va a ser un día largo".

Además, la tensión se podía cortar con un cuchillo de papel.

Valian se frotó la cara con cansancio e hizo caso omiso a la provocación de Estella y caminó hacia los baños.

– Richard ¿para qué me invitaste? –.

La pregunta de Estella me sacó de mis pensamientos. La miré con un poco de ira reprimida, ella me devolvió la mirada con una ceja levantada en tono de pregunta.

Valian ya se había metido a las duchas.

– Escucha… Estella, te invité para hablar sobre tu propuesta de incluirte en los duelos académicos, sinceramente no creo que eso suceda–. Le respondí con emociones comprimidas, sin emabrgo, añadí: ‐ Además, con lo que escuché de Valian, parece que es un poco peligroso, también desearía que nos ayudes con tu sanación, para recuperarnos con rapidez –.

Una pequeña risita se escapó de los labios de Estella. Su mirada se volvió fría y lúgubre.

– ¿Por qué debería ayudarte a sanar a ese lisiado? Dame una sencilla razón para hacerlo –.

Me levanté del suelo, y me acerqué a ella. Estaba hecho un desastre, mi ropa hecha jirones. Mis manos estaban adoloridas, y mi rostro moreteado por los golpes en la cara. Ella me examinó un rato, luego dibujo una sonrisa en su rostro.

— Estella que te parece si hacemos una apuesta: si Valian consigue lograr que su teoría se haga realidad; yo te prometo que participaras en los duelos académicos. Y en caso de que Valian falle en su teoría; te prometo servirte por un año entero ¿Qué te parece? —. Le ofrecía este trato, por la sencilla razón de que, por lo general, los sanadores no participaban en los duelos, a menos de que sea en grupo, y Estella quería participar individualmente.

La expresión en su rostro se relajó, se acomodó su largo cabello y formó una cola de caballo con un moño lila. Ella me miró y acepto la apuesta.

– Pero primero dime de qué trata la teoría del lisia…

La interrumpí cuando activé mi voluntad, la mire con el ceño fruncido y le dije: – Deja de llamarlo lisiado, porque no lo es. Él se ha ganado el derecho a que se lo llame por su nombre –.

"En realidad hace mucho tiempo".

– Vaya, pero que cambio más radical para alguien tan orgulloso como tú –. Dijo ella con indignación.

– Siempre he sido así, solo reconozco al que se lo merece –. Le espeté.

Luego de que prometiera no volver a llamarlo lisiado, hablamos un poco más de lo que sucedería de ahora en más. Ella hizo ciertas preguntas, con las que respondí como pude, respecto a la teoría de Valian. Sinceramente es complejo pensar en crear una capa, eso sería imposible. Pero bueno, probemos.

Al final Valian salió del baño, vestido con una camisa blanca y pantalones negros, y unas botas con aletas, también de color negro. A pesar de haberse bañado, su cuerpo aún estaba lleno de magulladuras, y cortes donde sobresalía un poco de sangre.

Sin duda alguna le he dado una paliza.

Estella se levantó, señaló un colchón de entrenamiento y le dijo a Valian que lo trajerá y se acostára en él, porque iba a sanarlo rápidamente. Aunque el tono de su voz era de desprecio, Valian no dejó de tener esa cara de póker. Se pasó la mano por su cabello castaño, y la bajo por todo su rostro. Sus ojos marrones claro, estaban sin vida, por el dolor del cuerpo. Él dirigió una mirada con asombro a Estella, pero sin hacer preguntas hizo lo que le pidió.

– Señorita Estella… agradezco su colaboración, en serio le doy gracias –.

– Si como sea, solo acuéstate, y déjame hacer mi trabajo –.

Ella encendió su voluntad, sus ojos avellana parecieron tornarse de un color más vivo, como si fueran ojos dorados, un brillo etéreo se alojaban en sus ojos. Ella colocó sus manos pequeñas en el pecho de Valian, y un fulgor violeta emanaba de ellas.

Los Fronken son sanadores y aumentadores de gran calibre. Pues ellos poseen las artes de la vida, aquellas artes que sanan, dan vigor, en algunos casos más extremos incluso se podría decir que dan vida a lo muerto.

– Gracias… Estella –. Fueron las palabras de Valian.

A pesar de estar concentrada Estella se sobresaltó un poco, movió los ojos y bajo la mirada. – Quédate quieto Valian, ya volverás a jugar a las espaditas –.

Con eso dicho solté una carcajada que se escuchó hasta los pasillos.

Si, este día será largo.