Cegada por el primer amor confío en que era correspondida dando paso a lo que fue y lo que será la vida de Diana, una adolescente que comienza a experimentar una vida de maltratos
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Capítulo 13
Los años pasaron, poco a poco fui retomando la confianza en mi misma, algo que me ayudo mucho fue que Javier fuera encarcelado, fue entregado por la banda contraria para sacarlo de circulación, tenía tantos crímenes y cargos en su contra que no volvería a pisar las calles en su vida, no me alegraba de lo ocurrido pero sí me daba tranquilidad, aunque vivía bien lejos de él, ese temor de que me encontrara me persiguió por mucho tiempo.
Rubén siempre me alentó a continuar con mi vida, pero no volví a salir jamás con otra persona, también me motivo a terminar la secundaria y luego me ayudo a continuar mis estudios, claro lo hice luego de tres años, antes no fui capaz, lo hice cuando el pequeño Rubén comenzó la escuela y supe que Javier estaba tras las rejas, antes estaba negada a dejarlo en algún lugar y me lo llevaran. Fue así como me convertí en económica. Rubén había sido un padre más que perfecto para mi niño, motivo por el cual no le conté la verdad, no vi necesidad, al final él era sangre de su sangre y así le ahorraba el dolor de lo ocurrido, su abuela nos visitaba a menudo y estuvo de acuerdo en ocultar la verdad también.
Ya hoy han pasado diecisiete años desde que me mudé con Rubén y todo mejoro en mi vida. Aunque fingimos ser una pareja siempre dormí con mi pequeño, así que él nunca pregunto, ni sospechó que no fuese así. Hoy tiene diecinueve años, cursa el primer año de la universidad. La universidad de encuentra un poco lejos de nosotros, esto impide que nos veamos con frecuencia, solo nos visita en fechas festivas, su próxima visita será en diciembre y aún falta mucho para eso. Separarme de mi hijo y dejarlo ir es lo más doloroso que me ha ocurrido en la vida, se que es grande y debe hacer su vida, pero a la misma vez me duele ver cuan rápido pasa el tiempo.
Luego de marchara a la universidad, sentí un profundo vacío en mi interior, incluso perdí el trabajo, no comía, nada me motivaba, entre en depresión, claro eso jamás se lo conté a mi hijo, yo sufría en silencio. Cuando me quedé sola fue como si el mundo se desmoronara, todo perdió el sentido. Tampoco tenía un hobby o algo que me gustara hacer en mi tiempo libre, ya que vivía para y por mi hijo. Me di cuenta que he pasado mi vida pensando en los demás, pasé de adolescente guiada por los padres a obedecer órdenes y maltratos de Javier, luego fuí madre joven cosa que no me arrepiento jamás, pero dediqué los siguientes años de mi vida a educarlo, cuidarlo y darle el amor y apoyo que no tuve, entonces ahora me siento extraña, sin serle útil a alguien.
Con sus estudios el pequeño Rubén dejo de llamar con frecuencia, a veces pasaban tres días sin llamar, esto también provocó en mí una mayor tristeza, ya que sentí que no le era útil, también tenía novia cosa que me alegra mucho, prometió traerla en su próxima visita, aunque ya nos hemos presentado con algunas llamadas, se ve bonita y se nota que mi hijo la quiere mucho. Yo le he enseñado valores y respeto hacia la mujer, para que no sea como su verdadero padre.
Rubén y yo nos hemos convertido en hermanos, él es quién me da ánimos cuando me ve derrotada, ha sido mi madre, padre, amigo, mi sostén en la vida. Así que cuando nota mi depresión o mis pocas ganas de seguir adelante, como estoy ahora, me obliga a levantarme. Lo primero que hizo fue buscarme trabajo en un pequeño restaurante cerca de casa, para que llevara la contabilidad, también me inscribió a un gimnasio.
Él también había cambiado mucho, así como su situación sobre su orientación sexual, al pasar de los años los tiempos han cambiado y no hay tanto tabú con relación a la homosexualidad como antes, cada vez son más las personas que son profesionales con su orientación y son bien recibidos, así que decidimos que era hora de dejar de fingir.
Rubén ya pasa de los cuarenta años, fue justo en su madurez que conoció al amor de su vida, no hace más que hablar de él, incluso ya han salido varias veces, él dice que para que todo sea perfecto solo falta que yo también me enamore y sea feliz. Hoy en la noche tienen una cena familiar, incluso yo fui invitada. Él le informo a su pareja mi historia, incluso se ha quedado en casa y nos llevamos bien, espero caerle bien a su familia también.
El único que faltaba por saber su orientación sexual era Rubén hijo, ambos teníamos dudas si contarle o no, no sabíamos como se lo iba a tomar, por eso decidimos en conjunto postergar contarle, ya que aunque el tenía una mente abierta, no sabíamos cómo le afectaría saber que su padre era gay, la pareja de Rubén estuvo de acuerdo, solo debían fingir cuando el estuviese en casa y serían en pocas ocasiones así que esa era la mejor opción de momento.