Mi Cielo... Mi Infierno

Willow:

(Escuchen- We Have To go, Steve Jablonsky)

Bajé la velocidad de mi auto, la puerta de mi casa estaba abierta con personas que entraban y salían como si fueran los dueños, habían dos ambulancias y varias patrullas a su alrededor, los vecinos se iban asomando sin saber lo que estaba ocurriendo.

Empecé aparcar el auto, abrí la puerta lentamente, los vecinos estaban tan asombrados como yo en no tener idea de lo que estaba pasando, empujé la puerta de mi auto cerrándose por completo, mis pasos eran lentos y cortos, una desesperación tan profunda inundó todo mi ser.

Willow: Mamá…

Mis piernas me iban temblando, llegué al cercado, entrando poco a poco hacia el camino del jardín, no entendía, mi mente se empezaba a bloquear, apresuré a subirme, miré a unos paramédicos que solo me miraron sin saber quien era.

Oficial: Señorita, no puede pasar.

Willow: Es mi casa. ¿Qué… (tragando saliva) que sucede?

El oficial se apartó sin darme respuesta… lo miré pasando mi atención hacia la duela que estaba húmeda, escuchaba fuertes sollozos de mi madre.

Willow: Mamáaaa.

Me sostuve del barandal de las escaleras, me tropecé con mis propios pies, sentía que me pesaban demasiado así como mi cuerpo que no daba respuesta a seguir avanzando. Negué con la cabeza casi llegando a los últimos escalones, levanté mi mirada viendo al comandante Gerard Rossatti, que siempre hacía actos de presencia en algún asesinato o algún caso que aun estaban llevando ante la corte.

Me apresuré mirando a ese hombre, mi respiración estaba entre cortada… di varios pasos rápidos pero me sostuvo de los brazos.

Gerard: Señorita, no puede entrar.

Willow: Es mi casa. Aquí vivo. ¿Qué sucede? ¿QUEEE SUCEDEEEE?

El hombre intentaba detenerme pero un fuerte dolor en mi corazón me decía que había sucedido algo terrible… empecé a forcejear con él.

Gerard: Debe calmarse.

Willow: Suélteme, suéltemeeee. Mamáaaaaaaaa…

Mi madre hizo acto de presencia, entreabrí mis labios negando con la cabeza, sus ojos demasiados rojos de llorar.

Willow: No… Noo… MAMÁ… NOOO.

Negaba con la cabeza una y otra vez, empujé al comandante mandando casi a la pared, él se sostuvo recomponiéndose… entré a la habitación de Wellia, me quedé paralizaba al ver como estaban cubriendo el cuerpo de Wellia. Mis lagrimas caían sin explicación, no era como lo que había vivido hace un momento con Darío, esto, no, esto no era cierto, corrí hacía el baño, otro oficial y un paramédico me detuvieron.

Paramédico: Señorita por favor.

Willow: NOOOO… WELLIAAA… ¿Qué LE HICIEROON? WELLIA.

Mi cuerpo desesperado era casi levantado por los oficiales que me estaban sosteniendo para no llegar hasta el cuerpo de Wellia. Mis manos y mis piernas lanzaban golpes.

Madre: Willow, mi amor… tranquila…

Parmédico: Al parecer su hermana se suicidó.

Willow: MENTIRA, MENTIRA, ELLA NO PUDO HABER HECHO ESO… NOO ESO ES MENTIRA.

Miré hacia mi madre que ella se cubrió los labios ante lo que estaba viendo, la manera en que estaba, fue cuando supe que así gritó mi corazón cuando me dijeron que se había quitado la vida....

Willow: NO, NO, HERMANA, NOOO POR FAVOR NOO, DÉJAME ESTAR CON ELLA POR FAVOR, DÉJAME, POR FAVOR NO NOOOOO NOOO.

Golpeaba a los oficiales que ya no podían conmigo, el comandante en seguida se metió entre lo que estaba sucediendo, me sostuvo del rostro con fuerza, pero quería que me soltara, solo quería estar cerca de Wellia, saber lo que había pasado.

Gerard: Tranquilízate…

Sostuve sus brazos, mirando fijamente a este hombre que estaba completamente serio… sus ojos decían demasiado para apoyarme.

Gerard: Vamos a dar con la verdad.

Willow: ¿Cuándo? ¿Cuándo…?

El oficial me fue soltando al mismo tiempo que el paramédico, di unos pasos más rodeando su cuerpo, apreté tanto que no entendía por que estaba haciendo esto. Sus brazos rodearon mi cuerpo, necesitaba alguien que me apoyara en este momento, no me importaba si era un desconocido o un conocido, solo quería sentirme protegida.

Gerard: Esto llevará su tiempo.

Me aparté de él mirando hacia mi madre, extendió sus brazos me fui directo con ella, no lo podía creer, Wellia estaba muerta, estaba sin poder dar razón de lo que le había sucedido. Los paramédicos cerraron la cremallera de la bolsa en que la habían metido. La pusieron una camilla móvil, empezando a sacarla de la habitación, solté a mi madre, viendo que se fue tras de ella, caminé hacia el baño mirando la tina que tenía un poco de sangre y agua combinada. Miré que su ropa interior estaba sobre la meseta.

Willow: ¿Por qué? Wellia. Tenías una vida por delante.

Salí del baño cerrando la puerta, seguía con la mirada por donde había caído el agua, no quería ni salir de la casa, los vecinos una bola de chismosos a la espera de enterarse y hacer que la voz corriera…

Mi pobre madre estaba demasiado inconsolable, no quería estar en su lugar y tener este dolor de perder a una hija de la manera que la había perdido.

Madre: ¿Qué hice mal hija?

Aparté mis lagrimas, en este momento tenía que ser la fuerte y no derrumbarme ante mi madre, negué con la cabeza sujetando su barbilla, sus ojos de tanta tristeza me partían el corazón.

Willow: No hiciste nada mal, no sabemos lo que realmente sucedió con Wellia y tampoco que la llevó a tomar esta decisión tan…

Mis lagrimas rodaron por mis mejillas, como pretendía darle ánimos cuando estaba con el corazón hecha trizas, dos golpes bajos en un solo día, nada se podía comparar con esto. La abracé con fuerza.

- Dios que habrá sucedido.

- ¿Quién habrá muerto?

- No veo a Wellia.

Miré a los vecinos que se hacían tantas preguntas, los oficiales entraron a la casa mirando a mi madre, ella en este momento no tenía tiempo ni palabras para atenderlos.

Oficial: Señorita, necesitamos acordonar el área del deceso.

Madre: Willow, no podremos darle santa sepultura como debe ser.

Las palabras de mi madre me mortificaban tanto, pero en ninguna iglesia se permitía el suicidio y saber eso era más doloroso para mi madre.

Asentí con la cabeza soltando a mi madre, le hice seña al oficial para ir de regreso dentro de la casa, varios oficiales y médicos forenses entraban con mi permiso, señalé hacia las escaleras dando el paso a ellos, tenían que hacer su trabajo y no podía dejar a mi madre.

Gerard: Señorita.

Willow: Willow.

Gerard: De acuerdo Willow. Tendremos que tomar el cuerpo de tu hermana para los estudios pertinentes y saber lo que realmente sucedió.

Madre: Estaba golpeada, tiene moretones por todo su rostro. Algo le hicieron.

Alexander: Buenos días.

Miré de reojo a otro comandante que había llegado, los dos se miraron entre si.

Alexander: Lamento la situación que han pasado.

Willow: ¿Cuándo me entregarán el cuerpo de mi hermana?

Alexander: Tendremos que procesarla como suicidio ya que todo indica que fue así. Sin embargo los médicos necesitan hacer la autopsia y saber que podemos encontrar.

Gerard: Tener certezas Willow, lo de tu hermana…

Alexander: Señorita Willow, han sucedido acontecimientos con otras jovencitas últimamente. Necesitamos que nos acompañe a la jefatura para hacer unas preguntas.

Madre: Yo, yo tengo que ir.

Gerard: De acuerdo.

Los dos se apartaron caminando hacia la casa, mi madre me miró tristemente.

Willow: todo va estar bien.

Los paramédicos cerraron las puertas de la ambulancia, se acercó uno hacia mi madre entregando unos documentos. Negué con la cabeza tomándolos en seguida, mi madre no estaba para hacer trámites y menos para firmar nada de lo que sea de Wellia. Los terminé firmando, se los entregué al chico que con una mirada tristeza ya me había dicho el lamento que todos tenían que sentir.

Oficial: Señora, tenemos que ir a la jefatura.

Willow: Mi hermana en que hospital la llevarían.

Paramédico: Ospedale, La vita Nostra.

Asentí con la cabeza, tragué saliva al saber que era en donde Darío trabajaba, mi madre levantó su mirada hacia mí sosteniendo mi mano.

Madre: Darío la va a recibir.

Sujeté a mi madre de los hombros caminando hacia la patrulla el oficial gentilmente nos abrió la puerta, hice que mi madre subiera de primero, solté un gran respiro mirando hacia mi casa, era una tristeza que se podía notar en ella como cuando sabes que una tragedia sucede y lo que menos quieres es estar en ese lugar sin aliento de no poder respirar.

Oficial: Los comandantes cerraran su casa una vez terminado su trabajo.

Willow: Se lo agradezco.

Terminé por subirme a la patrulla, miré a los comandantes que salían haciendo anotaciones, parecían interminables, el oficial se acercó hacia ellos que hablaban de una manera tan baja que no podía entender que se decían entre labios.

Madre: Llama a Darío, hija.

Miré a mi madre, sé que no era el momento para hablar de mi situación, levanté mi mano donde se encontraría mi sortija, mi madre la miró sorprendida.

Madre: ¿Has perdido tu sortija?

Cerré mis ojos con fuerza negando con la cabeza, bajé la mirada sintiendo que mis lagrimas estaban escapando, abrí mis ojos mirándola fijamente.

Willow: Terminamos hace un rato mamá.

Entreabrió sus labios negando con la cabeza, pasó su mano por mis hombros atrayéndome hacia ella, dejó un beso en mi frente acariciando mi cabello, sujeté con fuerza su brazo terminando por quebrarme ante mi madre.

Madre: Saca todo lo que llevas mi amor, es doble dolor lo que tienes… No se trata de un amor que no se logró. Lo que daría por haber ocupado el lugar de ustedes y no dejar que sufran…

Mis manos apretaban cada vez más los brazos de mi madre, me estaba muriendo por dentro, dos sufrimientos a la misma vez no era fácil, pero me dolía más lo de Wellia que se fue sin despedirse, sin hablar de lo que pudiera estar pasando en su vida.

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Willow