Ella solo quería obtener el trabajo soñado, ser maestra titular del Colegio Internacional para señoritas, pero solo consiguió ser la suplente, pero no solo eso, nunca pensó tener que soportar a los padres, caprichosos y llenos de poder que harían que la despidieran.
El haría cualquiera cosa para complacer a su pequeña hija, incluso conseguir a su querida maestra.
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No me gusta que me rechacen
Franco
La maestra me ignoró por una semana entera, parece que huía de mí. Una tarde le pedí que subiera a mi estudio mientras las niñas dormían su siesta. La vi entrar y dejé de revisar algunas propiedades que podían mostrar a unos clientes, cierro mi laptop.
— Dígame señor — dice parada en la puerta, dejando siempre una distancia entre los dos. Sonrió.
— Pase maestra, siéntase — le ordenó y cuando lo hace voy y me siento a su lado., se mueve incómoda y sin mírame a los ojos.
— Quería hablarle sobre lo que pasó, maestra — le digo y no me mira. — ¿o prefiere que la llame Camhile?
— Le dije que no lo volvería hacer, señor. Fue un error mío…
— ¿Por qué es un error? Le dije que podía usarla — juega con sus manos y pongo mi dedo en su mentón para que me mira
— Somos adultos Camhile, usted es una mujer bella — me mira y sus ojos son tan oscuros como ébano. — lo que hizo fue mostrar lo hermoso de su cuerpo — sigo — admito que me sorprendió. Pero le aseguro que lo disfruté.
— Señor yo ..
Tapo su boca con mi dedo y suspiro al sentir como su aliento roza mi piel mientras delineó sus labios gruesos y provocativos.
— No puedo dejar de pensarla y desearla…
Se levanta de golpe.
— No se confunda señor Rossi, yo trabajo para usted. Y lo que vio no fue nada más que una imprudencia de mi parte — aún está nerviosa mientras habla, tiembla su voz — no volverá a pasar. Y le pido que se mantenga como hasta ahora conmigo, solo tenemos una relación de trabajo. Lo que vio no le da derecho a nada más que eso!
Quiso irse pero no la dejó. me da la espalda.
— Entonces trabajemos — le digo con voz alta y on autoridad — cómo solo soy su jefe, vuelva y escúcheme que tengo que pedirle algo.
Me levanto y cuando vuelvo a mi lugar la miro y, no se ha movido, tiene la mano en el picaporte de la puerta.
— ¡Siéntese! — le gritó, ella se sorprende y me mira con rabia. — soy su jefe ¿no? — no dice nada, pero mi seriedad fue suficiente para que volviera a sentarse — tengo trabajo para usted.
La mujer me mira, y estoy cabreado lo sé, su rechazo fue como una patada en las pelotas, no soy de los que se conforman con un no. Soy su jefe pues así la trataré, como una empleada.
Cuando recupero mi compostura busco la tablet y se la paso.
— Dentro de dos semanas haré mi cena anual para mis clientes más prestigiosos — me mira sin mirar la tablet que le acerque — ¡mire por favor! — ella la toma — no le voy a decir lo importante que es para mí. Solo habrán clientes premium, así le digo a los que no estipulan en gastar millones en un inmueble. La mayoría son muy importantes para esta sociedad. Empresarios, banqueros, magnates que solo les importa gastar. La cena es para agradecerles, ya que por ellos he ganado mucho dinero. Yo los complazco y gana buenas comisiones, es mi trabajo.
Ella mira lo que le muestro.
— ¿Y en qué puedo ayudar yo? — pregunta — solo soy una maestra, no sé de esto.
— Sabes de niños — le respondo y sonrió, ella es buena con los niños, dedicada y le gustan. Lo sé, la veo con mi hija y la suya, es una vocación que se le nota — muchos de estos inversionistas tienen niños de la edad de mi Ghinger. Acostumbro hacer un agasajo para sus niños, haciendo mi hija la anfitriona así como yo soy la de sus padres.
La veo mirar y mirar la fotos de las cenas que hice anteriormente
— Solo deseo que está vez sea algo especial para los niños. Siempre es lo mismo, payasos y tonterías que las organizadoras de fiesta hacen. El año pasado no hice nada por lo delicada que estaba Ghinger pero está vez quiero que los niños la pasen bien.
No me mira pero me imagino que piensa en algo.
— Este es el número de Fenz — le acercó una tarjeta con el contacto de la mujer — que es mi asistente, llámela si necesita ayuda, pero me gustaría que usted se encargue. Tome está tarjeta — le entrego una y ella la toma — es mi tarjeta corporativa sin límites, usela para lo que sea. Este es el número de mi contador — le pasó otra tarjeta con los teléfonos de Frank — todo lo que gaste debe estar sustentado por facturas y recibos, se los suministra a él. No tengo límites de gastos pero debo llevar mi control.
La miro algo pensativa
— ¿Cuento con usted? ¿Hará algo nuevo y que le guste a los niños? Le enviaré la lista de los niños y sus antecedentes, algunos sufren de alergias, no toleran ciertas comidas. Tienes gustos especiales. Le recuerdo que si los niños están felices sus padres tranquilo y en paz, y ahí es que yo me encargo de verlos aún felices realizando sus sueños.
Ella me mira.
— Otra cosa. Algunas madres del colegio estarán en la cena. Quiere decir que alguna de sus alumnas vendrán y la reconocerán — le informo para que no se sorprenda, aunque igual al tener la lista de los niñas sambran de quienes hablo.
— Pensé que no quería…
— Creo que ya es hora de que lo sepan — le digo — solo que Alison no podrá estar, solo si quiere que se enteren que…
— No, prefiero que mi hija nadie la vea — me responde.
— Correcto, busque a alguien que la cuide esa noche. Que no deje que salga de su habitacion. Yo me ocupo de Ghinger es seguro querrá que ella esté también.
Asiente.
— ¿Está seguro que quiere que me vean? ¿Que sepan qué yo trabajo para usted? — me pregunta y siento duda en su voz.
— Me sabe a mierda si una de esas brujas del colegio la ven, algunas se callarán y otras querrán quizás hacer algo, pero yo me ocupo. No soy de dejarme pisotear y menos por unas mujeres con falta de atención, como las que vendrán esa noche. — conozco muy bien a mis invitados — A mí me importan son las chequeras de sus esposos, la mayoría ni dinero tienen en sus cuentas, los maridos las controlan, si no fuera así, muchas terminarían paseándose con sus amantes…— me quedo en silencio porque por un momento fue un imbécil de esos que creyó en darle libertad a su esposa y termino haciendo exactamente eso.
— ¿Algo más señor? — la miro. Por un segundo me perdí entre los malos recuerdos que me dejó esa mujer.
— Si, maestra — me levanto y le quitó la tablet. — quiero que use esto — le muestro un uniforme de institutriz, consta de una falda tubo hasta las rodillas y un chaleco tipo corsé de color azul con una camisa blanca manga larga con un corbatín que lleva un pendiente en el medio.
Si, he tenido mis sueños más eróticos al imaginarla en ese uniforme así y me daré el gusto esa noche cuando lo usé y sus atributos la hagan ver muy sexy. Lo sé, me acaba de rechazar, ¡pero que mierdas!
Quiero ver a mi querida maestra, con ese uniforme tan sexy esa noche.
.😂😂😂