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Luz O Oscuridad

Luz O Oscuridad

Status: Terminada
Genre:Completas / Amor prohibido / Vampiro / Melodrama
Popularitas:556
Nilai: 5
nombre de autor: J.WOLF

Un chico solitario, incrédulo de lo fantástico, ve su vida tranquila y aislada tras tocada por un encuentro inesperado con lo desconocido.

Ese momento cambiará todo: su corazón, antes apagado, latirá con fuerza, y la soledad que lo envolvía comenzará a desvanecerse poco a poco.

Ahora deberá enfrentarse a una decisión que definirá su destino:

¿Elegirá la luz o se rendirá ante la oscuridad?

NovelToon tiene autorización de J.WOLF para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Quién eres tu?

27/01/2019

Fue entonces cuando una voz nos detuvo en seco."

Voz de chica: ¡Hey, ustedes dos! (La voz resonó como un susurro afilado en la oscuridad, arrancándonos de nuestros pensamientos. Era firme, autoritaria, y provenía de las sombras). ¿Qué hacen afuera a estas horas?

Losert: (Un escalofrío recorrió mi espalda. Tragué saliva, intentando sonar tranquilo). Oh... lo sentimos. Estoy acompañando a mi amiga a casa. (Volteé hacia Elizabeth, buscando apoyo). ¿Verdad?

Elizabeth: (Sus ojos se entrecerraron, evaluando cada rincón de la oscuridad. Su postura era tensa, como si estuviera lista para atacar o huir). Sí, exacto. Solo me acompaña a casa.

Voz de chica: (Una pausa inquietante. Luego, su tono se llenó de escepticismo, casi como si se burlara). ¿En serio?

(El silencio que siguió parecía envolvernos, pesado, como si la noche misma estuviera conspirando). Si me disculpan, tengo una pregunta más.

Losert: (Intenté mantener la calma, aunque el ritmo de mi corazón me delataba). Adelante.

Voz de chica: (Su tono cambió. Ahora era bajo, casi como un murmullo cargado de amenaza). ¿Quién de los dos es el vampiro?

Elizabeth: (Un destello de terror cruzó su rostro. Su risa nerviosa rompió el aire, pero solo añadió una capa de incomodidad). ¿Qué? Esas cosas no existen... jejeje.

Losert: (Respondí sin pensar, como si eso pudiera alejarnos del peligro). Es verdad, eso no existe.

Voz de chica: (La risa que surgió fue apenas un susurro, pero estaba cargada de algo oscuro, como si disfrutara de nuestra incomodidad). Claro, ¿cómo pude preguntar algo tan absurdo?

Cuando dijo eso, un silencio incómodo se hizo presente, como si incluso el viento hubiera decidido detenerse. Poco a poco, la figura de la chica comenzó a moverse, sus pasos resonaban con un eco suave pero firme en el pavimento. Se acercó a la luz de la farola que apenas lograba iluminarnos, y fue entonces cuando la vi por completo.

La recuerdo perfectamente, porque su sola presencia imponía un miedo que no podía ignorar.

Era una chica de piel ligeramente morena, con cabello castaño oscuro que caía en ondas desordenadas. Su complexión era fornida, con músculos marcados, pero sin exagerar, como alguien que sabía cómo pelear si era necesario. Su altura superaba a la de Elizabeth, alcanzando quizá el metro setenta. Sus ojos, oscuros y penetrantes, parecían desnudarnos con una sola mirada, como si ya supiera nuestras respuestas antes de que siquiera abriéramos la boca.

Voz de chica: Me presento. Yo soy Elena.

Losert: (Intentando sonar tranquilo). Yo me llamo Losert, y ella es mi amiga Elizabeth.

Elizabeth: (Manteniéndose alerta, con un tono seco). Hola.

Elena: (Sonríe, pero su expresión tenía algo inquietante). Es un placer. Perdónenme por haberlos asustado. (Hizo una pausa y luego añadió con un tono más suave). Tengan cuidado de camino a casa.

(Sin previo aviso, puso una mano firme sobre mi hombro, inclinándose un poco hacia mí). ¿Puedo hacerte algunas preguntas?

Losert: (Algo desconcertado, pero queriendo parecer educado). Claro.

(Volteé hacia Elizabeth, intentando calmarla con la mirada). Espérame, solo será un momento.

Elena: (Hizo un gesto con la cabeza y comenzó a caminar, guiándome unos pasos adelante. Dejó a Elizabeth detrás, aunque pude sentir su mirada clavada en nosotros).

Elena: (Se detuvo y me miró directamente, sus ojos parecían analizar cada rincón de mi ser). Dime, chico... ¿estás bien?

Losert: (Fruncí el ceño, confundido por la pregunta). Sí, estoy bien, pero... ¿por qué lo preguntas?

Elena: (Se inclinó ligeramente hacia mí, su tono se transformó en un susurro cargado de una advertencia velada). No te asustes.

Fue tan rápida la acción que ni siquiera tuve tiempo de reaccionar. En un parpadeo, Elena ya estaba frente a Elizabeth. Era como si hubiera atravesado el espacio entre nosotros sin esfuerzo alguno, como si las leyes del movimiento no aplicaran para ella.

Elizabeth dio un paso atrás, visiblemente sorprendida, pero su postura se mantuvo firme, como si no quisiera mostrar miedo. Sin embargo, yo lo sentía en el aire, pesado, como una niebla que nos envolvía.

Losert: (Me quedé atónito, congelado por unos segundos. Mi mente tardó en procesar lo que estaba ocurriendo). No... Elizabeth.

Elena: (Me gritó, con una mezcla de urgencia y furia). ¡Ella no es humana! Seguro que solo te ofreció su amistad para devorarte.

Losert: (Corrí hacia ellas, el pánico me consumía, y grité). ¡Espera!

(De pronto, Elizabeth me miró, y algo en su rostro cambió. Su expresión ya no era la de siempre).

Elizabeth: (Gritó con una firmeza que nunca antes había mostrado). ¡No te acerques más!

(Sus ojos se clavaron en Elena, y su voz se tornó fría). Tiene razón... no soy humana. Solo quería un poco de sangre.

Losert: (Me detuve en seco, mi corazón latía con fuerza mientras sus palabras resonaban en mi cabeza).

(Pensé, aturdido): ¿Qué está diciendo? Esto no tiene sentido.

(Le grité, desesperado). ¡No te entiendo, Elizabeth!

Elizabeth: (Me lanzó una mirada fugaz, llena de algo que no podía descifrar. Luego, su voz se endureció, casi como si quisiera que doliera).

Ya no digas más. (Recalcó con fuerza). ¡SOLO TE ENGAÑÉ!

Elena: (Avanzó un paso hacia Elizabeth, interponiéndose entre nosotros). Ya no te acerques, chico. (Sus ojos destellaban peligro mientras miraba a Elizabeth). Mi trabajo es eliminar a estas bestias.

Elizabeth: (Rió, pero su risa era inquietante, como si el último rastro de humanidad en ella se hubiera desvanecido. Su mirada se volvió desafiante).

Mira quién lo dice. (En un instante, sus pies dejaron de tocar el suelo. Flotó hasta quedar a la altura de Elena). Solo eres un perrito perdido. (Terminó con una burla venenosa).

Elena: (Su cuerpo comenzó a cambiar, sus músculos tensándose, su rostro retorciéndose en furia). ¿Cómo me has llamado?

Elizabeth: (Se inclinó ligeramente hacia Elena, su sonrisa se volvió oscura). Perro extraviado. (Su propio cuerpo empezó a transformarse, sus ojos brillaban como dos brasas encendidas).

El ambiente se tensó de inmediato, como si el aire mismo se hubiera vuelto más denso. De repente, Elena comenzó a cambiar, su figura transformándose de manera tan rápida y brutal que me costó creer lo que veía. Su piel, antes de un tono cálido, se cubrió por completo con un pelaje suave y gris, como si fuera una capa que la conectaba con algo primitivo, salvaje. Las orejas de Elena, antes normales, se alargaron y se hicieron puntiagudas, adoptando la forma de un lobo. No solo su apariencia cambiaba, su presencia misma se volvía más grande, más peligrosa.

Una cola de lobo emergió de su espalda, moviéndose con una elegancia aterradora, como un péndulo que marcaba el ritmo de una nueva amenaza. Cada músculo de su cuerpo parecía fortalecerse, tensándose, preparándose para una acción rápida y letal. Su rostro, ahora más duro y animal, mostraba una mirada profunda y feroz, un brillo salvaje en sus ojos que reflejaba una furia contenida.

Mientras tanto, Elizabeth también empezó a transformarse, pero su cambio era aún más asombroso y desconcertante. El aire a su alrededor parecía volverse más pesado a medida que su cuerpo se alzaba, como si una fuerza invisible la empujara hacia una forma más poderosa. Sus ojos, antes oscuros y tranquilos, se tornaron de un rojo profundo, tan brillantes como el de una gema rara, como si una luz interna los iluminara desde dentro. En ese momento, sus colmillos se alargaron, afilados y perfectos, asomándose con una presencia palpable, como una advertencia.

El cambio no terminó ahí. De su espalda surgieron un par de alas largas y hermosas, de un rojo profundo que contrastaba intensamente con su cabello rojizo. Las alas se abrieron lentamente, batiendo el aire con una gracia inquietante, como si estuvieran hechas de fuego, pero sin quemar. Cada pliegue de sus alas era una obra de arte sobrenatural, tan impresionantes como peligrosas. A medida que sus alas se desplegaban, Elizabeth se alzó ligeramente del suelo, flotando con una ligereza que desafiaba la gravedad, haciendo que el mundo a su alrededor pareciera desvanecerse.

La transformación de ambas, aunque tan distintas en naturaleza, llenaba el espacio con una energía cruda y peligrosa. Elena, con su figura ahora parcialmente animal, emanaba una fuerza brutal, una amenaza tangible. Elizabeth, por otro lado, se había elevado a algo más allá de lo humano, una criatura etérea, una depredadora que caminaba entre los mundos. En sus ojos rojos, la oscuridad no solo residía, sino que parecía dominarla, reflejando una frialdad peligrosa.

Las dos criaturas, ahora en su forma más pura, estaban frente a mí, y yo, atrapado en su presencia, sentía que el tiempo y el espacio se detenían. El aire se cargaba de una tensión tan palpable que era difícil respirar. No sabía si estaba observando una pelea inminente o si simplemente era un espectador de un juego más grande, algo mucho más allá de mi comprensión.

Elizabeth: (Con una sonrisa fría, burlona) "¿Mira esto? Apenas eres una semiloba."

Elena: (Su voz se hizo más grave, llena de desdén) "Y tú... solo eras una vampiresa de rango inferior." (Sus ojos se fijan en las alas de Elizabeth, y una sonrisa cruel se asoma en su rostro.) "Esas alas son ridículamente pequeñas, ¿crees que eso te hace más poderosa? Jajaja."

Las dos se enfrentaron ferozmente,

como si cada palabra lanzada fuera un

golpe directo. La atmósfera se cargaba

de una energía casi palpable, el aire

pesado con la amenaza de lo que podía

estallar en cualquier momento. Las

miradas de Elena y Elizabeth se

entrelazaban, desbordando rivalidad,

pero también una peligrosa atracción

por el combate, como dos

depredadores acechándose en la

oscuridad.

Mi preocupación por Elizabeth creció

con cada segundo que pasaba. Sentía

cómo mi pecho se apretaba al ver que,

a pesar de su poder, la lucha no era

equitativa. Elena, con su forma salvaje y

su agresividad, parecía ser imparable.

De repente, con un movimiento rápido y

certero, logró herir a Elizabeth, quien

soltó un grito breve, pero agudo, que

rasgó el aire. Un resplandor oscuro

surgió de la herida, pero fue más la

expresión de dolor en su rostro lo que me hizo reaccionar.

Antes de que pudiera hacer algo, algo

dentro de mí gritaba que debía

intervenir, que no podía quedarme de

brazos cruzados. Pero fue Elizabeth

quien, en ese instante crítico, se dio

Cuenta de mi intención. Con una

rapidez que me dejó sin aliento, se alzó

del suelo con gracia, como si la

gravedad ya no tuviera poder sobre ella.

Sus alas se extendieron,

desplegándose con una majestuosidad

que cortó la tensión del momento,

Como si el aire se abriera ante su paso.

En un suspiro, Elizabeth ascendió hacia

las alturas, su cuerpo ligero y fluido,

llevándola lejos del alcance de la

agresión de Elena. Sus ojos, ahora un

brillo resplandeciente en la oscuridad,

se clavaron en los míos por un segundo

antes de que su rostro se tornara serio,

casi melancólico. El peso de la

situación se hizo aún más evidente

mientras la distancia entre nosotros

crecía, pero lo que más me desarmaba

era la sensación de que no podía

alcanzarla, de que ya no estaba en mis

manos protegerla.

A medida que Elizabeth se alejaba, el

Sonido del viento pasando a través de

sus alas era lo único que rompía el

silencio tenso, mientras Elena, furiosa,

miraba hacia arriba, incapaz de

alcanzarla... por ahora.

Elizabeth: (Cansada, con una sonrisa desafiante) "Esto no se quedará así." (Su mirada se clava en Losert) "Y tú, humano... la próxima vez, serás mi cena."

Elena: (Frustrada, viendo cómo Elizabeth escapa con rapidez) "No permitiré que te vayas." (Salta con fuerza, pero es inútil. Elizabeth ya está lejos, desvaneciéndose en la oscuridad) "¡Maldición!" (Su voz se rasga con furia y frustración, mientras observa impotente cómo la vampira se aleja).

Después de eso, Elena cayó al suelo, claramente agotada por la frustración de no haber podido detener a Elizabeth. Yo, completamente sumido en mi preocupación por Elizabeth, apenas notaba lo que ocurría a mi alrededor. Mi mente no podía dejar de imaginar lo que acababa de suceder, el peligro que ella aún enfrentaba...

Fue solo cuando Elena me habló, su voz resonando a través del caos en mi mente, que me di cuenta de que ya no estábamos solos.

Elena: (Gritando, molesta) "¡Oye, reacciona!" (Lanza una piedrita hacia mí) "¡Eh, chico!"

Losert: (Apenas la miré, pero mi instinto me hizo correr hacia ella) "¿Estás bien?" (Pensé para mí mismo) "Ahora entiendo lo que hizo Elizabeth… Bien, le seguiré el juego por ahora." (La llevé al quiosco, donde traté de calmarme) "Gracias... no sé qué habría hecho sin tu ayuda. Fue una sorpresa."

Elena: (Me mira con una expresión que no puedo leer del todo) "¿De verdad? No lo parece."

Losert: (Desconcertado, la ansiedad apoderándose de mí) "¿A-a por qué lo dices?"

Elena: (Su tono se vuelve más serio, como si esperara algo más de mí) "Me viste transformada, ¿y no me tienes miedo?"

Losert: (Dudé por un segundo, pero mi mente no podía parar) "¿Por qué habría de temerte, si fuiste tú quien me salvó de un vampiro?"

Elena: (Sonríe levemente, como si hubiera dicho algo correcto, pero sus ojos muestran algo oculto) "Buena respuesta, chico. Pero... ¿estás seguro de que no te da miedo lo que acabas de ver?"

Losert: (Me fijé en sus heridas, pero mi mente estaba en otro lugar) "¿Estás bien? ¿Te llevo al hospital?"

Elena: (Despreocupada, sus palabras se sienten vacías de temor) "No te preocupes. Mis heridas sanarán en un par de segundos."

Losert: (Pensé para mí mismo, mi corazón latiendo más rápido) "¿Cómo puede estar tan tranquila? ¿No se da cuenta de que soy mitad vampiro?" (Me quedé callado, tratando de captar cada palabra, cada mirada).

Elena: (Con voz grave, mirando profundamente en mis ojos) "Te llamas Losert, ¿verdad?"

Losert: (Por un momento, sentí que algo no encajaba, pero asentí, incapaz de esconder la tensión que sentía) "Sí… y tú eres Elena."

Elena: (Asiente lentamente, una sonrisa esquiva cruza su rostro) "Exacto. Mira, tengo que irme. Veré si logro alcanzarla, pero tú... tú ve a tu casa. Y espera mi visita."

Losert: (La duda me consume, pero trato de mantener la compostura) "¿Cómo sabrás dónde vivo?"

Elena: (Sonríe, esa sonrisa se siente como un acertijo) "Ya memoricé tu aroma, chico. Apestas a esa vampira. No hace falta que te preocupes, la próxima vez que te vea, será por una razón muy diferente." (Se levanta con total naturalidad, ignorando sus heridas, que se cierran como si nunca hubieran existido) "Esa chica... no sanará rápido. No ha bebido lo suficiente."

Losert: (Un escalofrío recorre mi espina dorsal) "¿Cómo lo sabes?"

Elena: (Sus ojos se vuelven más fríos, como si hablara de algo obvio) "Sus alas son pequeñas, Losert. Eso quiere decir que no ha bebido la suficiente sangre. Todo tiene una razón, incluso el ritmo con el que se curan. Nos vemos pronto."

Elena se marchó corriendo, dejando

atrás una sensación de incertidumbre

que me oprimía el pecho. Mi mente no

dejaba de dar vueltas, y la

preocupación por Elizabeth creció con

cada paso que daba hacia mi casa. No

sabía qué estaba pasando, pero algo

me decía que las cosas no estaban

bien. Mi corazón latía acelerado

mientras corría, tratando de ignorar la

incomodidad que sentía por lo

sucedido.

Al llegar a casa, una sensación extraña

se apoderó de mí. La ventana de mi

cuarto estaba abierta, un detalle que

me heló la sangre. Mi primer impulso

fue correr hacia allí, sin pensar, sin

detenerme. Cuando llegué a mi cuarto,

mi peor temor se hizo realidad.

Elizabeth estaba allí, tirada en el suelo,

su cuerpo inerte como si el aire mismo

hubiera decidido abandonarla. Sus

heridas seguían sangrando, la sangre

OScura empapando su ropa y el suelo a

Su alrededor. La visión de su

sufrimiento hizo que mi corazón se

detuviera por un instante. La rabia, la

frustración y el miedo se mezclaron en

una ola de emociones difíciles de

Controlar.

Me acerqué rápidamente, tratando de

calmarme, pero mi cuerp0 no respondía

como quería. La vi allí, vulnerable, y el

dolor de su estado me golpeó con

fuerza. Con manos temblorosas, traté

de detener el flujo de sangre, pero no

sabía qué hacer, ni cómo actuar. No

entendía cómo había llegado hasta allí,

ni por qué parecía tan frágil, tan..derrotada.El miedo creció en mí. ¿Qué podía

hacer para salvarla? ¿Era demasiado

tarde?.

CONTINUARA...

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Leticia Contreras
Excelente me encanta esta novela
Leticia Contreras
Es muy interesante /Heart/
Koichi Zenigata
¡Estoy tan ansiosa por saber lo que sucederá a continuación, por favor actualiza pronto! 😱
Mochi
¡Asombroso, sigue así!
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